El separatismo quiere destruir España sin «armas y muertos» sino con «paz, convivencia y civismo»

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El presidente secesionista del gobierno de JxSí ante la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont Casamajó, en una captura pantalla de su entrevista con el diario catalán 'El Nacional'. Lasvocesdelpueblo.

Lasvocesdelpueblo y Agencias – El presidente de Cataluña: «Las conquistas democráticas en Cataluña no se han hecho nunca por la violencia, lo que tenemos o» la secesión de Cataluña del resto de España «que tendremos no lo habremos hecho nunca acompañada de las armas ni de los muertos, sino desde la paz, la convivencia y del civismo». Barcelona (España), domingo 9 de octubre de 2016. Fotografía: El presidente secesionista del gobierno de JxSí ante la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont Casamajó, en una captura pantalla de su entrevista con el diario catalán ‘El Nacional’. Lasvocesdelpueblo.

Puigdemont: «Eso de la desobediencia, relativicémoslo. Nosotros no estamos en la lógica de la desobediencia, sino en la de la obediencia estricta al pueblo de Cataluña y al Parlamento (autonómico de Cataluña). Lo que tenemos que preguntar es: ¿los otros grupos políticos desobedecerán al Parlamento, al mandato del pueblo de Cataluña? Nosotros decimos que no pensamos desobedecer al pueblo de Cataluña».

¿Y comparte, como él dice, que la cultura catalana es también españolísima? Él no dijo exactamente eso. Él vino a decir que la cultura es permeable a muchas aportaciones. La cultura propia de Cataluña sabe de qué manera hacer una aportación universal a partir de sus valores y su diálogo con las culturas de las civilizaciones que existen en el mundo. El hecho que nos diferencia de una cultura sucursalizada es que eso lo hemos hecho con soberanía cultural.

Él quería decir: ¿la cultura de una Cataluña (separada del resto de España) romperá con la cultura española? No romperá. Ni con la francesa, ni con la portuguesa, ni con la italiana, ni con la americana. La gracia es que lo sabemos incorporar con soberanía cultural.

El presidente separatista autonómico de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont Casamajó, afirma que «inhabilitando la presidenta del Parlamento autonómico de Cataluña, o un consejero del gobierno de la generalidad, o presidente de la generalidad, lo que están intentando es inhabilitar» al secesionismo catalanista «y eso no lo aceptaremos nunca». Puigdemont añade que no serán «cómplices de esta inhabilitación general» del separatismo en «Cataluña».

En una entrevista en el diario catalán ‘El Nacional’, Puigdemont se refiere a una futura convocatoria electoral en caso de que no se haya podido completar la hoja de ruta acordado. En este caso ve «bastante evidente» la reedición de JxSí si considera que el proyecto es válido. «Ahora, si JxSí considera que ya no es válido este proyecto, que no vale la pena esta estrategia, entonces la circunstancia es otra». Con todo, el presidente añade que todavía no ha llegado a «esta pantalla».

El Parlament ha perfilado el calendario de la hoja de ruta: referéndum, como muy tarde en septiembre, y seis meses después, elecciones constituyentes… Efectivamente, este es el calendario que, de hecho, es heredero del calendario con el cual nos presentamos a las elecciones y con el cual queríamos culminar el proceso. Por lo tanto se trata de, lo que yo ya avancé en enero, poner una fecha más concreta. Siempre admite unos movimientos, técnicos, arriba o abajo. Sin embargo, marca ya unos compromisos de calendario muy definidos y nítidos que nos ayudan a defender esta idea de que estamos haciendo el trabajo que nos corresponde; asegura Puigdemont en una entrevista con ‘El Nacional’.

¿Se esperaba que el TC anunciara antes de la votación del jueves que enviaba a la presidenta del Parlament a la vía penal y que el Supremo pidiera el suplicatorio de Francesc Homs por el 9-N…? Esperábamos que pasara, hicieron su Seis de Octubre. Seguro que no hay casualidades, vaya, yo no me las creo. La decisión entraba en el guion de esta ofensiva del Estado. En todo caso, a nosotros nos va bien el contraste: el día que el Parlamento (autonómico de Cataluña) con amplísima mayoría, por lo tanto, con un mandato democrático irrefutable, toma la decisión, en lugar de tener lo que reclamamos, que es una respuesta política, nos envían nuevas respuestas judiciales. Ayuda a contrastar más por qué no queremos continuar dentro de este Estado y queremos hacer uno nuevo.

¿Qué tiene que hacer Forcadell si queda inhabilitada? El presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña le reclamó durante la Diada que, en este caso, al día siguiente volviera a ocupar su lugar en la presidencia del Parlamento (autonómico de Cataluña). Es que todos esperamos que todas las personas que, en el ejercicio de la defensa de la democracia y de aquello que los ciudadanos han votado, puedan ser inhabilitadas sigan siendo fieles al mandato que ha hecho el pueblo de Catalunya.

Al menos este es el compromiso del (gobierno autonómico de Cataluña) también, y seguro que la gente espera eso. Todos tenemos claro que no es una inhabilitación personal. Inhabilitando la presidenta del Parlament, o un conseller, o el presidente, lo que están intentando es inhabilitar al (secesionismo catalanista) y eso no lo aceptaremos nunca, y no seremos cómplices de esta inhabilitación general del (separatismo en) Cataluña.

Entraríamos en el famoso capítulo de la desobediencia… Eso de la desobediencia, relativicémoslo. Nosotros no estamos en la lógica de la desobediencia, sino en la de la obediencia estricta al pueblo de Cataluña y al Parlamento (autonómico de Cataluña). Lo que tenemos que preguntar es: ¿los otros grupos políticos desobedecerán al Parlamento, al mandato del pueblo de Cataluña? Nosotros decimos que no pensamos desobedecer al pueblo de Cataluña.

Este referéndum que prevén como muy tarde en septiembre, ¿cómo lo harán para que no acabe siendo un nuevo 9-N?  De entrada, porque no se planteará cómo se planteó el 9-N. El 9-N es un activo que tiene el proceso, fue un éxito de movilización, de respuesta ciudadana y civismo. Gracias al éxito del 9-N nosotros ahora creemos que podemos hacer el referéndum que no nos dejaron hacer.

¿Qué tipo de referéndum? Pues, una respuesta binaria, que no era el caso del 9-N, una respuesta que tenga efectos jurídicos, políticos, y, por lo tanto, que se parezca lo más posible a aquel instrumento que la mayoría de países que han conseguido ser independientes han utilizado, para demostrar no sólo a nosotros mismos, sino al mundo, que somos una mayoría que queremos que Cataluña sea un Estado independiente. Sirve para eso.

Pero necesitará un censo…  Necesitaremos muchas cosas. Necesitaremos, para empezar, un presupuesto, una organización, un reglamento que funcione y dé garantías, tiene que dar todas las garantías al mundo que el resultado es un fiel reflejo de la voluntad del pueblo de Cataluña. Todo lo que decidiremos irá en esta dirección. Todo. Eso abarca desde el presupuesto que tendremos que definir, hasta la campaña, la manera como la gente podrá votar, aquí o fuera…

¿Cómo superará las trabas que le planteará el Estado ya desde el mismo momento en que aparezca en el presupuesto? Hasta ahora han ido poniendo muchas trabas, todas las hemos superado. Lo que no haremos es explicarlo al adversario político. No le pondremos las cosas fáciles. Lo haremos. Y si lo hacemos, lo haremos bien. Por lo tanto, funcionará.

¿Y cómo garantizará el reconocimiento internacional? Es que ya no será una decisión del Parlament o del (gobierno autonómico de Cataluña). Si la gente quiere, el reconocimiento es inevitable. No puede ser de otra manera. Si aquí vota una parte significativa de la población y el resultado es claro, no hay ninguna posibilidad de que no se reconozca este realidad: existe, no se puede ocultar bajo una alfombra o, por comodidad de todos, decir aquí no ha pasado nada.

Antes, sin embargo, habrá que superar la aprobación de la ley de transitoriedad jurídica, paso previo imprescindible, y habrá un primer choque con el Estado… La respuesta es nuestro sentido de Estado. Tenemos que tener sentido de Estado. Lo que puedan hacer los otros ya está previsto.

Pero este país se emancipó políticamente el 27-S del año pasado y decidió que a partir de ahora tomará sus decisiones políticas, en función del mandato y de los intereses del pueblo de Cataluña, que obviamente no están aislados del mundo y que se tienen que poner en coordinación con otras circunstancias políticas, las españolas –por descontado–, las europeas, las mundiales… Pero las decisiones serán soberanas. Y por lo tanto, la decisión que tome el Parlamento obedecerá a esta lógica. Que eso al actual gobierno español no sólo no le complace, sino que lo motiva para presentar demandas, no es ninguna sorpresa.

Usted ha dicho que el papel de la gente en la calle será muy importante, que «hará falta» que la gente apoye. ¿A qué se refería cuando dijo eso? Hasta ahora, cuando ha hecho falta, la gente ha respondido; cuando ha hecho falta llenar Diades, lo ha hecho no una sino cinco veces; cuando hemos pedido a la sociedad civil que apoyara a los encausados; cuando hemos pedido a los ayuntamientos que se adhieran a una entidad municipalista que fomente la independencia…

Es decir, la gente ha respondido. ¿Quiere decir que se ha acabado el trabajo de la gente porque ahora le toca a las instituciones? No. Porque, finalmente, el referéndum lo ganará la gente. Si la gente va, lo ganamos. Seguro. Por lo tanto, tocará. Pero esta es la parte que me preocupa menos, porque la gente ha respondido siempre. Y estamos aquí todos juntos, la política especialmente, por la obstinación de la gente. La gente no fallará.

¿En qué está pensando, sin embargo, cuando prevé que harán falta nuevas movilizaciones? Yo no pienso en nada que no sea la culminación de este proceso en las formas en que lo he dicho en el Parlament. Pero no sabemos ni qué gobierno habrá en España, ni qué actitudes tendrá, ni cómo se agravará la persecución judicial…

Lo que está claro es que ante un presidente como Artur Mas Gavarró, la vicepresidenta Ortega y los consejeros Irene Rigau y Francesc Homs juzgados por las urnas, esta tiene que ser una respuesta de país, no puede ser una respuesta de comunicado de prensa. Yo creo que el pueblo de Cataluña lo tiene claro eso. Por ejemplo, en el momento en que se quiera continuar la persecución jurídica contra los que estamos empujando un derecho democrático reconocido internacionalmente como el derecho de los pueblos a la libre determinación.

Cuando alguien atente contra eso, no se limita a ser un asunto del gobierno (autonómico de Cataluña)o del Parlamento (autonómico de Cataluña), es un asunto del país, y como siempre ha pasado en los casos en que ha hecho falta, como hizo falta el 11 de Septiembre del 76, aunque fuera ilegal pedir el Estatuto de Autonomía, el pueblo sale y pide las cosas que quiere conquistar.

Y las conquistas democráticas en Cataluña no se han hecho nunca por la violencia, lo que tenemos o (la secesión de Cataluña del resto de España) que tendremos no lo habremos hecho nunca acompañada de las armas ni de los muertos, sino desde la paz, la convivencia y del civismo. Es así como ganaremos.

En la cuestión de confianza, señaló a Oriol Junqueras como responsable de emprender la arquitectura de todo el referéndum. Y se han hecho muchas interpretaciones… No dije exactamente eso, dije que la comisión interdepartamental para el impulso del autogobierno que preside el vicepresident Junqueras es la que tiene, como no podía ser de otra manera, la responsabilidad de eso.

No es un encargo al vicepresident del área económica. Es un asunto de todo el Govern y el órgano del Govern que coordina la participación de los diferentes departaments en el impulso del autogobierno es esta comisión que preside el vicepresident Junqueras.

Efectivamente, también dejó claro que el referéndum es un encargo que apela a todo el Govern y que todo el mundo tiene que asumir la responsabilidad que le corresponde. ¿Por qué este aviso? No era un aviso, era un mensaje al pueblo de Catalunya. Esto es una acción solidaria del gobierno de la generalidad de Cataluña. Todo el Govern se pone al frente. En el riesgo también. Y es un mensaje también de cara a la gente que trabaja en la Administración o en los ayuntamientos, o trabaja en empresas.

El riesgo y la responsabilidad lo pone todo el gobierno (autonómico de Cataluña). Es un mensaje de solidez, de seguridad, de compromiso. No podremos ganar esta batalla, ni tan solo librarla, si el Govern no se pone al frente con todo el coraje, con toda la responsabilidad y asumiendo todo el compromiso, que es lo que quise explicar. Que nadie piense que eso sólo afecta a Presidència o Vicepresidència o a Participació, eso es todo el Govern. Que nadie tenga dudas.

¿Cómo ve la solidez del gobierno (autonómico de Cataluña)? Este es un gobierno sólido, cohesionado, alegre, que genera confianza interna y externa. Creo que es una de las claves que explica el porqué, tanta excepcionalidad junta con condicionantes que no se habían producido nunca, con la convivencia de grupos políticos diferentes, funcione.

Porque tenemos ganas de que funcione. Claro está que hay diferencias, discrepancias, pero es que nos sentimos muy libres de poder hacerlas, socializar, de respetarnos mucho y tener claro en todo momento que el objetivo es el país no son los rincones que muy legítimamente cada uno pueda tener de intereses partidistas o trayectorias personales, sino el país. Y por el país estamos dispuestos a hacer sacrificios, esfuerzos, exigencias muy altas.

Ha habido algunos rifirrafes este septiembre entre ERC y (CDC –ahora Partido Demócrata Europeo Catalán). La responsable de su partido, Marta Pascal, llegó a advertir a Esquerra sobre la tentación de reeditar el tripartito…  Eso no es un tema del gobierno (autonómico de Cataluña) y de grupo parlamentario. Forma parte de la política catalana, de los partidos, que siguen existiendo y tienen que seguir existiendo y tienen que tener diferencias y, seguramente en algunos casos las tienen que poner en evidencia, porque eso es hacer política.

Aquí no es un partido único, por suerte, somos muchos partidos, que en algún caso nos hemos puesto de acuerdo de manera excepcional para llegar a hacer una cosa excepcional, pero eso no quita que, por ejemplo, en la visión de la sociedad haya discrepancias en algunas cosas. Tampoco hay que dar más trascendencia, se producen y se producirán en el futuro. Lo que sí que tenemos que esperar todos, y en este sentido no tengo queja, es que las decisiones que tomemos los partidos comprometidos con la independencia de Cataluña sumen.

El consejero Santi Vila se mostraba crítico esta semana en una entrevista en ‘El País’ con las inversiones que hace este gobierno en Cultura…  Todos los que hemos tenido responsabilidades en Cultura, yo las tuve en el Ayuntamiento de Gerona, pensamos siempre que la cultura tiene que tener mucha más presencia. Y la tiene que tener. Desde este punto de vista, comparto la idea de que la Cataluña (separada del resto de España) tiene que basarse en una preeminencia de la cultura como hacen los grandes países del mundo.

No podremos avanzar, tener cohesión social, hacer aportaciones al mundo si prescindimos de la cultura. Dicho esto, no tenemos los recursos para poder responder a la construcción de un país así. Razón de más para tener un Estado independiente que nos proteja la lengua, nuestros creadores… Por lo tanto, estoy de acuerdo que la (hipotética) República (Catalana) tiene que ser también una república de raíz cultural.

¿Y comparte, como él dice, que la cultura catalana es también españolísima? Él no dijo exactamente eso. Él vino a decir que la cultura es permeable a muchas aportaciones. La cultura propia de Cataluña sabe de qué manera hacer una aportación universal a partir de sus valores y su diálogo con las culturas de las civilizaciones que existen en el mundo. El hecho que nos diferencia de una cultura sucursalizada es que eso lo hemos hecho con soberanía cultural.

Él quería decir: ¿la cultura de una Cataluña (separada del resto de España) romperá con la cultura española? No romperá. Ni con la francesa, ni con la portuguesa, ni con la italiana, ni con la americana. La gracia es que lo sabemos incorporar con soberanía cultural.

¿En qué circunstancias se ve usted como candidato –a la presidencia d ela generalidad de Cataluña–? Pues en unas circunstancias para las cuales yo no trabajo y no quiero que pasen: que de sopetón tengamos que convocar elecciones porque no hemos salido adelante y llegamos a la conclusión de que tenemos que mantener la misma hoja de ruta con más potencia y hace falta que todos sumemos. En estas circunstancias, de haber dejado el trabajo a medio hacer, es cuando me siento incluso obligado, pero este es un escenario que yo no contemplo.

Hay una pregunta que se le tiene que hacer en todas las entrevistas, ¿será candidato? ¡Ostras! (se ríe)… Y si se tiene que hacer en todas las entrevistas hay que seguir haciéndola.

¿Por lo tanto, quiere decir que si se tuvieran que convocar elecciones porque no se ha podido hacer la hoja de ruta tal como se ha acordado, se tiene que reeditar JxSí? En unas circunstancias en que JxSí no ha podido culminar su proyecto y JxSí considere que el proyecto es válido, me parece que es bastante evidente, ¿no? Ahora, si JxSí considera que ya no es válido este proyecto, que no vale la pena esta estrategia, entonces la circunstancia es otra. Pero, vaya, sería ponerlo mucho más difícil. A esta pantalla no he llegado

¿Y si tuviera que ser candidato en esta pantalla? No me haga decir cosas que no he contemplado.

Con esa ambigüedad, el ex-alcalde «feliz», como ocurría hace 80 años en España y hasta día de hoy en países islamista, obligado a una tarde del 10 de enero 2016 a «cazarse» y abandonar Gerona hasta la fecha de hoy, concluyó la entrevista que ha emitido ‘El Nacional’ hoy, domingo 9 de octubre.