Un estudio hospitalario descarta la relación entre la fase lunar y el parto

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Una mujer embarazada en una imagen archivo. Un estudio hospitalario descarta la relación entre la fase lunar y el parto. Archivo Efe.

Efe – Sobre la recomendación de andar para favorecer la dilatación de la mujer embarazada que está cerca de dar a luz, aunque no hay evidencias científicas que lo prueben, «se cree que la acción de caminar facilita el proceso gracias a la gravedad, que hace que la cabeza del bebé ejerza presión en el cuello del útero». Un estudio elaborado por matronas del Hospital de Manises (Valencia) concluye que, en contra de las creencias populares instaladas desde la antigüedad, no existe ninguna relación significativa entre las fases lunares y el mayor número de partos. Valencia (España), viernes 26 de agosto de 2016. Fotografía: Una mujer embarazada en una imagen archivo. Un estudio hospitalario descarta la relación entre la fase lunar y el parto. Archivo Efe.

El informe, para el que el equipo de maternidad del centro hospitalario ha analizado el efecto de las fases lunares en 4.700 partos asistidos, también ha examinado otros mitos en torno al embarazo y el parto, como tener relaciones sexuales o caminar para dilatar y acelerar el momento de dar a luz.

Desde tiempos pasados, la influencia de las fases lunares ha sido relacionada con diferentes aspectos de la vida, y algunas creencias populares afirman que la luna puede influir en el momento de producirse el parto de una mujer, teniendo más posibilidades de que este se produzca de manera espontánea si hay luna llena.

Esta creencia no sólo se ha instalado en el saber popular, sino que también es asumida por el personal de muchas unidades de maternidad, quienes defienden que en noches de luna llena aumenta el número de partos. Por ello, el grupo de matronas del Hospital de Manises ha realizado un análisis para tratar de determinar si realmente la luna influye o no en el número de nacimientos espontáneos, según ha explicado en un comunicado el centro sanitario.

Para el estudio, el equipo ha examinado los 4.700 partos que ha atendido en el hospital en los últimos tres años, desde el 2013 al 2015, y los ha comparado con las fases lunares. Según la supervisora de matronas del hospital, Esther García, el análisis corrobora «lo que se apunta en gran cantidad de estudios realizados, en los que no se muestran ninguna relación realmente significativa» entre fases lunares y el número de partos o las complicaciones que puedan producirse en el mismo.

La luna llena no es el único mito extendido sobre los posibles elementos que pueden acelerar el proceso de parto, según García, y hay pacientes que desean ver nacer a sus hijos cuanto antes y «a menudo preguntan por distintas fórmulas para favorecer el parto: desde mantener relaciones sexuales a caminar, pasando por la ingesta de chocolate o de diversas infusiones».

En ese sentido, las matronas apuntan que realmente hay «poca o ninguna investigación científica fiable que apoye la veracidad de muchos de estos métodos», por lo que su efectividad y seguridad son «dudosas». Las relaciones sexuales es otro de los métodos que las pacientes emplean para acelerar el parto, según Esther García.

«El semen contiene una sustancia de hormonal llamada prostaglandina, que se usa de forma sintética para inducir el parto. De ahí la creencia de que mantener relaciones sexuales en las últimas semanas de embarazo es una forma natural de inducir el parto. No obstante, no hay suficientes estudios que lo avalen», ha explicado la matrona.

En todo caso, advierte que las relaciones sexuales pueden ser un peligro si la mujer ha roto aguas, por el riesgo de infección, y aconseja que, ante cualquier duda o cuestión, se consulte a la matrona o ginecólogo, que «serán quienes mejor podrán orientar a la futura mamá».

Sobre la recomendación de andar para favorecer la dilatación de la mujer embarazada que está cerca de dar a luz, aunque no hay evidencias científicas que lo prueben, «se cree que la acción de caminar facilita el proceso gracias a la gravedad, que hace que la cabeza del bebé ejerza presión en el cuello del útero».