El partido de Duran Lleida en quiebra: Pide el preconcurso de acreedores para pagar su deuda

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Los dirigente de CIU, Josep Antoni Duran Lleida de UDC (i) junto al presidente de CDC, Artur Mas Gavarró (d) durante un acto de CIU. Archivo Efe.

Lasvocesdelpueblo y Agencias – Los días del partido aliado de Artur Mas Gavarró, Unión Democrática de Cataluña (UDC) de Josep Antoni Duran Lleida -hasta, juntos en muchos ayuntamientos, diputaciones y concejos comarcales en Cataluña- están contados. Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) de Artur Mas y UDC integraban la federación fundada por Jordi Pujol Soley, Convergencia y Unión (CIU) hasta el pasado año 2015; fecha de su disolución por discrepancia sobre la hoja de ruta separatista catalana. Este lunes, la dirección de Unión Democrática de Cataluña ha decidido acogerse a un preconcurso de acreedores para resolver su alarmante situación financiera producto de la deuda acumulada y, por ello, sopesa replantear su congreso, convocado para el próximo 16 de abril, han informado a Efe fuentes del partido que durante años ha impulsado mano a mano con CDC el odio contra el resto de catalanes y toda España. Barcelona, 15 de marzo 2016. Fotografía: Los dirigente de CIU, Josep Antoni Duran Lleida de UDC (i) junto al presidente de CDC, Artur Mas Gavarró (d) durante un acto de CIU. Archivo Lasvocesdelpueblo.

La ley fija un periodo de tres meses para alcanzar un acuerdo y uno más para presentar la solicitud de declaración de concurso ante el juez mercantil si no se ha logrado finalmente alcanzar una solución, lo que equivaldría a una suspensión o una quiebra.

La pérdida de representación parlamentaria en el Parlamento autonómico de Cataluña y en el Congreso de los Diputados de la patria, sumada a la fuga de concejales y militantes desde su ruptura con CDC, ha afectado a las cuentas de Unión hasta el punto de tener que someterse a un preconcurso de acreedores, una figura legal que implica un plazo de negociación de tres meses para tratar de evitar el paso posterior, el concurso de acreedores.

El comité de gobierno del partido se ha reunido hoy en Barcelona y ha acordado convocar para este sábado un consell nacional en el que se explicará la situación a los cuadros del partido. Según las mismas fuentes, este procedimiento puede llevar al partido a replantear sus planes más inmediatos: una de las hipótesis que está encima de la mesa es celebrar dos congresos en lugar de un único cónclave.

La dirección democristiana sopesa que haya un primer congreso extraordinario de forma inminente para cambiar los estatutos, con el fin de reducir las estructuras, y dejar para más adelante el segundo, que sería ordinario y estaría dedicado a renovar la dirección y el rumbo ideológico.

Tras el divorcio de CIU y la escisión de Demócratas de Cataluña (DC) -el sector separatista ahora aliado con los CDC de Artur Mas Gavarró-, Unión afrontó las pasadas elecciones catalanas en solitario, con su secretario general, Ramon Espadaler, como cabeza de cartel, y se quedó fuera del Parlament, un resultado que se repitió en las generales, con Josep Antoni Duran Lleida al frente de la lista, quien acabó por dimitir como líder de la formación.

En esta etapa de transición, la dirección de Unión, bajo la batuta de Ramon Espadaler, se ha puesto manos a la obra para equilibrar las cuentas: ha reducido personal y está negociando la venta de su sede central, situada en la calle Nàpols, cerca del Parque de la Ciutadella de Barcelona.

Sin embargo, ante una deuda que se enfila hasta cerca de 16 millones de euros, el partido ha decidido acogerse al preconcurso de acreedores para renegociar las cuantías que adeuda principalmente a entidades bancarias. El preconcurso es un instrumento que facilita la Ley Concursal con el objetivo de que la empresa en cuestión intente alcanzar un acuerdo de refinanciación con sus acreedores y evitar así tener que declarar un concurso de acreedores.

La ley fija un periodo de tres meses para alcanzar un acuerdo y uno más para presentar la solicitud de declaración de concurso ante el juez mercantil si no se ha logrado finalmente alcanzar una solución, lo que equivaldría a una suspensión o una quiebra.