Granada recupera las Cruces con barra, sin el «pero» del botellón

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Granada (España), 3 mayo de 2017 (EFE).- Flores, macetas, cacharros de cerámica, mantones y peroles llenan hoy de color calles, plazas, escaparates, colegios y patios en Granada para celebrar las Cruces de Mayo, protagonistas de una fiesta a la que vuelven a sumarse algunas barras de bar, confiando en que no regrese el "pero" del botellón. Flores, macetas, cacharros de cerámica, mantones y peroles llenan hoy de color calles, acompañando una cruz en plazas, escaparates, colegios y patios en Granada para celebrar la festividad de la Cruz. Efe.

Agencias – La tradición a la que ha hecho referencia el pregonero recuerda que, a principios del siglo XX en los históricos barrios del Albaicín y del Realejo, los jóvenes construían pequeños altares con una cruz, decorados con mantones de manila, cacharros de cerámica, peroles de cobre y un pero (manzana) con una tijera clavada. Granada (España), jueves 4 de mayo de 2017. Fotografía: Flores, macetas, cacharros de cerámica, mantones y peroles llenan hoy de color calles, acompañando una cruz en plazas, escaparates, colegios y patios en Granada para celebrar la festividad de la Cruz. Efe.

Flores, macetas, cacharros de cerámica, mantones y peroles llenan hoy de color calles, plazas, escaparates, colegios y patios en Granada para celebrar las Cruces de Mayo, protagonistas de una fiesta a la que vuelven a sumarse algunas barras de bar, confiando en que no regrese el «pero» del botellón.

Una década después de que se impusiera una especie de ley seca para evitar los desmanes callejeros en los que, en algunos casos, había derivado esta celebración, el nuevo gobierno local granadino ha decidido recuperar de forma controlada las barras, principal novedad del Día de la Cruz que intenta rememorar su pulso de antaño.

El Ayuntamiento ha puesto este miércoles 3 de mayo de 2017 en marcha un dispositivo especial de la Policía Local para garantizar la seguridad y evitar molestias y, a lo largo del día, inspecciona las cruces con barra, que deben contar con su licencia pertinente y no superar los decibelios permitidos.

La administración local pretende evitar con estos controles que la vuelta de las barras de bar autorizadas en algunas calles junto a las cruces derive en un consumo incontrolado de alcohol, lo que hace años prácticamente desvirtuó la fiesta por los numerosos botellones que salpicaban el centro histórico.

El alcalde, Francisco Cuenca, ha explicado recientemente que la finalidad es poder «reactivar» así el Día de la Cruz, al entender que en los últimos años en Granada había «perdido una referencia de carácter nacional».

Más allá de esta novedosa vuelta de las barras a los espacios autorizados, un total de setenta cruces vuelven a llenar un año más de color y vida, en este miércoles soleado y caluroso, algunos de los lugares más emblemáticos de esta capital andaluza, que reedita su concurso para premiar a las mejores composiciones.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora Madre de la Merced, con una cruz ubicada en la plaza Luis Rosales, ha logrado este año el primer premio en la modalidad de calles y plazas, que normalmente cosecha la Asociación Cultural Cruz de Mayo Albaicín, en la plaza Larga, y que este año se queda con el segundo.

Aunque las cruces han sido instaladas previamente, la fiesta ha arrancado oficialmente este mediodía en el Ayuntamiento con el pregón a cago de Francisco Cañas Padilla, director del Coro Rociero María Auxiliadora Alhambra.

Tras hacer un repaso histórico sobre los orígenes de las cruces, ha llamado a los ciudadanos a «engrandecer» una fiesta popular que considera «la esencia del granadinismo», y ha pedido que la tradición no se pierda por la «desidia y oportunismo del momento», teniendo en cuenta que tiene un «fondo común de convivencia y participación».

Tras el pregón ha tenido lugar la actuación de la Cátedra de Flamencología Mariquilla en Manheim (Alemania) y se han entregado los premios y placas del concurso de cruces adornadas.

La tradición a la que ha hecho referencia el pregonero recuerda que, a principios del siglo XX en los históricos barrios del Albaicín y del Realejo, los jóvenes construían pequeños altares con una cruz, decorados con mantones de manila, cacharros de cerámica, peroles de cobre y un pero (manzana) con una tijera clavada.

Las cruces buscan con esos elementos tradicionales y ahora con barra libre de imaginación recuperar la muchedumbre de hace décadas y esquivar el «pero» -ese al que se clavan unas tijeras para evitar críticas- que representó entonces el botellón y jolgorio desmedidos.