En el bloque Nacional convivían: Ejército, Iglesia, Partido Único, Carlistas, Monárquico Alfonsinos, etc.

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Retrato del Jefe del Estado español, Francisco Franco Bahamonde, vestido de uniforme (Foto sin fecha, años 60). Efe.

Agencias – En el bloque llamado «Nacional» convivían el Ejército, la Iglesia, el Partido único creado por Francisco Franco Bahamonde en 1937, los Carlistas, los Monárquico Alfonsinos, Excedistas, Sectores Empresariales, Propietarios agrarios. A partir de la defenestración del líder sindical Gerardo Salvador (1941) y de los sucesos de Begoña (1942), que acabó con el cese de tres ministros, el historiador Joan Maria Thomàs constata que en sus primeros cinco años el franquismo registró, ha dicho, «un nivel de conflictividad interna considerable». Barcelona, 7 de febrero 2016. Fotografía: Retrato del Jefe del Estado español, Francisco Franco Bahamonde, vestido de uniforme (Foto sin fecha, años 60). Efe. 

Thomàs, especialista en el fascismo europeo del siglo XX, ha explicado a Efe que la tesis de su ensayo «Franquistas contra franquistas» (Debate) es que «a través del análisis de las crisis internas del régimen se evidencia que el régimen no era tan monolítico en sus primeros cinco años de existencia». En ese bloque llamado ‘nacional’ convivían el ejército, la Iglesia, el partido único creado por Franco en 1937, los carlistas, los monárquico alfonsinos, excedistas, sectores empresariales, propietarios agrarios.

«Franco tuvo la habilidad de presidir una coalición; ejerce de dictador y nadie le discute»

Los grupos políticos y económico-sociales que sostenían el régimen «estaban de acuerdo en lo que tenían que destruir, pero no sobre lo que debían hacer, qué tipo de Estado debía haber: una monarquía conservadora, una monarquía neoabsolutista (carlistas), un régimen fascista (falangistas) o un estado más tradicional, conservador y reaccionario (Iglesia y ejército)».

Por encima de esa diversidad, «Franco, el vértice, que tuvo la habilidad de presidir una coalición. ejerce de dictador y nadie le discute, y cuando alguno de estos sectores quiere moverse, actúa con contundencia». Durante las fiestas de Bilbao de 1942, se reunieron en la basílica de Begoña unos 2.000 carlistas para honrar a los caídos, pero después de la misa, siete falangistas protagonizaron un enfrentamiento verbal al lanzar gritos en favor de Falange y de Franco y casi los linchan, pero uno de ellos sacó una granada de mano y la lanzó y provocó numerosos heridos.

 «La destitución de tres ministros importantes: Exteriores, Gobernación y del Ejercito»

La misa estaba presidida por el general Varela, el ministro del Ejército que denunció un atentado contra el Ejército y su persona. «Para Franco -sostiene Thomàs- esa interpretación tenía un potencial peligroso y le molestó. Se fusiló al que lanzó la granada». El autor ha podido demostrar que «el que lanzó la bomba estaba en el servicio secreto alemán, pero no creo que fuera un atentado montado por los alemanes, sino que actuó por su cuenta».

Los sucesos de Begoña de 1942 tuvieron como consecuencia «la destitución de tres ministros importantes: el de Asuntos Exteriores y cuñado de Franco, Ramón Serrano Suñer; el ministro de Gobernación, Valentín Galarza; y el ministro del Ejército, José Enrique Varela».

El cambio de Serrano Suñer por Francisco Gómez-Jordana supuso, anota Thomàs, que «la política española exterior buscó un mayor equilibrio en la Guerra Mundial». Para comprender el otro caso estudiado, la destitución de Gerardo Salvador como delegado nacional de Sindicatos de FET y de las JONS en 1941 se debe tener en cuenta el contexto de la «obsesiva lucha antimasónica» de un régimen que llegó a acusar a unos 80.000 masones, cuando «se estima que en España había antes de la Guerra Civil unos 8.000».

Entiende Thomàs que la caída en desgracia fue más «un tema de sectores empresariales, patronales, enemigos políticos suyos, que no querían que se creara una delegación nacional de sindicatos, porque se creaba un poder grande en España; y para ello muestran a Franco unos documentos que decían que en su juventud había tenido una relación con la masonería».

Una guerra interna: «Franquistas contra franquistas»

Franco, añade el historiador, actuó con dureza más por que resultó una sorpresa, pues «ya había habido otros casos de masones a los que había perdonado». En opinión de Thomàs, Gerardo Salvador «no fue un masón como tal, pero para conseguir influencias en unas oposiciones en el Ministerio de Educación se vio con un pariente que era masón».

Fue «terriblemente injusto», porque Salvador sabía de la existencia de esos papeles, e «incluso llego a consultarlo con Serrano Suñer y otros y siempre le habían dicho que no se preocupara». «Franquistas contra franquistas», asegura el autor, es consecuencia de que «los historiadores han estudiado mucho la oposición al franquismo, pero menos los conflictos internos dentro de la cúpula del régimen».

Para este libro, Thomàs ha podido consultar la documentación personal de Gerardo Salvador y entrevistas nuevas con respecto a los sucesos de Begoña. Thomàs querría estudiar otra de las crisis internas del régimen, cuando en mayo 1941 cuando los falangistas presionaron a Franco para que se convirtiera en un régimen fascista puro, pero «falta documentación que todavía no es accesible, como el archivo personal de Ramón Serrano Suñer, que será clave para aclarar todo eso, así como documentos de otros falangistas».

Thomàs trabaja actualmente en un estudio sobre la figura de José Antonio Primo de Rivera, que es una consecuencia de sus ensayos anteriores, en el que reflexionará sobre el personaje fundador de Falange.-