El envejecimiento es un riesgo cardiovascular

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FOTOGRAFÍA. PEKÍN (CHINA), AÑO 2019. Un grupo de señores mayores realiza ejercicios en un parque de Pekín, China. Madrid, 25.10.2019. El colesterol, la vida sedentaria o la mala alimentación son factores de riesgo cardiovascular, pero en los últimos años se ha demostrado que el envejecimiento, por sí mismo, es una de las causas principales. Efe

Efe – El colesterol, la vida sedentaria o la mala alimentación son factores de riesgo cardiovascular, pero en los últimos años se ha demostrado que el envejecimiento, por sí mismo, es una de las causas principales. Madrid (España), domingo 3 de noviembre de 2019.

Identificar los mecanismos que hacen de la vejez el principal factor de riesgo cardiovascular reúne esta semana en Madrid a expertos mundiales en la sede del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

La edad avanzada tiene una conexión con los factores de riesgo tradicionales, pues cuanto mayores somos, más tiempo estamos expuestos a ellos, pero «no es suficiente» para explicar por qué el envejecimiento aumenta el riesgo cardiovascular, indica a Efe el investigador del CNIC Javier Fuster.

En los últimos cinco años se han publicado estudios sobre «una serie mecanismos específicamente ligados al envejecimiento que son completamente independientes» de los factores de riesgo tradicionales, explica Fuster, uno de los organizadores de la conferencia.

Estos nuevos mecanismos, que son relevantes tanto en la enfermedad cardiovascular como en la cerebrovascular, son «completamente independientes de los que sabíamos hasta ahora» y, por lo tanto, «abren la puerta a terapias y estrategias de prevención» que sean totalmente diferentes.

El investigador del CNIC habla de factores como las mutaciones adquiridas con la edad (somáticas), que cuando se empezó a hablar de ellas hace 40 años no se les dio mucha importancia, pero que en los últimos años se «ha revitalizado y ha dado lugar a publicaciones muy relevantes».

El CNIC está haciendo estudios con personas de 44 a 55 años que están sanas y ya en estos rangos de edad se ve cómo la edad contribuye al riesgo cardiovascular.

En las enfermedades cardiovasculares siempre parece que hay «un cierto riesgo que es independiente del estilo de vida», que se estima en torno a un 10 % y que puede tener que ver con la edad o con otros factores.

Sin embargo, Fuster sigue poniendo el acento en la importancia de la prevención de los factores de riesgo tradicionales, que han permitido «disminuir muchísimo la mortalidad» por estas enfermedades, y porque nuestro estilo de vida «es algo que sí podemos cambiar».

En especial la alimentación ante la epidemia de obesidad infantil que se vive en los países ricos, un problema de «primera magnitud», destaca la investigadora María Moro, de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Aunque no cree que los malos estilos de vida vayan a hacer aparecer enfermedades cardiovasculares a una edad más temprana, lo que sí supondrá es que cuando se manifiesten serán peores y habrá «una mayor incidencia» de este tipo de transtornos.

Moro es especialista en investigación neurovascular y su efecto sobre las enfermedades relacionadas con la demencia, un aspecto que también se debate en la reunión de Madrid.

Gran parte de las investigaciones se han enfocado en el estudio del alzhéimer, pero no hay que olvidar -añade- la importancia de las demencias de origen vascular y aquellas de tipo mixto -que mezclan ambas- y que son las más numerosas.

Los trastornos vasculares, además, pueden desencadenar el desarrollo del alzhéimer, «que puede estar silente en un paciente» y puede contribuir a su agravamiento.

Los diversos tipos de demencia afectan a unos 40 millones de personas en el mundo y para 2050 esta cifra podría llegar a 150 millones, recuerda Moro, lo que hará de este tipo de enfermedades un problema sociosanitario de primera magnitud.