
Mataró (Barcelona), Cataluña (Reino de España), martes 29 de abril de 2025 (Efe).- APAGÓN ESPAÑA | La suspensión del servicio de Rodalies, derivada del apagón eléctrico de ayer lunes, ha provocado este martes largas colas para coger los autobuses interurbanos de Mataró (Barcelona), cuyos pasajeros esperaban con resignación poder subir a unos vehículos que iban llenos.
Varios usuarios habituales de la red de Cercanías, así como asiduos del transporte colectivo por carretera, han explicado a Efe su periplo para llegar a su trabajo o para volver a casa ante la imposibilidad de encontrar una alternativa.
De regreso a casa por falta de trenes
La estación de Mataró, por donde pasan las líneas R1 y RG1 de Rodalies, ha amanecido con el servicio ferroviario suspendido, como en toda Cataluña, debido a la inestabilidad de la tensión en la red eléctrica para garantizar la circulación de los trenes.
En la parada de la capital de la comarca barcelonesa del Maresme, había convoyes parados e informadores que alertaban de la situación a las personas que estaban en el entorno, como María Dolores, una profesora de gimnasia de Canet de Mar (Barcelona) que no ha podido llegar a su trabajo, en Barcelona.
El suministro eléctrico interrumpido en toda la España por causas aún desconocidas
Ha conseguido subir a un tren entre pasadas las 8 de la mañana con destino a la capital catalana, pero el pasaje ha tenido que bajar en Mataró, donde el convoy ha quedado parado: «Para Barcelona, creo que sí hay autobuses, pero para volver a Canet no. Entonces, la única alternativa es que alguien te lleve o coger un taxi».
Fuentes de Rodalies consultadas por Efe han concretado que el servicio de trenes se ha suspendido cerca de las 06:20 de la madrugada, pero que «quizá» algún tren ha circulado «un poco después» para «dejar a pasajeros en estación».
«Cuatro veces más» personas en las paradas
Tamara Rodríguez, productora de cine y usuaria diaria del bus interurbano e11.1, que conecta Mataró con Barcelona por la autopista, ha asegurado que, en la última parada de la capital del Maresme, había esta mañana «cuatro veces más» personas que habitualmente.
«El problema está en que, ya cuando somos tres personas, a veces no entramos. O sea, hoy o no entramos o iremos todos apretados y de pie», ha augurado, resignada, Hari Aguilar, que normalmente viaja con Rodalies.
Ella es cuidadora, un empleo en el que «no se puede fallar», y ha calculado llegar unos 40 minutos tarde. María Carreño, que viaja desde Granollers (Barcelona) hasta Premià de Mar (Barcelona) para cuidar también de una persona mayor, ha elevado su demora a las dos horas.
«Voy a tener que quedarme en el trabajo porque, para pasar toda esta odisea, creo que mejor me quedo hasta que se arregle la situación», ha lamentado.
Jefes «conscientes» de la situación
La mayoría de las personas entrevistadas han señalado que sus superiores son «conscientes» de las demoras provocadas por la suspensión de Rodalies y la saturación de los buses, como Daniel, oficial de primera de encofrador.
«Mi encargado es consciente de que la situación es así. Lo he llamado antes y le he dicho que, cuando llegue, he llegado. Y si veo que no, no llegaré», ha aseverado.
Karina trabaja de limpiadora en Cabrera de Mar (Barcelona) y también ha podido hablar con sus empleadores, que no le han puesto trabas.
«Es un problema a nivel nacional, no está en nuestras manos. La gente me ha llamado y me ha dicho que, como tengo llave, que entre en casa y vaya haciendo mi trabajo», ha explicado, segundos antes de subir a un bus de la línea C10, que va de Mataró a Barcelona por la N-II.
