Confesión de un valiente Mozo sobre el 1-O: «He decidido contar» todo a la opinión pública

0
953
CATALUÑA (ESPAÑA), 01.10.2017. Jornada del golpe de estado fascista en Cataluña (1-O). Vista de dos agentes de los Mozos de Escuadra, impotentes en un mal llamado colegio electoral de una consulta no autorizada por la Justicia. Los dos agentes impotentes no pueden nada, ni llamar refuerzo ni arriesgarse a impedir la celebración del golpe de estado en cumplimiento de la Ley y d ela Orden Judicial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y del Tribunal Constitucional porque los fascistas les superan de lejos en número. Efe

Redacción – Pau, el agente de la 15ª Promoción de los Mozos de Escuadra: «He decidido contar mi experiencia del dia 1 de octubre (1-O), y que posteriormente cada uno saque sus propias conclusiones». El agente explica que se presentó a la comisaría junto a sus compañeros —entre ellos agentes separatistas—, un total de «300 mozos de Escuadra», el 1-O a las 6:00 horas de la mañana para cumplir con las ordenes del Jefe de la Comisaria sobre el dispositivo de los Mozos de Escuadra contra «la celebración de un referéndum no autorizado» cuando miles de independentistas ya estaban -explica Pau- ante los «mal llamados colegios electorales». Asimismo, el Jefe de la Comisaría prosiguió su discurso: «Seréis repartidos por parejas en cada colegio electoral». «Tendréis una emisora por pareja e iréis caminando desde aquí a vuestro puesto ya que no hay vehículos para todos. Una vez allí tenéis que informar a los presentes sobre la Orden Judicial, retirar el material y realizar un acta identificando al responsable del local». Una trampa de la cúpula corrupta de los Mozos contra los agentes para que se sientan impotentes en el terreno e incumplan por falta de medios y refuerzo la Ley y la Orden Judicial. «Automáticamente, uno de los compañeros pidió la palabra» después de escuchar al Jefe de la Comisaria. ««Pero, eso es imposible de cumplir» las órdenes. ««Hay cuando menos unas 500 personas delante de cada centro de votación»». ««¿Qué vamos a hacer dos agentes allí solos?»». Y es que «la respuesta» del Jefe de la Comisaria de los Mozos «dejó todo claro: ««Pues, si no se puede, pues no se hace»», confiesa el agente Pau. Barcelona (España), lunes 16 de julio de 2018. Fotografía: CATALUÑA (ESPAÑA), 01.10.2017. Jornada del golpe de estado fascista en Cataluña (1-O). Vista de dos agentes de los Mozos de Escuadra, impotentes en un mal llamado colegio electoral de una consulta no autorizada por la Justicia. Los dos agentes impotentes no pueden nada, ni llamar refuerzo ni arriesgarse a impedir la celebración del golpe de estado en cumplimiento de la Ley y d ela Orden Judicial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y del Tribunal Constitucional porque los fascistas les superan de lejos en número. Efe

Las fuentes policiales de los Mozos de Escuadra han confirmado la carta en una conversación esta mañana con Ñ Pueblo Lasvocesdelpueblo.

Durante una conversación con fuentes de la entidad de los Mozos por la legalidad en Cataluña conocida como Asociación Unión de Mozos por la Constitución’ (UMC), han asegurado que la información es «correcta».

Además, han dicho que: «Dada las numerosas denuncias de nuestros compañeros y viendo que todo sigue igual, tenemos la necesidad sicológica para que los compañeros se desahoguen públicamente el que lo deseen», ha dicho a Ñ Pueblo Lasvocesdelpueblo.

De hecho, la UMC ha publicado la misma carta en su cuenta oficial en las redes sociales Twitter.

Según confiesa el agente, que intentó todo con su compañero «Alberto» -según señala en su carta a la opinión pública española- «definitivamente estábamos vendidos», asegura Pau. «Todo se había planificado para que las órdenes dadas no fueran ilegales pero que no se pudieran llevar a cabo de ninguna de las maneras». «Estaba claro que el referéndum se iba a celebrar con el consentimiento del cuerpo de Mozos de Escuadra».

Cuando Pau y Alberto —desde su lugar de servicio ante el colegio electoral asignado donde debería permanecer hasta que acabe el recuento de las papeletas del golpe de estado racista del 1-O— se dieron cuanta que la Guardia Civil y Policía Nacional ya estaban actuando, por una parte estaban contentos y por otra muy tristes y «avergonzados» por incumplir con su trabajo de Policía involuntariamente. explica que se sintieron inútiles. 

Hubo mucho nervios entre los independentistas al ver los primeros vídeos d ela actuación de los héroes de España en otro colegios de la consulta ilegal. Asimismo, explica Pau que los independentistas se acercaban para preguntar si era verdad que llegaba la Guardia Civil y Policía Nacional. «Por supuesto», contestó Pau a los independentistas. 

Por lo que los adoctrinados amarillos, como terroristas yihadista en países árabes, buscaron escudos humanos entre la gente mayor y niños para su primera línea de defensa del centro de votación ilegal.

Ante esta nueva realidad de la misma mañana del 1-O, «yo me acerqué en diversas ocasiones al colectivo que aguardaba en la puerta del centro de votación y les insistí en que abandonaran la actitud, que me entregaran la urna y que cerraran el local, ya que estaban colocando en la puerta a personas de avanzada edad sentadas en sillas y que harían servir como escudo humano ante la posible llegada de los Cuerpo de Seguridad del Estado».

Más tarde, casi al mediodía, llegó la verdadera Policía de Cataluña -de aquella jornada de desobediencia policial regional y local en toda Cataluña- 15 furgones de la Policia Nacional, de unos 100 efectivos. «Hacia el mediodía se presentaron en el centro 15 furgonetas de la UIP de Policía Nacional». «El responsable de ese dispositivo se bajó de la primera furgoneta y se dirigió muy educadamente hacia mi: ««Buenos dias, ¿han podido requisar algún material? ¿Han podido identificar a alguna persona? ¿Han podido realizar alguna acta?»«. «Desgraciadamente, y profundamente avergonzado, mis respuestas fueron todas negativas».

La carta abierta

«Mi nombre es Pau. Soy de la 15ª Promoción del Cos de Mossos d’Esquadra y estoy destinado a una de las comisarías importantes de la provincia de Barcelona, a la unidad de Seguridad Ciudadana. Disculpadme que no especifique en cual de ellas; tengo familia e hijos.

Soy policía por vocación. Siempre quise entrar en Mossos d’Esquadra y después de varios intentos por fin pude acceder hace ya 16 años. Soy policía; es lo que quería ser y es lo que se hacer.

He desempeñado mi labor con la máxima profesionalidad. Unas veces tomando decisiones más acertadas y otras menos, pero siempre cumpliendo una máxima; defender los derechos y libertades de los ciudadanos haciendo cumplir la ley.

Una parte de la sociedad nos tachan de vendidos, de falsos policías o que incluso solicitan nuestra disolución

Pero desde el día 1 de Octubre (2017) pertenecer a este cuerpo policial se antoja ciertamente incómodo. Recibimos continuamente criticas de una parte de la sociedad que nos tachan de vendidos, de falsos policías o que incluso solicitan nuestra disolución como cuerpo policial tras el papel que desempeñó este cuerpo policial el citado día. Otra parte de la sociedad nos alaba por supuestamente «defender» la celebración del famoso «referéndum».

COLEGIO GILI GAYA (LÉRIDA) CATALAUÑA (ESPAÑA). 01.10.2017. Jornada del golpe de estado fascista en Cataluña (1-O). Vista de dos agentes de los Mozos de Escuadra, impotentes en un mal llamado colegio electoral de una consulta no autorizada por la Justicia. Los dos agentes impotentes no pueden nada, ni llamar refuerzo ni arriesgarse a impedir la celebración del golpe de estado en cumplimiento d ela Ley y de la Orden Judicial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y del Tribunal Constitucional porque los fascistas les superan de lejos en número. Efe

Después de tanto morderme la lengua y aguantar criticas injustas de conocidos, amigos, compañeros de otros cuerpos de seguridad e incluso de familiares, he decidido contar mi experiencia del dia 1 de octubre, y que posteriormente cada uno saque sus propias conclusiones.

Ese día yo tenía descanso, pero como la gran mayoría de compañeros fui convocado a las 6:00 horas de la mañana en dependencias policiales para participar en el dispositivo para la celebración de un «referéndum» no autorizado pero que había movilizado desde la noche anterior a miles de ciudadanos que aguardaban en las puertas de los mal llamados «colegios electorales».

A las 6:00 horas de la mañana comienza la reunión, lo que nosotros llamamos «brifing». Unos 300 compañeros escuchaban las órdenes del Jefe de la comisaría:

«Buenos días, y llegó el día» —comenzó su intervención— «Estamos aquí convocados para dar cumplimiento a la Orden Judicial de evitar la celebración del Referéndum por la independencia de Cataluña y comisar urnas, papeletas y cualquier material relacionado con el acto.

Un sentimiento de satisfacción invadió de golpe a buena parte de los allí presentes; al final íbamos a hacer cumplir la Ley, como no podía ser de otra manera. De la misma manera, otra parte importante de los compañeros se sintieron contrariados ante la Orden y se miraban con la cara desencajada.

Después de ese momento, el Jefe de la comisaría prosiguió su discurso:

«Seréis repartidos por parejas en cada colegio electoral. Tendréis una emisora por pareja e iréis caminando desde aquí a vuestro puesto ya que no hay vehículos para todos. Una vez allí tenéis que informar a los presentes sobre la orden judicial, retirar el material y realizar un acta identificando al responsable del local».

Automáticamente uno de los compañeros pide la palabra. «¡Pero, eso es imposible de cumplir! ¡Hay cuando menos unas 500 personas delante de cada centro de votación! ¿Qué vamos a hacer dos agentes allí solos?».

La respuesta dejó todo claro: «Pues, si no se puede, pues no se hace».

«Se va a hacer tal y como se ha planificado»

Otro compañero levantó la mano: «¡Pero, si somos 300 agentes aquí! ¡Si vamos los 300 de colegio en colegio podemos retirar todo el material sin problemas!».

El Jefe de la comisaría fue tajante: «Se va a hacer tal y como se ha planificado». «Además no pidáis vehículo de apoyo (porque) estaréis todos repartidos en los colegios y no habrá efectivos disponibles en caso de problemas».

Definitivamente estábamos vendidos. Todo se había planificado para que las órdenes dadas no fueran ilegales pero que no se pudieran llevar a cabo de ninguna de las maneras. Estaba claro que el referéndum se iba a celebrar con el consentimiento del cuerpo de Mossos d’Esquadra.

El Jefe de la comisaría puntualizó: «Si apareciera otro cuerpo policial (Policía Nacional o Guardia Civil) en vuestro punto y decidiera intervenir, vosotros desaparecéis».

Un compañero pidió la voz: «¿Cómo vamos a desaparecer? ¿Y si el compañero de ese cuerpo policial estuviera en peligro, o acorralado, o estuviera siendo atacado? Yo no me puedo quedar mirando como si no pasara nada».

La respuesta fue tajante: «Ellos deciden intervenir, es su decisión y ellos responderán por sus actos». «No quiero ver en los medios la imagen de un mosso en medio de una trifulca entre ciudadanos y otro cuerpo policial».

Jefe de la comisaria de los Mozos: «Os quedareis allí hasta que finalice el recuento de votos y no quede nadie en el colegio»

La última orden del jefe era la guinda al pastel: «Os quedareis allí hasta que finalice el recuento de votos y no quede nadie en el colegio».

Y después de alguna pauta más de carácter logístico, pusimos rumbo a nuestros puestos. Yo iba con Alberto, un compañero de la promoción 13ª y de larga tradición familiar en la policía, con padre y abuelos en Policías Nacionales. Estaba tan contrariado como yo por las órdenes recibidas.

Respuesta que ya tenían pautada

Al llegar al centro cívico asignado, nos topamos con la realidad. Allí, sentados en la puerta habían unas 300 personas, de todas las edades. Al vernos llegar, se pusieron a gritar al unísono «¡no ens mouran, No nos moverán!».

Me dirigí al grupo presente: Buenos dias, estamos aquí para dar cumplimiento a la Orden Judicial de impedir la celebración del referéndum ilegal y retirar todo el material relacionado. La respuesta fue inmediata; 300 voces gritándonos a los dos «¡fuera, no nos moverán, queremos votar!».

Cuando se calmó la tensión proseguí: En este caso necesito identificar al responsable del local que impide el cumplimiento de la orden. Todos gritaron a la vez «¡todos somos responsables!». Respuesta que ya tenían pautada.

BARRIO SARRIÁ (BARCELONA) CATALAUÑA (ESPAÑA). 01.10.2017. Jornada del golpe de estado fascista en Cataluña (1-O). Vista de una pareja de dos agentes de los Mozos de Escuadra impotentes en un mal llamado colegio electoral de una consulta no autorizada por la Justicia, salen entre aplausos de los independentistas de una escuela del barrio de Sarriá de Barcelona. Los dos agentes impotentes no pueden nada, ni llamar refuerzo ni arriesgarse a impedir la celebración del golpe de estado en cumplimiento d ela Ley y de la Orden Judicial del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y del Tribunal Constitucional porque los fascistas les superan de lejos en número. Efe

Nos retiramos de la zona avergonzados y ante los aplausos de cientos de personas

El compañero y yo comprobamos, como así lo hicimos saber en el brifing, que era imposible realizar la Orden encomendada sin la presencia de más efectivos policiales, y nos retiramos de la zona avergonzados y ante los aplausos de cientos de personas allí presente que nos vitoreaban «esta sí es nuestra policía».

La mañana fue un sin cesar de personas que se acercaba a votar y que nosotros mirábamos desde la distancia, ya que la gente hacía turnos de guardia a fin de que nunca hubiera en el local menos de 300 personas protegiendo la urna.

Guardia Civil y Policía Nacional

Pronto empezó a correr la voz de que Guardia Civil y Policía Nacional iban de colegio en colegio requisando las urnas y precintando los locales.

Por redes sociales se hacían virales algunos videos en los que se apreciaba como la policía había tenido que emplear la fuerza en algunos casos. Mucha gente nos venía a preguntar, incrédulos, si eso era cierto. ¡Por supuesto que era cierto! ¡Estaban cumpliendo la orden que nosotros debíamos haber hecho y no nos permitieron realizar!

Estaban colocando en la puerta a personas de avanzada edad sentadas en sillas y que harían servir como escudo humano

Yo me acerqué en diversas ocasiones al colectivo que aguardaba en la puerta del centro de votación y les insistí en que abandonaran la actitud, que me entregaran la urna y que cerraran el local, ya que estaban colocando en la puerta a personas de avanzada edad sentadas en sillas y que harían servir como escudo humano ante la posible llegada de los Cuerpo de Seguridad del Estado. Fue inútil.

Hacia el mediodía se presentaron en el centro 15 furgonetas de la UIP de Policía Nacional.

El responsable de ese dispositivo se bajó de la primera furgoneta y se dirigió muy educadamente hacia mi: «Buenos dias, ¿han podido requisar algún material? ¿Han podido identificar a alguna persona? ¿Han podido realizar alguna acta?» 

Desgraciadamente, y profundamente avergonzado, mis respuestas fueron todas negativas.

Llamé a la ambulancia para atender a una persona por una crisis de ansiedad. No hubo más heridos que ese

Entonces dio la orden de bajar de sus vehículos a todos sus efectivos.

Más de un centenar de agentes, que en poco más de 1 minutos tenían desalojado el centro cívico, requisado el material y precintado el local.

La actuación fue de manual, aplicando la mínima fuerza imprescindible.

Llamé a la ambulancia para atender a una persona por una crisis de ansiedad. No hubo más heridos que ese.

Acabábamos de tirar por tierra el prestigio de un cuerpo policial como el de los Mossos d’Esquadra por culpa de una planificación cobarde, totalmente politizada y partidista

Llegado ese punto, mi compañero y yo iniciamos el camino de retorno a comisaría con el convencimiento de que acabábamos de tirar por tierra el prestigio de un cuerpo policial como el de los Mossos d’Esquadra por culpa de una planificación cobarde, totalmente politizada y partidista. Y que habían utilizado a sus agentes como meros títeres para llevar a cabo el plan.

En un colectivo tan numeroso como el nuestro, hay mejores y peores profesionales.

Come en cualquier trabajo. Se ha de denunciar al mal policía (es obligación de todos) y reconocer la labor del que lo hace bien.

Al generalizar estamos atacando injustamente a grandes profesionales que no tienen culpa ninguna de lo que está sucediendo.

Pau».

Barcelona (España), 16.07.2018. La carta de confesión de un mozo sobre su experiencia el 1-O, desde la cuenta oficial de los Mozos por España «Unión Mozos por la Constitución’ (UMC) en Twitter