El islam radical del Dáesh actúa en República Democrática del Congo (África)

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FOTOGRAFÍA. KINSHASA (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DE CONGO), 20.10.2020.  Vista de las fuerzas del orden de República Democrática del Congo tras el ataque de los insurgentes de las ADF y la banda terrorista yihadista Dáesh (Estado Islámico de Irak y levante -EIIL-)  contra la prisión de Kangbayi, en la provincia congoleña de Kivu del Norte para liberar a 900 presos. Efe

Efe – Alrededor de 900 presos escaparon este martes de una prisión del noreste de República Democrática del Congo (RDC), después de un ataque de los rebeldes ugandeses de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) que ha reivindicado el grupo terrorista Estado Islámico, informaron las autoridades y fuentes de seguridad. Kinshasa (República Democrática del Congo), martes 20 de octubre de 2020.

El ataque ocurrió esta mañana temprano en la prisión de Kangbayi, en la provincia congoleña de Kivu del Norte, y ha sido ya reivindicado por el Estado Islámico -organización a la que se atribuyen lazos con los insurgentes de las ADF-, según ha informado Kivu Security, un proyecto conjunto de Human Rights Watch (HRW) y el Grupo de Estudios sobre el Congo que cita a una «fuente militar».

Información similar ha difundido Amaq, la agencia de propaganda del grupo yihadista.

Los asaltantes, presuntos miembros de las ADF, llegaron disparando contra los guardias que se encargaban de la seguridad del centro, que contaba con más 1.000 internos, según recogió el medio local Congo Synthèse.

«Lamentablemente, estos asaltantes llegaron además con equipos eléctricos para derribar las puertas de la prisión y lograron destruir la puerta y hacer salir a todos los prisioneros. Nos quedamos con sólo 110 detenidos voluntarios de los más de mil», declaró a la prensa el alcalde de la localidad, Modeste Bakwanamaha, según recoge el medio congoleño Actualité.cd.

Según este mismo medio, actores de la sociedad civil indicaron que la prisión de Kangbayi albergaba en realidad a casi 1.500 reclusos, incluidos combatientes de las Fuerzas Democráticas Aliadas y milicianos Mai-Mai, otro de las decenas de grupos armados que operan en los últimos años en la región nororiental del país.

Las ADF empezaron su campaña violenta en 1996 en el oeste de Uganda como contestación política al régimen del presidente ugandés, Yoweri Museveni, al que acusaban de ir contra los musulmanes, pero el Ejército forzó su repliegue a la frontera con la RDC.

Desde allí realizan incursiones en territorio congoleño, que incluyen saqueos para conseguir víveres.

Su programa es difuso, más allá de una posible conexión con la organización yihadista Estado Islámico y un «modus operandi» consistente en atacar y ocultarse gracias a una geografía montañosa, que les permite escapar a las operaciones del Ejército congoleño y de la misión de Naciones Unidas sobre el terreno, la MONUSCO.

El noreste de RDC lleva años sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército regular, pese a la presencia de la fuerza de paz de la ONU, que tiene desplegados a más de 15.000 efectivos en el país.