Redacción – Adjuntamos comunicado presentado este jueves, 23 de marzo de 2017, en rueda de prensa en la sede central del PP en Cataluña por Alberto Fernández, presidente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, sobre «Populismos y Colau» que trasladará al próximo Congreso Autonómico del Partido Popular Catalán (PPC) que se celebrará este fin de semana del 25 y 26 marzo de 2017. Barcelona (España), viernes 24 de marzo de 2017. Fotografía: Ciudad Condal (España). Presentación de la propuesta del líder del PP barcelonés contra las ideas de la extrema izquierda en Barcelona. rueda de prensa de Alberto Fernández, presidente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona con Ramón Riera, presidente del comité organizador del Congreso del Partido Popular Catalán que se celebrará este fin de semana del 25-26 marzo de 2017. Lasvocesdelpueblo.
«Comunicado de Alberto Fernández sobre populismos y Ada Colau
La política de Ada Colau se resume en un extremismo que algunos llaman populismo desde un discurso pleno de arengas y de consignas, de eslóganes radicales construidos para esquivar las responsabilidades y los retos municipales. Es un discurso maduro, no por sensato, sino por venezolano.
Su modelo: intervencionismo, dirigismo, sectarismo ideológico, clientelismo y confrontación. Es la Barcelona de unos pocos, del gobierno de unos cuantos pero que lo ejercen de forma absoluta y que excluye a los que no piensan igual.
Una Alcaldesa que agita para no gobernar. Que dice dialogar pero gobierna por decreto. Y a la que, sobretodo, le gusta dividir y enfrentar, crear bandos y abrir frentes, gobernar a la contra que no a favor. Una Alcaldesa hiperactiva en polémicas e inmóvil en propuestas. Tenaz en insultos, muda en proyectos, manirrota en gestos. Que gesticula al máximo para un gobierno de mínimos.
Gesticulación para tapar sus propias carencias de gobierno. Gesticula con fotos, y así empezó el mandato con dos: una en el metro, para después ya no bajarse del coche oficial de cristales tintados que prometió suprimir; y otra paralizando desahucios, para, lamentablemente, continuarlos incluso en viviendas sociales del Ayuntamiento.
Una Alcaldesa que no duda en hacer política en beneficio propio del dolor ajeno ante la pobreza energética o los refugiados, mientras resurge el chabolismo y persisten mil personas sin hogar en Barcelona. Eso sí manteniendo el tono de falsa superioridad moral de los comunes, cuando no recurren a la ofensa y al agravio, a España y a la Constitución, a la Corona, la religión católica y a las Fuerzas Armadas.
Su forma de gobernar es conocida: disposiciones arbitrarias para ahuyentar inversión que crea empleo, trabas a las aperturas de negocios, suspensiones y moratorias. Incitar a los barceloneses a ser espías de sus vecinos.
Una ciudad dónde los manteros persiguen a los policías, los okupas son los únicos propietarios, eso sí, con apropiación indebida, a los que la Sra. Colau reconoce y protege con la Guardia Urbana.
Es una Barcelona hostil con los emprendedores y con la seguridad, y amigable con los antisistema y los incívicos.
Una Barcelona dónde el turismo es malo, el comercio injusto, la propiedad sospechosa, la policía culpable y el tercer sector social, que atiende a las personas más vulnerables, una anomalía a corregir.
Una Barcelona de cooperativas de chatarreros, y sindicatos de manteros o de clubs de cannabis, mientras frena la actividad económica y paraliza la ciudad, inversiones y empleo.
Una Barcelona que multiplica subvenciones, convenios, gestiones de equipamientos, contrataciones de estudios, servicios y personal por afinidades ideológicas. Clientelismo al servicio de la izquierda más extrema.
Una Barcelona en Común, en comunista, que no deja de ser una ensalada de siglas partidistas y plataformas, aliñadas con aceite de ricino de rancio extremismo, y con vinagreta de confrontación ideológica y de revanchismo y sectarismo.
Prometían participación y escuchar a los vecinos pero luego sus aportaciones son ignoradas.
Prometían remunicipalizar servicios, pero continúa su externalización. Quería acabar con los recortes pero aprueba reducir 132 M€ al año las partidas destinadas a vivienda.
Prometió exigencia al Govern de Catalunya, pero la Generalitat sigue dando la espalda a Barcelona, gobierna contra ella, y le niega los servicios, la financiación, las inversiones y el pago de la deuda que nos corresponde para una mayor y mejor atención a los barceloneses.
No solo no hay exigencia, sino que pone el Ayuntamiento y Barcelona al servicio de la independencia, sumándose al Pacto por el Referéndum.
No quiero ni una Barcelona encerrada entre el Besós y el Llobregat, ni tampoco una Cataluña enclaustrada entre los Pirineos y el Ebro y sí una dónde se construya el estado del bienestar y no el estado propio. Sin recurrir al guerracivilismo ni al independentismo, sin banderas republicanas ni estrelladas, solo concordia y los símbolos y las instituciones de todos.
Otro argumento recurrente es que la culpa de los problemas siempre es de los demás. Cuando no es del PP, o del Gobierno de España, es de esos medios de comunicación a los que no dudan de calificar de anticapitalistas o incitadores de odio, cuando no la culpa es de la herencia recibida.
Pero, paradojas de la vida, Ada Colau es también ICV, el partido barcelonés que más años ha gobernado la ciudad, 34 de 38, por tanto el modelo a rectificar es el que precisamente ellos han construido en tres décadas de gobierno municipal junto a su socio del PSC. El mismo PSC al que la alcaldesa antaño calificaba como la mafia barcelonesa. Un PSC que decía aportar centralidad, pero únicamente ha servido para apuntalar el extremismo de Colau.
Para desbancarlo, convocar de nuevo a los grupos municipales a intentar compartir una alternativa de mínimos frente a Ada Colau, es ya inviable. CiU solo está pendiente de la independencia y no de Barcelona, el PSC ha renunciado a su trayectoria de ciudad de décadas para ser el satélite de los comunes, y C’s es la indefinición insípida y la incógnita permanente.
Ante esta Barcelona convulsa, hay que emplazar a los barceloneses a movilizarse para articular una alternativa sólida ideológica.
Es la hora de la moderación y la sensatez frente al extremismo y la radicalidad. La hora del sentido común y del sentido de la responsabilidad para recuperar la centralidad perdida en el gobierno municipal.
No es la hora de resignarse y menos de rendirse, sino de movilizarse para recuperar la mejor Barcelona.
Una Barcelona con un gobierno de principios ideológicos sólidos aplicados a la gestión municipal:
1.-Con compromiso social y en valores
2.- De colaboración pública-privada
3.- Con libertad de elección en los servicios
4.- Respeto a la propiedad y defensa de la iniciativa privada, que por ser social es de interés público
5.- De cumplimiento de la Ley y respeto al principio de autoridad
6.- Con seguridad jurídica desde la solvencia institucional
Quiero la mejor Barcelona, de diálogo, sentido común y sentido social, eficaz, emprendedora y cosmopolita.
Una Barcelona, ciudad de libertad y para las personas, epicentro de una gran región europea, capital mundial del castellano y trilingüe, capital de Cataluña y gran capital de España.
Alberto Fernández – Presidente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona».
