El Gobierno avisa a Artur Mas de que por un cargo «no merece» que venda a Cataluña

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La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, durante la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. EFE

Agencias – La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha avisado hoy al presidente en funciones del gobierno autonómico de Cataluña, Artur Mas Gavarró, de que por ser reelegido en el cargo «no merece» que venda a Cataluña, en alusión a sus negociaciones con la CUP para lograr su investidura. Madrid, 13 noviembre 2015. Fotografía: La vicepresidente del Gobierno de la Nación, Soraya Sáenz de Santamaría. Foto archivo/Efe.

«Por un cargo no merece vender a una comunidad autónoma», ha dicho Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, al ser preguntada por los dos debates de investidura a los que esta semana se ha sometido Artur Mas en el Parlamento catalán y a las contrapartidas que reclama los golpista de CUP. Sáenz de Santamaría ha criticado lo que está haciendo Mas «para cosecharse el apoyo» de los diputados de la CUP y le ha acusado de haber dividido a la sociedad catalana con una «radicalización» que está perjudicando a todos.

«El único que puede sacar algo, dejándose muchos pelos en la gatera, es quien quiere ser investido a toda costa», ha lamentado, convencida de que muchos votantes de la candidatura de Juntos Por Sí ya no secundan esas «derivas radicales y antisistema» por las que se está conduciendo Artur Mas.

Después de insistir en que Mas es «presidente menguante en apoyos», le ha recordado que es representante del Estado y presidente de los catalanes porque existe la Constitución. La vicepresidenta, quien ha confiado en que la suspensión por parte del Tribunal Constitucional de la moción golpista de Juntos Por El Sí y CUP a petición del Gobierno sea el último paso de este asunto, ha hecho un llamamiento a Mas y a los independentistas a «respetar las leyes porque es tanto como respetar la democracia».

«Cataluña -ha dejado claro- es una comunidad autónoma que funciona bien, quien no funciona» es el presidente autonómico de Cataluña, Artur Mas. Aunque no ha querido hablar del último barómetro de opinión pública del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat que señala que el «no» a la independencia ganaría por un punto al «sí», ha recordado que ese resultado ya se produjo en las elecciones del 27 de septiembre.

Unos comicios que «no eran plebiscitarios» porque ni legal ni jurídicamente podían serlo, ha agregado, pero que quienes formaban parte de la candidatura conjunta de Junts pel Sí -en la que Mas iba de número cuatro- dijeron que sí lo eran. «Y el resultado ahí está», ha apuntado. «Mas, que es representante del Estado, lástima que no se acuerde mucho, ha ido menguando en sus apoyos a las urnas y eso es lo que de verdad es real; el resto, las encuestas, ya sabe cómo van en este país, la volatilidad no puede ser mayor», ha resumido.

Ha querido profundizar en esa idea al señalar: «Podrán hacer todas las encuestas que quieran, pero lo que han aprobado y ya está suspendido no está respaldado por más del 47 por ciento de los votos». Se ha mostrado segura además de que muchos de los votantes de la candidatura de JxSí ya no secundan lo que está haciendo Mas y sus apoyos en las urnas bajarían bastante tras la declaración secesionista, con un anexo para contentar a la CUP.

Con ese argumento, Sáenz de Santamaría ha insistido en llamar a la reflexión a los independentistas, a quienes ha acusado de dividir a la sociedad catalana y de no respetar los derechos a buena parte de los diputados autonómicos, que han tenido que recurrir en amparo al TC. Frente a esa «deriva», ha subrayado que el Gobierno de Mariano Rajoy ha trabajado toda la legislatura por la viabilidad económica y social del país, para que el programa primero nacionalista y luego separatista de Artur Mas no perjudicara a los servicios públicos ni a los derechos de los catalanes.

«Quien está colocando a Cataluña en una situación complicadísima desde el punto de vista político, económico y social tiene que reflexionar», ha reiterado, porque no lo avalan ni la Constitución ni las leyes ni la mayoría de los catalanes que «no tienen por qué ser preteridos ni ignorados por su Parlamento ni por su gobierno».