Ada Colau resiste, 2 años de Gobierno sin signos de desgaste y buena valoración ciudadana

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Lasvocesdelpueblo y Agencias – Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona y líder de la formación de extrema izquierda en Barcelona ‘Barcelona en Común’, ha llegado al ecuador del mandato sin signos de desgaste por sus dos años de gobierno municipal en minoría y con una buena valoración ciudadana, aunque ha perdido la confianza de los separatistas de ERC y CUP, que apoyaron la investidura de la primera mujer alcaldesa de la capital catalana. Barcelona (España), lunes 5 de junio de 2017. Fotografías: España Izquierda Alternativa:Gra449. Barcelona. 08/04/2017.- La alcaldesa extremista de Barcelona Ada Colau durante la asamblea fundacional del nuevo partido de los comunes. El pabellón de la Vall de Hebrón ha sido el escenario donde los ‘comunes’, confluencia de fuerzas de la izquierda alternativa promovida por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, han celebrado aquí la asamblea fundacional de su nuevo partido, tras unas últimas semanas de tira y afloja con Podemos Cataluña Efe.

«Una cosa es ganar las elecciones y gobernar y otra es mandar de verdad», dijo la alcaldesa en su discurso de toma de posesión hace dos años.

La realidad ha demostrado, una vez más, que en Barcelona se gobierna en minoría y con pactos y que, los alcaldes, lo de ‘mandar’ lo tienen difícil.

El pacto de gobierno con el PSOE catalán (PSC), hace un año parece haber dado al gobierno municipal (11 ediles de BComú y 4 del PSC) la estabilidad que precisaba, haberle facilitado el diálogo con sectores influyentes de la sociedad barcelonesa lejanos de las bases de los comunes y proporcionado las nociones de realidad para hacer un discurso más posibilista.

Como ya dejó claro el pacto de gobierno, sólo cuestiones ‘externas’, en concreto el referéndum soberanista y el proceso separatista, evidencian las diferencias entre los grupos de los comunes y los socialistas en el Ayuntamiento de Barcelona.

Los problemas derivados del turismo masivo y las desigualdades entre los barrios de Barcelona que auparon a una activista del derecho a la vivienda a la alcaldía de la capital catalana siguen siendo los grandes retos a los que se enfrenta el gobierno municipal, ahora de BComú-PSC, con sólo 15 de los 41 concejales.

El resumen son dos años de estudios, diagnósticos, moratorias, ‘levantar alfombras’, algunas decisiones y planes, unos pocos acuerdos con la Generalidad y con el Estado, el reconocimiento implícito de no poder cumplir algunas promesas y mucha proyección exterior de la ciudad, y también de Ada Colau.

El ultra primer teniente de alcaldía, Gerardo Pisarello, alcalde accidental por la maternidad de la alcaldesa, ha traducido la labor de gobierno a una formula matemática: «6 aciertos y 4 equivocaciones».

Los buenos propósitos del gobierno son corregir estos cuatro errores y consolidar el cambio en las prioridades del ayuntamiento hacia la garantía de los derechos sociales que prometieron a sus votantes.

El gobierno Colau ha colocado por primera vez la vivienda como tema central de la actuación del consistorio, aunque tenga pocas competencias y ya ha conseguido ampliar el parque de viviendas publicas con centenares de pisos cedidos o comprados a bancos.

Con un consejo municipal aún más fragmentado, el mayor grupo de la oposición tocado por los escándalos de corrupción de CiU, las sospechas de irregularidades en su gestión durante el mandato pasado y la práctica retirada del exalcalde Xavier Trias, el gobierno municipal puede hacer oídos sordos a quejas y censuras e incluso parar proyectos, como el túnel de la plaza de las Glories.

Colau no negoció con la oposición los presupuestos de 2017, los aprobó vinculados a una moción de confianza de la alcaldesa, que superó, pero no ha conseguido apoyos para aprobar el Plan de Actuación Municipal, aunque lo aplica.

No hay visos de que los grupos de la oposición -PDeCAT, C’s, ERC, PP y CUP-, pese sumar mayoría y coincidir en censurar cómo les trata el gobierno municipal, sean capaces de configurar una alternativa, aunque pueden bloquear algún proyecto, como la unión del tranvía por la Diagonal o la creación de la funeraria municipal.

Ada Colau ha aprobado con el apoyo de ‘la derecha’, CiU (ahora PDeCAT) y C’s el plan de derecho a la Vivienda, muy parecido a los objetivos del gobierno Trias, pero ha empezado a concretarlo.

Con ERC y la CUP ha sacado adelante el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), el instrumento con el que quiere poner orden a todo tipo de alojamientos turísticos para frenar las repercusiones sociales y económicas en la ciudad.

De la mano de los republicanos, gracias a su influencia en el gobierno de la Generalitat, el gobierno de Ada Colau parece que podrá pasar a la historia como el que desencalló el cierre definitivo de las cárceles Modelo y de la Trinitat y consiguió la llegada del metro a la Zona Franca.

Con el grupo municipal del PP no ha habido pactos ni casi diálogo, pero con el Gobierno de Rajoy ha llegado a acuerdos complicados como que se retomen las obras de la estación del AVE de La Sagrera o concurrir a ser sede de la Agencia Europea de Medicamentos, en este caso junto al gobierno catalán.