«Dicen que somos monstruos pero te veo como a un tontolaba y te veo como a un gilipollas»

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FOTOGRAFÍA. BARCELONA (ESPAÑA), 26.01.2020. Los cantantes Joan Manuel Serrat (d) y Joaquín Sabina durante su actuación hoy sábado en el Palau Sant Jordi, en Barcelona, dentro de su gira Serrat & Sabina. No hay dos sin tres". Efe

Efe – Joan Manuel Serrat: «Dicen que somos unos monstruos, pero yo solo te veo como a un tontolaba«, ha dicho bromeando el barcelonés a Joaquín Sabina, que le ha devuelto el dardo con un resuelto: «Pues yo te veo como a un gilipollas«. Hay canciones que suenan a camino de vuelta a casa. Eternas, dueñas de un pedacito de memoria colectiva, escapan de sus autores para ser de todos y de nadie a la vez. Son «Mediterráneo» o «Y nos dieron las diez» coreadas por miles de almas que han acudido este sábado a la cita con Serrat y Sabina en el Palacio San Jordi de Barcelona. Barcelona (España), domingo 26 de enero de 2020.

Tras las giras conjuntas «Dos pájaros de un tiro» (2007) y «Dos pájaros contraatacan» (2012), la pareja de amigos y colegas se ha subido por tercera vez a los escenarios con la minigira «No hay dos sin tres», un divertimento con periplo por Sudamérica y parada en Madrid.

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, dos pájaros, que no aves de paso, de vuelo septuagenario, han brindado un recital de temas a dúo y a solas, intercambiados y renovados, que han hecho las delicias de un público muy devoto.

Luciendo oscuras americanas floreadas a juego, los artistas han abierto la velada con «Esta noche contigo», una canción del de Úbeda que ha dado pauta a un concierto sobrio de cerca de tres horas lleno de recuerdos y bromas sobre el paso del tiempo y la actualidad.

Sabina y Serrat, quien en todo momento se ha dirigido a los asistentes en catalán, han ironizado sobre recientes críticas periodísticas que los calificaban de «inmortales»: «Eso es que nos estamos muriendo y nos quieren enterrar».

«Dicen que somos unos monstruos, pero yo solo te veo como a un tontolaba», ha dicho bromeando el barcelonés a Sabina, que le ha devuelto el dardo con un resuelto: «Pues yo te veo como a un gilipollas».

Tras una introducción con más pullas recíprocas («Sabina pensaba que Netflix eran unas toallitas húmedas para las pérdidas de orina») y la interpretación conjunta de «No hago otra cosa que pensar en ti», Serrat se ha quedado solo en el escenario para dar vida a «Cançó de matinada».

Con su característico bombín, y antes de entonar «Lo niego todo», Sabina se ha adueñado del micrófono para recordar a los fallecidos por el temporal Gloria y a los «subsaharianos muertos a los que Europa deja tirados en mitad del mar», unas sentidas palabras que el público ha recibido con un sonoro aplauso.

Serrat ha vuelto a escena, guitarra en mano, para interpretar juntos «Pero qué hermosas eran», que ha precedido a la balada en solitario «Una canción para la Magdalena» y «Barcelona i jo», esta última con imágenes de su ciudad natal.

Sabina ha reaparecido en la fiesta con la corista Mara Barros para ofrecer «Por el bulevar de los sueños rotos», y ya con sonrisa bandarra y mirada de calavera, ha levantado pasiones cuando su voz rota se ha rendido al desamor rumbero de «19 días y 500 noches», que ha dado paso al desgarro del catalán en «Me’n vaig a peu» y «Nanas de la cebolla», con versos de Miguel Hernández.

En este ir y venir de éxitos pretéritos, la nostalgia llamaba a la puerta con el tema «Peces de ciudad» -que Sabina ha dedicado a Perú, país natal de su pareja, y a la chef Carme Ruscalleda-, seguido por la rockera «Princesa» y los «Cantares» de Antonio Machado, antesala del llanto de Serrat con «Plany al mar» y la mítica «Mediterráneo».

Y sin dar tregua al público, la dupla de artistas se ha enfundado vestidos de corsario para dar pábulo a su lado más canalla con «La del pirata cojo».

«Y sin embargo», «Pare» y «Hoy puede ser un gran día» han avivado los cantos fervorosos de la parroquia presente, que ha reído con ganas cuando la pareja, charlando sobre la juventud en una mesa de bar, ha criticado a una «hijaputa» que ha llamado «anciano» a un hombre de 64 años.

«Y nos dieron las diez» y «Noches de boda» han puesto el broche final al concierto, con el público de pie y miles de brazos balanceándose a modo de despedida mientras Serrat y Sabina abandonaban abrazados los focos.

Segundos después, sin hacerse de rogar, han amanecido de nuevo en el escenario con un esperado bis protagonizado por los temas «Contigo» y «Paraules de amor», una de las canciones de Serrat con las que Sabina, ha rememorado, aprendió a hablar en catalán cuando tocaba en bares, restaurantes y el metro de Londres.

La festiva «Pastillas para no soñar», «Aquellas pequeñas cosas» y «Fiesta» han bajado el telón de la noche, con un San Jordi abarrotado convertido en repentina pista de baile y el adiós emocionado de los músicos, que volverán a actuar en febrero para culminar la gira con dos llenos en el Wizink Center de Madrid.