Dimite el primer ministro de Islandia David Gunnlaugsson por los ‘Papeles de Panamá’

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El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson (c), abandona la residencia del presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson (no aparece), tras su reunión en Reikiavik, Islandia, hoy, 5 de abril de 2016. EFE

Agencias – Sigmundur David Gunnlaugsson es la primera víctima de la filtración periodística. Le sustituirá el vicepresidente de su partido y ministro de Agricultura. Gunnlaugsson había amenazado con nuevas elecciones para seguir en el cargo. Barcelona, 5 de abril 2016. Fotografía: El primer ministro islandés, Sigmundur David Gunnlaugsson (c), abandona la residencia del presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson (no aparece), tras su reunión en Reikiavik, Islandia, hoy, 5 de abril de 2016. Efe.

El primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, se ha convertido en el primer dirigente político que se ve forzado a abandonar su cargo por los Papeles de Panamá, que han revelado que tenía una compañía junto a su esposa en un paraíso fiscal. Su propio partido ha anunciado la renuncia, después que Gunnlaugsson intentará enrocarse en el cargo y amenazara incluso con convocar nuevas elecciones, aunque finalmente ha sucumbido a la presión política y social.

«El primer ministro ha informado al grupo parlamentario de que va a dimitir de sus funciones», ha declarado a la televisión el vicepresidente del Partido Progresista y ministro de Agricultura, Sigurdur Ingi Johannsson. Según la televisión pública islandesa RÚV, Gunnlaugsson seguirá al frente de la formación liberal, que ha propuesto al propio Johansson como nuevo primer ministro.

La renuncia tiene lugar después de que el presidente del país, Ólafur Ragnar Grímsson, se negara a disolver el Parlamento para convocar elecciones legislativas, tal como le había solicitado Gunnlaugsson, en un movimiento que buscaba forzar el respaldo de su aliado en la coalición de Gobierno, el Partido de la Independencia.

«He rechazado firmar una declaración para disolver el Parlamento y le he trasladado al primer ministro que no podía consentirlo antes de haberme reunido con los responsables de otros partidos para conocer su posición», declaraba Grímsson en una intervención televisada tras reunirse de urgencia con Gunnlaugson.

El todavía primer ministro trataba así de obligar a sus socios parlamentarios a apoyarle, para evitar el coste electoral de las filtraciones en unos nuevos comicios. De hecho, el presidente del Partido de la Independencia y ministro de Finanzas, Bjarni Benediktsson, también está salpicado por los Papeles de Panamá, al igual que otros miembros de la formación de centro-derecha, que ahora debe apoyar a Johannsson para que este se convierta en el nuevo primer ministro.

Presión popular y una moción de censura de la oposición

La presión sobre Gunnlaugson se había hecho insostenible después de que más de 10.000 personas se manifestaran este lunes en el centro de Reikiavik para reclamar su dimisión, tras aparecer su nombre en las documentos de un bufete panameño filtrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y publicados por decenas de medios internacionales, entre ellos, en España, El Confidencial y La Sexta, que ha revelado como numerosos personajes públicos de todo el mundo habrían tenido sociedades opacas en paraísos fiscales.

Al mismo tiempo, la oposición de izquierdas se había unido a esa reclamación con la presentación de una moción de censura contra el Gobierno. Este mismo martes había convocada otra manifestación para pedir su renuncia como primer ministro.

Pese a todo, Gunnlaugsson parecía dispuesto a enrocarse en su cargo y esta misma mañana avanzaba que, si no seguía al frente del Ejecutivo, forzaría la convocatoria de elecciones. «Le he dicho al presidente del Partido de la Independencia que si los parlamentarios de su partido estiman que no pueden sostener al Gobierno, disolveré el Parlamento y convocaré elecciones legislativas», señalaba el todavía primer ministro.

Ante la magnitud de la crisis, el presidente islandés había acortado su visita a Estados Unidos para mantener diversas reuniones tanto con Gunnlaugsson como con el resto de partidos políticos representados en el Althing, el Parlamento islandés. En esa reunión es cuando el líder liberal ha instado al presidente a convocar elecciones, aunque el jefe del Estado ha preferido rechazar la propuesta.

Las sospechas de evasión fiscal que pesan sobre Gunnlaugsson son especialmente sensibles en un país que atravesó una grave crisis financiera en 2008 y 2009, cuando los tres principales bancos quebraron por su exposición a la deuda externa y el Estado tuvo que hacerse cargo de sus deudas, lo que afectó a toda la economía islandesa y generó un importante movimiento de protesta entre los islandeses.

Un periodista y humorista metido a político

Sigmundur David Gunnlaugsson no cumplirá dos años al frente del Gobierno de Islandia, defenestrado por los Papeles de Panamá. En un par de días días ha pasado de levantarse indignado de una entrevista en la televisión pública sueca al preguntarle por su compañía en la Islas Vírgenes Británicas, mascullando que las preguntas «no tenían sentido», a tener que dimitir como primer ministro.

Nacido el 12 de marzo de 1975 en Reikiavik, Gunnlaugsson vivió en Washington entre 1982 y 1985 durante el tiempo que su padre trabajó en el Banco Mundial. Estudió Economía y Política, antes de trabajar como periodista y humorista en la televisión pública de su país.

Fue después cuando decidió entrar en política: en 2009 accedió al liderazgo del centrista Partido Progresista al ser elegido con el 40,9 % de los apoyos frente a su rival, Höskuldur èórhallsson, que logró un 37,9 %. Con esa formación se estrenó en el Parlamento como diputado y, entre 2010 y 2013, fue miembro del comité parlamentario de Islandia y la Unión Europea, por lo que fue testigo de las negociaciones derivadas de la crisis económica en el país.

El 27 de abril de 2013, su partido quedó en segunda posición en las elecciones legislativas tras el conservador Partido de la Independencia, con dos puntos porcentuales menos pero con el mismo número de escaños, 19, el doble de los que obtuvo en 2009.

Tres días después, el presidente Ólafur Ragnar Grímsson le encargó que iniciara negociaciones para tratar de formar un nuevo Gobierno y, tras acordarse una coalición entre centristas y conservadores en mayo, asumió la jefatura de Gobierno. Desde agosto de 2014 ocupaba también la cartera de Justicia.