Redacción – «La catalanidad es una concreción histórica hermosa». El asesino de Cataluña tiene nombre y apellidos. El asesino de Cataluña tiene un nombre: El nacionalismo catalán. Con esta contundente afirmación se resume lo que se dijo en la mañana del pasado sábado en el Hotel Atenea de Barcelona, donde se presentó el libro del sociólogo y politólogo Javier Barraycoa Martínez titulado Cataluña hispana: Historias sorprendentes de la españolidad de Cataluña y el fraude del nacionalismo. Barcelona (España) 1 de enero del 2014. Fotografía: Centenares de catalanes arropan al escritor catalán durante la presentación de su nuevo libro. Lasvocesdelpueblo.
Los protagonistas necesitaron solamente dos ingredientes para dejar admiradas a más de 200 personas que acudieron al acto: un libro que descubre el alma de Cataluña y unos invitados de lujo. El periodista catalán y analista político, Juan Carlos Girauta, el Director de la editorial Libros Libres, Álex del Rosal y el abogado, Jorge Badén, destacaron la necesidad de frenar el desvarío que está fraguando el nacionalismo catalanista agradeciendo el trabajo del autor. Y así, sin defraudar a nadie, Barraycoa convenció a todos los asistentes.
Comenzó su intervención citando una frase filosófica que explica el eje en torno al cual gira su libro: “La corrupción de lo óptimo da lugar a lo pésimo”. Afirma el autor que esto nos ayuda a descubrir lo que era verdaderamente Cataluña: “Se ha corrompido lo que es la esencia de Cataluña y ésta corrupción que ya está putrefacta nos está dando a entender lo gloriosa, grande y potente que había sido Cataluña”.
Dado que recurrir a la historia es fundamental para entender nuestro presente, Cataluña Hispana intenta descubrir cuál es la verdadera alma hispana de Cataluña y demuestra que en Cataluña no surge el odio hacia el resto de España. La obra proyecta qué pasará si se reniega de esta esencia asegurando que “la verdadera Cataluña hispana que queremos defender no quiere morir”. Barraycoa hizo un repaso histórico desde la España goda hasta nuestros días, destacando importantes episodios históricos como la visita de San Pablo a Hispania -que por aquel entonces era la capital de la Hispania Citerior o Tarraconensis– y la participación de los catalanes en todas las grandes gestas militares del Imperio Español. Se nos ha hecho creer, explicó el autor, que Cataluña nunca participó en la Monarquía hispánica y, para desmentirlo, relató ejemplos verídicos como la conquista de Granada en la que bajaron de Cataluña 1.500 soldados catalanes que luego participan en la toma de Granada; la lucha de 5.000 catalanes que bajaron a la orden de Felipe II a sofocar los levantamientos musulmanes en las Alpujarras, donde Don Juan de Austria define a estos soldados como los mejores súbditos del Rey de España; la participación del peculiar Tercio de Queralt –propiamente catalán- en las guerras de Flandes o la participación explosiva de Cataluña en la famosa Batalla de Lepanto. El escritor demostró que el nacionalismo pasa de 1714 a 1931, olvidando la gran eclosión españolista que se produjo en el siglo XIX, cuando se genera el concepto de hispanidad en el pensamiento catalán, mucho antes que en el resto de España y que fue de izquierdas y de derechas.
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Que la inmensa mayoría de almirantes en el Mediterráneo fueron catalanes, que el himno de España sí tiene letra oficial y la compuso el catalán Eduardo Marquina, que el origen de los Castellers es valenciano, que el castellano nunca invadió el catalán y que existen en el diccionario de la Real Academia Española más de 1.000 vocablos de origen catalán, que durante cuatro siglos los monjes de Montserrat fueron principalmente castellanos, son algunas de las historias sorprendentes que se tratan minuciosamente en el libro y que los historiadores nacionalistas niegan con el único “discurso soviético imperialista de que ‘España nos roba’”.
El nacionalismo, asegura el autor, nos ha querido vaciar de contenido, nos ha descatalanizado separándonos de nuestra historia. Cataluña Hispana descubre las trampas del nacionalismo y nos recuerda las palabras de Vázquez de Mella: “Un pueblo se acerca a su muerte en el momento en que se divorcia de su historia”. “Que el espíritu del rudo y noble Payés de montaña que no sabía hablar castellano, Raimon Camps i Nogués, que murió gritando Visca España! nos despierte a todos”, concluyó Barraycoa, a lo que siguió una larga ovación.
