Experto de la EMA y expresidente de la OMS: «La vacuna COVID no salva vidas». «Las vacunas COVID son un experimento global sin precedente en la historia de la Humanidad»

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, 07.02.2022. El experto externo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en materia de farmacovigilancia, expresidente del Comité de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Profesor Honorario, Universidad Autónoma de Barcelona, Joan-Ramon Laporte Roselló, comparece ante el Congreso de los Diputados en la Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas y el Plan de Vacunación en España. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Redacción.- Madrid (España) Congreso de los Diputados del Reino de España, lunes 7 de febrero de 2022. Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas y el Plan de Vacunación en España.Sesión número 8. Fecha: lunes 07 de febrero de 2022. Comparecencia de don Joan-Ramon Laporte Roselló, Profesor Honorario, Universidad Autónoma de Barcelona —invitado por los Grupos Parlamentarios del Gobierno de coalición de España: Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos—, acordada por la citada Comisión, para informar en relación con el objeto de la misma. (219/000665).

VÍDEO.

Muchas gracias, señor presidente,

Señorías,

Agradezco a esta comisión su invitación a comparecer para comentar aspectos relativos a la campaña de vacunación contra la COVID 19 en España.

En primer lugar, me presentaré.

Inicie la farmacovigilancia en España y el servicio español de farmacovigilancia en los años 1980.

Fui director del centro coordinador del sistema español de farmacovigilancia y miembro de la comisión nacional de farmacovigilancia hasta la creación de la agencia española del medicamento en 1999. Desde esta fecha hasta la actualidad he sido experto externo de esta institución y durante un tiempo miembro de su consejo asesor.

Fui presidente del Comité de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2004.

He publicado más de 250 trabajos originales referenciados en bases de datos de revistas con revisión por pares de investigación en farmacología clínica y farmacovigilancia y fármaco epidemiología.

Y dirigí el Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en farmacoepidemiología hasta 2017.

En la actualidad soy también experto externo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en materia de farmacovigilancia.

Y formo parte del Comité Científico del Grupo (…) de la Agencia Francesa del Medicamento y la Alta Autoridad de Salud de Francia. Aparte de seguir como consultor de otras agencias nacionales de medicamentos.

No tengo conflictos de intereses relacionados con la industria farmacéutica o los productos sanitarios. Se había convocado a opinar sobre problemas y dificultades que se hayan producido hasta la fecha en el proceso de vacunación y en la aplicación por parte de las administraciones públicas competentes de la estrategia de vacunación frente a la COVID 19 en España y sus posteriores actualizaciones.

Y en los últimos días he podido escuchar gran parte de las comparecencias ante esta comisión y he pensado que puedo aportar algunos comentarios sobre tres cuestiones, quizá no me dé tiempo de todas ellas.

1.- La primera, y a la que voy a dedicar más tiempo, la farmacovigilancia de las vacunas y el papel de las agencias reguladoras: La AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) en España y la EMA (Agencia Europea del Medicamento) en la Unión Europea

2.- La segunda, algunos aspectos relacionados con la campaña de vacunación

3.- Y la tercera, unos comentarios, si me da a tiempo, sobre los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas

Primero

Farmacovigilancia: Agencia española (AEMPS) y Agencia europea (EMA)

En materia de farmacovigilancia los comparecientes en esta comisión, representantes de la agencia española han descrito los complejos procedimientos y mecanismos de coordinación que han desarrollado para hacer frente a la epidemia de SARS-CoV-2 (COVID 19  o coronavirus): reuniones, coordinación entre diferentes organismos de la administración, con otros Estados miembros de la Unión Europea y con la agencia europea y con las Comunidades Autónomas.

Procedimientos

Pero escasos resultados si se exceptúan los relativos con la alta tasa de vacunación alcanzado que al fin y al cabo no es más que lo que llamamos una variable instrumental, pero no una variable de resultados; el resultado es la prevención de la enfermedad y de la muerte.

Análogamente, los informes de farmacovigilancia de la agencia española, el último: el duodécimo publicado el pasado 26 de enero de 2022, informan de más de 55 mil notificaciones recibidas de efectos adversos de las vacunas hasta el nuevo 19 de enero de 2022. De estas, 375 tuvieron desenlace mortal y más de 11.000 fueron calificadas como graves.

Y cito lo que el sistema español de farmacovigilancia entiende como grande: «entendiéndose como tal cualquier acontecimiento adverso que requiera o prolongue la hospitalización, que dé lugar a una discapacidad significativa o persistente o a una malformación congénita que ponga en peligro la vida del paciente o que resulte mortal, así como cualquier otra condición que se considere clínicamente significativa».

Repito, más de 11.000 acontecimientos adversos graves después de la vacunación notificados al sistema.

La publicación de estos datos puede ser vista como un ejercicio de transparencia, pero la realidad es que a falta de más detalles son difícilmente interpretables. Por ejemplo, a pesar de que en esta fecha se estaba iniciando a la vacunación infantil y de adolescentes, en enero de 2022, y de que se citan casi 900 efectos adversos en menores de 20 años, el informe no comenta los casos de este grupo de edad; precisamente, el que concita mayores incertidumbres sobre la conveniencia de la vacunación.

La transparencia no consiste solamente en subir informes técnicos a la web, que, también, sino sobre todo en iluminar, en ayudar a dirigir la mirada y en ayudar a comprender. De lo contrario, se siembra el terreno para que proliferen la desconfianza y las suspicacias. ¿Quién sabe si por una intención de esconder la información en una montaña de datos o quizás porque se entiende equivocadamente que esta comisión no es el foro para debatir cuestiones técnicas este tipo de datos no han sido presentados ante sus señorías? De modo que la propia comisión no ha tenido una oportunidad de preguntar sobre el uso que se hace de ellos:

Señorías, les quiero comentar algunas cuestiones técnicas que puede entender cualquier ciudadano, que creo que las que les pueden ser útiles.

12 consideraciones me parecen oportunas sobre la farmacovigilancia de las vacunas

La primera

Las primeras vacunas disponibles contra la COVID 19, como recordarán en España y las más utilizadas hasta el día de hoy, han sido Comirnaty de Pfizer/biontech, de la que se han administrado más de 54 millones de dosis hasta el pasado 9 de enero; Spikevax de Moderna con 14 millones de dosis. Estas dos vacunas se basan en una nueva tecnología. Así como las vacunas tradicionales son gérmenes atenuados o porciones de ellos que estimulan el sistema inmunitario, las vacunas de «ARN-mensajero» introducen un ácido nucleico que da instrucciones a células de la persona vacunada para que fabriquen esta proteína del virus la llamada «spike protein» que esa a su vez estimulará el sistema inmunitario.

Conviene recordar aquí el diccionario de la Real Academia de la lengua Española (RAE) define una vacuna como, cito: «preparado de antígenos que administrado a un organismo provoca en él una respuesta de defensa». Según esta definición, las llamadas vacunas de Pfizer y Moderna no son verdaderas vacunas; son fármacos basados en una tecnología nunca usada en terapéutica hasta ahora y menos en campañas masivas.

De ahí que la vacunación masiva supuso un experimento global y esto me parece esencial para entender lo que quiero decirles a partir de ahora sin precedentes en la historia de la humanidad.

Segunda consideración

Los resultados de los primeros ensayos clínicos sobre las vacunas de Pfizer y Moderna, publicados en diciembre de 2020, mostraron valores de eficacia preventiva de 90% o más. Parecían muy convincentes y el mundo comenzó a respirar, nunca mejor dicho, con la perspectiva de las vacunas y a suspirar también por ellas, pero deberíamos ser conscientes de que entrábamos en un experimento preventivo vacunal global por su extensión y por la nueva tecnología que entrañaba.

Tercera idea

Un ensayo clínico de vacunas o de cualquier medicamento da información que es preliminar, que debe ser comprobada en la práctica. Esto es la farmacoepidemiología: comprobar lo que ocurre en la práctica que no es lo mismo que los ensayos clínicos.

Por ejemplo, en el ensayo clínico sobre la vacuna de Pfizer (…) con más de 43.000 participantes, sólo cinco de estos 43.000 eran mayores de 85 años y sólo un 4% mayores de 74 años. Un ensayo clínico ha hecho en poblaciones que no eran las más vulnerables a la enfermedad.

Sin embargo, como todos sabemos, la vacunación en España comenzó en los mayores de 80 años y la primera persona vacunada, que ha sido recordada en esta comisión, tenía 96 años cuando recibió la primera dosis; una persona no representada en los ensayos clínicos sobre las vacunas COVID.

Cuarta consideración

Los ensayos clínicos de medicamentos y vacunas son diseñados realizados e interpretados por la compañía promotora. El control de calidad de los datos recogidos también correr a cuenta del promotor y el control de la gestión de datos por las administraciones públicas se basa en inspecciones, que son solamente muy ocasionales.

Recientemente, British Medical Journal describió irregularidades en el ensayo de Pfizer conocidas como el «Pfizer (Gates)». El fraude es habitual, a menudo, y sobre todo en la catalogación y archivo de los acontecimientos adversos.

Les contaría ahora un ejemplo que, estoy autorizado a contarles. El equipo RX, como el risk en inglés, riesgo con una x de prescripción médica, se autodescribe como un grupo de expertos médicos de alto nivel de reputación internacional en la detección precoz de efectos adversos de medicamentos y a la mitigación de sus riesgos farmacovigilancia y atención de pacientes. Fue constituido en 2012 y dirigido por profesor de vigilia de la universidad MCmaster de Canadá, en colaboración con (…), decía: «hemos entrevistado y revisado hasta ahora la historia clínica de tres participantes en ensayos clínicos uno en el de Pfizer de adultos, y otro en el de Pfizer pediatría y uno en el de adultos de Astrazeneca que han padecido de efectos adversos graves e incapacitantes y que han sido literalmente desaparecidos, y uso la palabra que me recordó porque una de estas víctimas es argentina, de los informes de estos ensayos-«.

Puedo decir que no es cierto que no se registran acontecimientos adversos graves en los ensayos clínicos… que no se registran. Ocurrieron, pero no fueron registrados que es diferente.

Comenzamos a tener constancia de que algunos problemas fueron escondidos debajo de la alfombra. Estos casos serán públicos dentro de unas semanas en la web de RX con nombres y apellidos de los pacientes y de los médicos que han revisado la historia, no con datos anónimos para aumentar la credibilidad de los casos.

Quinta consideración

En las publicaciones de los ensayos clínicos entre ellos los de las vacunas de (…) se ofrecen solo datos muy generales y de forma agrupada además del fraude también es habitual la presentación tendenciosa de los resultados. Por ejemplo, tendenciosidad que consiste en expresar la eficacia en términos relativos y no absolutos en el ensayo de Pfizer, por ejemplo, se registraron 162 casos de COVID 19 en el grupo placebo comparado con 8 en el grupo vacunado. Lo que supone una diferencia en términos relativos del 95%, 8 es un 5% de 160.

No obstante, la realidad fue que la incidencia de PCR positiva para COVID, ni tan solo enfermedad clínica, solo PCR positiva, había sido de menos de 1% en el grupo placebo comparado con 0,04 por ciento en el grupo vacunado; una diferencia de menos de 0,9 % en términos absolutos, menos de un 1%.

O tendenciosidad también consistente en ocultar determinados resultados en el artículo publicado. Por ejemplo en los ensayos clínicos con la vacuna the Pfizer y de Moderna se registraron 14 muertos en el grupo placebo y 15 en el grupo vacunado; no me equivocado: una muerte más en el grupo vacunado que en el grupo placebo. En el ensayo de Moderna se registró el mismo número de muertes 14 en cada grupo.

No, señorías. Los ensayos clínicos no han demostrado que las vacunas salvan vidas. Quizás se habrá visto en otros estudios una tendencia a disminuir las hospitalizaciones, pero no hay lo que se llama una evidencia en términos oficiales de esta medicina mercantil que vivimos de que las vacunas salvan vidas.

El número de fallecimientos registrados en cada grupo de estos ensayos en los artículos publicados no fue ni tan solo mencionado en los artículos principales si sólo se podía encontrar después de revisar el material son decenas de páginas del material suplementario se cuelga en la web.

Señorías,

No dispongo del tiempo necesario para aburrir les extendiéndome en otros detalles, pero les aseguro que los resultados de los ensayos clínicos promovidos por las compañías farmacéuticas deben ser considerados más bien como indicios y de ningún modo como lo que llaman evidencias.

Según, una vez más, el diccionario de la Real Academia de la lengua española (RAE), es evidente lo que es cierto, claro, patente y sin la menor duda. Triste ironía que expertos y dirigentes de instituciones sanitarias sigan insistiendo en la palabra evidencias ante una enfermedad nueva y por tanto poco conocida imprevisible en su evolución epidémica y en las secuelas que va a dejar.

Las llamadas evidencias sobre las vacunas no tenían nada de cierto, nada de claro y sí muchas patentes de la definición de lo que es evidente.

Sexta consideración

En cualquier caso, con fraude o sin é, con presentación tendenciosa de los resultados o no, los resultados obtenidos con cualquier ensayo clínico deben ser revisados en detalle por expertos en la materia, lo que requiere tiempo, sin duda, pero también, en primer lugar, transparencia.

Y les voy a poner un ejemplo. Pfizer, por ejemplo, anunció que haría pública la totalidad de los resultados de su ensayo clínico principal sobre la vacuna en 2025. ¿Se lo pueden creer? Pues bien, parece que ni esta fecha era cierta. El el pasado mes de enero, a petición de varias organizaciones civiles por la transparencia, un juez federal de Estados Unidos obligó al jefe de la Administración de Medicamentos y Alimentos ​​ ​es la agencia del Gobierno de los Estados Unidos (FDA) y a Pfizer a hacer públicos estos resultados en un lapso de meses. En lugar de los 75 años que pretendía la compañía y que había pactado con Pfizer.

Séptima consideración

Además de todo lo dicho, los resultados de los ensayos clínicos deben ser confirmados por la práctica y esto requiere un muy cuidadoso seguimiento epidemiológico del experimento global de la vacunación contra la COVID 19. De allí la necesidad de la farmacovigilancia. Yo diría más, de una farmacovigilancia reforzada.

Octava consideración 

A pesar, de los resultados aparentemente optimistas de los ensayos clínicos sobre las vacunas contra la COVID 19, ya en enero de 2021, hace 13 meses, teníamos 5 áreas bien identificadas de incertidumbre:

A.- Primero

¿Cuál sería la duración de la eficacia preventiva de la vacuna?

Y hemos podido comprobar que al cabo de seis meses de la segunda dosis la eficacia disminuye en un 20 a 30 por ciento. Pero es curioso en lugar de tomar nota de este hecho como una insuficiencia de las vacunas, los fabricantes acogieron esta noticia con subidas de su cotización en bolsa.

Claro, si un producto es ineficaz o parcialmente eficaz habrá que ir repitiendo dosis; si es posible durante toda la vida. Esto es el sueño de cualquier vendedor de medicamentos para el colesterol la osteoporosis o de vendedor de crecepelo.

La realidad es que necesitamos mejores vacunas en términos de eficacia protectora, como ha dicho el secretario general de la OMS.

B.- La segunda duda se refería al efecto preventivo de las vacunas sobre las nuevas variantes del virus

La eficacia de las vacunas frente a la cepa delta fue inferior a satisfacción frente a la cepa de Alfa y la experiencia reciente ha mostrado que las vacunas no han funcionado frente a la cepa omicron; y añado: a pesar de los llamamientos a la población a vacunarse cuando llegó la cepa omicron.

Por ejemplo, los datos oficiales reproducidos por profesor Luís Carlos Silva, relativos a Cataluña, muestran que entre el 23 de diciembre pasado y el 12 de enero pasado en plena onda omicron se registraron 37 mil diagnósticos de COVID 19 por PCR en personas vacunadas y 30.000 algo menos en personas no vacunadas.

Esto no quiere decir que los vacunados tuvieran más enfermedad por omicron. Lo que quiere decir o lo que se puede interpretar, sin duda, es que la vacuna no protegía contra la enfermedad producida por la cepa omicro.

C.- Tercera duda o incertidumbre que existía con las vacunas se refería así evitarían la transmisión o contagio

Y está claro que las vacunas no evitan la transmisión de la enfermedad aunque algunos comparecientes lo han dicho con la boca pequeña; no la evitan.

De modo que el Pasaporte o certificado COVID carecía de base científica y además puede haber contribuido a aumentar el número de casos puesto que daba una falsa sensación de seguridad a quienes lo obtenían.

D.- La cuarta duda se refiere a los efectos adversos

Ustedes recordarán que cuando salió la vacuna de AstraZeneca se habló rápidamente en una señal de farmacovigilancia de un riesgo de trombosis graves sobre todo en mujeres jóvenes; la señal apareció a finales de enero. El comité de seguridad de la agencia europea, tan halagado en esta comisión, no se reunió hasta principios de marzo y como con una rueda de prensa el 31 de marzo. Total, para decir que no disponían ni siquiera de cifras de vacunación en losen los Estados miembros (de la Unión Europea) por franjas de edad y sexo.

Y por tanto, no podían calcular la incidencia si las mujeres tenían más riesgo, las jóvenes más que las las mayores, etcétera. Además, la EMA, sabiendo que esto es incorrecto, insistía en la baja incidencia sin distinguir la incidencia real de los acontecimientos de la realmente notificada.

Les pongo un ejemplo. Por ejemplo, en relación con las trombosis; entre el 1 de enero y el 19 de abril de 2021 en Cataluña se notificaron 53 casos de trombosis. Es mucho. Existía mucha publicidad sobre el problema y esto favorece que se notifique en estos casos. Pero las bases de datos sanitarias de los centros de salud de Cataluña contenían 540 casos, más de 10 veces más que naturalmente en su mayoría no habían sido notificados. O también el problema de la miocarditis y la pericarditis; se nos dijo primero por la EMA que la incidencia podía ser de un caso por millón; de entre uno y diez casos. Después se rebajó la estimación a un caso por cien mil. Después salió un estudio israelí que hablaba de un caso por 10.000 en los adultos jóvenes.

Ustedes habrán visto o habrán oído hablar de jugadores de fútbol famosos e incluso de espectadores de espectáculos deportivos que colapsan en mitad del partido. Son personas vacunadas que tienen problemas cardíacos posiblemente atribuibles a la vacunación y de eso no se habla.

E.- La última incertidumbre que teníamos cuando aparecieron las vacunas ha sido ampliamente debatida en esta comisión se refiere al acceso a las vacunas a escala global

Y les quisiera hacer algunas reflexiones más sobre la farmacovigilancia.

Además de lo que lo se les he contado, el seguimiento de la seguridad de las vacunas ha puesto de manifiesto las deficiencias de la farmacovigilancia en la Unión Europea. La agencia europea, como les he contado, ha reaccionado tarde y de manera paquidérmica e insuficiente ante las señales de efectos indeseados que han ido surgiendo. Y sus vacilaciones no han ayudado a las autoridades de los Estados miembros (de la UE) a orientar la campaña de vacunación, según los resultados obtenidos. De hecho, cada país adoptaba una medida diferente en cuanto a su política de vacunación. Han prevalecido los procedimientos y la burocracia por encima de la ciencia el sentido común y la atención a las incertidumbres ingredientes el experimento global emprendido.

Décima consideración

No se trata solamente de un incidente o de la ineptitud de algún funcionario, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está financiada en más de un 80 por ciento con las tasas aportadas por las compañías farmacéuticas. La EMA está concebida legalmente para autorizar la comercialización de medicamentos y vacunas, pero no para interactuar con los sistemas sanitarios de los Estados miembros (de la UE).

Undécima consideración

La pandemia ha hecho evidente que la legislación europea sobre farmacovigilancia, basada en la notificación voluntaria y en planes de gestión de riesgos desarrollados por las propias compañías fabricantes, está más concebida para proteger a estas últimas que para proteger a los ciudadanos.

Y última consideración sobre cuestiones de farmacovigilancia (duodécima)

En este contexto, quisiera comentar también el escaso uso que se ha hecho de las bases de datos sanitarias en España para hacer un seguimiento de la vacunación, de sus efectos beneficiosos y de sus posibles efectos indeseados en el contexto de la epidemia. Probablemente no se trata sólo de una oportunidad desaprovechada y perdida sino más bien del reflejo de la falta de voluntad del sistema nacional de salud para ser un verdadero productor de conocimiento y no lo que es actualmente, en mi opinión, un mero receptor pasivo de mensajes de clara intencionalidad comercial —un comprador ignorante de tecnología que a menudo a menudo paga humo a precio de euro—.

La pandemia también ha puesto en evidencia la existencia de un enorme mercado de explotación de bases de datos sanitarias para estudios epidemiológicos, canalizado por la agencia europea de manera no democrática, me atrevo a decir incluso colonialista en connivencia con centros universitarios a la política de la agencia.

Se me acaba el tiempo presidente, tenía algunos comentarios sobre la campaña de vacunación si se me permite presentar… (el presidente de la Comisión le concede «los cinco minutos»).

Muchísimas gracias, muchas gracias.

Quería, en segundo lugar, referirme a algunas cuestiones de la campaña de vacunación y en particular a lo ocurrido en las Residencias de personas mayores. La incidencia… la epidemia, perdón, incidió especialmente en las residencias, sobre todo al principio; y la mortalidad fue 57 veces más alta que en la población general. Una mortalidad de 9 y 10 % en las residencias comparado con una mortalidad general en la población de menos del 0,11%.

Presumimos de sistemas sanitarios, señorías, pero dejamos a los más vulnerables en manos de la iniciativa privada que es la que lleva las residencias.

¿Cuáles son los factores de riesgo de morir en una residencia? Sin duda, sin duda la edad y la pluripatología, pero también la mala atención derivada de malos contratos laborales y en la falta de regulación del mundo de las residencias y la polimedicación innecesaria, un reflejo de la mala atención médica.

Una amplia variedad de fármacos, que ya eran de consumo generalizado antes de la epidemia, incrementan el riesgo de neumonía y la mortalidad por neumonía. De modo que al comienzo de la epidemia era de esperar que también incrementará una mortalidad por COVID 19. Por ejemplo, hace años que se sabe que los fármacos neurolépticos o antipsicóticos duplican e incluso cuadruplican el riesgo de neumonía y la mortalidad por neumonía. En Cataluña, unas 100.000 personas mayores de 70 años los consumen de manera continuada; en la mayoría de los casos en indicaciones no autorizadas por la agencia española del medicamento.

Al inicio de la pandemia, de los 64 mil personas en residencias en Cataluña, 22.000 consumían estos fármacos. Muchos otros fármacos que tienen efecto depresor del sistema nervioso central también incrementan el riesgo de neumonía en dos a cuatro veces —analgésicos opioides como el Tramadol o el Fentanilo hipnóticos y sedantes como el Lorazepam o el conocido al final antidepresivos como el Prozac y otros parecidos fármacos con efecto anticolinérgico para la incontinencia urinaria de la gente mayor, gabapentina de la famosa vírica o pregabalina, los inhibidores de la bomba de protones como el Omeprazol —de consumo amplísimo en nuestro país— también incrementan sensiblemente el riesgo de neumonía.

Pues bien, en Cataluña tres cuartas partes de los mayores de 70 años consume como mínimo uno de estos fármacos. El 18 de abril de 2020, a los pocos meses del inicio de la epidemia, yo envíe un informe sobre esta cuestión a la agencia del medicamento. La respuesta fue más o menos: «gracias, pero qué podemos hacer». La misma agencia que tiene la función legal de delimitar las indicaciones de cada medicamento comercializado no es capaz de hacer cumplir sus reglas.

Repito lo dicho anteriormente cuando hablaba de farmacovigilancia:

Procedimientos

Muchos procedimientos, pero sin atención a resultados y en desconexión del sistema sanitario. En los últimos meses se han publicado numerosos estudios que confirman las previsiones que yo hice al inicio de la epidemia. En particular, un estudio sobre la totalidad de la población de Escocia —en el que se compararon algo más de 4.000 casos de COVID mortales o ingresados en UCI o sea grave o mortal con 37 mil casos no grandes— concluyó que un 38 por ciento, cuatro de cada diez pacientes, señorías; De los casos graves que ingresan en las UCI o que mueren, hasta junio de 2020 serían atribuibles a la exposición a estos fármacos.

FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), CONGRESO DE LOS DIPUTADOS, 07.02.2022. El experto externo de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en materia de farmacovigilancia, expresidente del Comité de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Profesor Honorario, Universidad Autónoma de Barcelona, Joan-Ramon Laporte Roselló, comparece ante el Congreso de los Diputados en la Comisión de Investigación relativa a la gestión de las vacunas y el Plan de Vacunación en España. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Ustedes dirán: «bueno, si los pacientes los necesitaban…», pero no. Lo más preocupante, señorías, es que numerosos estudios en nuestro país y en otros han mostrado de manera repetida y contumaz que como mínimo un 40 por ciento de las personas expuestas a estos medicamentos los reciben sin justificación clínica alguna y fuera de las indicaciones autorizadas por la agencia. Para algunos medicamentos de estos medicamentos el consumo de justificado puede ser del orden de 80 por ciento.

Señorías,

Enfermar o morir por haber tomado un fármaco innecesario es una cruel ironía.

Y termino.

El sistema sanitario tiene una responsabilidad evidente en esta cuestión. Este Parlamento (Congreso de los Diputados) aprobado hace unos años la desgravación de los ingresos en especies recibidos para formación por los profesionales sanitarios. Son ingresos que proceden de la industria farmacéutica, que es el principal suministrador directo e indirecto de la formación continuada en España.

Me pregunto, señorías,

¿Qué empresa convencional aceptaría como normal que sus trabajadores reciban regalos y dinero del principal proveedor de materias primas?

Varios estudios y análisis comparativos han mostrado que España es el miembro de la Unión Europea más permisivo en materia de conflictos de intereses y relaciones opacas de profesionales sanitarios con las compañías farmacéuticas. Lo mismo ocurre con las sociedades médicas y sus expertos. Y no seré simpático por lo que les voy a decir. Pero en este sentido me ha extrañado que de ninguno de los comparecientes, representantes de corporaciones profesionales, hiciera la más mínima alusión a los conflictos de intereses de la mayoría de las sociedades médicas españolas, de los miembros de sus juntas directivas y de sus grupos de trabajo.

Y me ha llamado también la atención que ustedes no preguntarán por los conflictos de intereses.

Lo dejo de momento aquí.

Muchísimas gracias.

Respuesta contundente del profesor de la UAB a las preguntas e los portavoz de los Grupos Parlamentarios del Congreso de los Diputados

(Interviene el Presidente de la Comisión: Muchísimas gracias gracias señor… )

Muchas gracias señor presidente,

En primer lugar, una consideración general. No soy un antivacunas ni un antivacunas COVID. Simplemente pretendo poner de manifiesto que estamos ante un experimento que atañe prácticamente, potencialmente, a la totalidad de la ciudadanía; no solo en españa sino en todo el mundo, y que este experimento se realiza con unos productos que son tecnologías nuevas que implican la administración de ácidos nucleicos y que no son, según la definición del diccionario de la Real Academia Española (RAE), propiamente vacunas; son fármacos; porque la definición (de la RAE) lo deja muy claro.

Empezaré por la señora Ana Prieto que ha repetido cuatro veces que las «vacunas salvan vidas» o 5 veces yo no sé.

Yo he dicho que los ensayos clínicos, que son considerados la principal fuente de pruebas sobre la eficacia de los tratamientos de las vacunas médicas, no muestran que las vacunas reduzcan la mortalidad. Y se lo repito. En el ensayo de (la vacuna ) de Moderna hubo 14 muertos en el grupo placebo y 14 en el grupo la vacuna; y en el ensayo de Pfizer hubo un muerto más en el grupo vacuna 16 y 15 en el grupo placebo. Esto no demuestra que las vacunas reduzcan la mortalidad.

Otra cosa es que con el avance de la epidemia en España, se ha visto que las personas vacunadas tienen menos enfermedad grave. Y eso a mí me aparece claro. Y no pongo en duda la necesidad, como dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), de poner por lo menos una dosis a todos los seres humanos que hay en el planeta. Y si puede ser dos (dosis).

Ahora bien, la historia de las terceras y cuartas dosis, como en general, sin especificar qué grupos de enfermos vulnerables necesitan estas dosis, me parece realmente tecnoidolatría; tecnoidolatría ignorante de lo que está ocurriendo. Lo que está ocurriendo es que la eficacia de las vacunas es buena para prevenir la enfermedad grave, en términos relativos, que dada la magnitud de la epidemia en las fases de la ola Delta sirvió para evitar muertes, que desgraciadamente, señora Prieto, no tenemos ningún dato que nos indique que las vacunas han evitado la mortalidad por omicron. No tenemos. Y debemos reconocer esto. Y de las incertidumbres que teníamos hace un año —no sabíamos cómo actuarían entre las nuevas variantes— pues, ahora sabemos que no muy bien y pueden oírme. De modo que se dice que «las vacunas salvan vidas» y que «esto es lo más importante». Yo critico que en esta comisión, me permito criticar con todo el respeto, que en esta comisión se tome, sobre todo por parte de su grupo parlamentario en las intervenciones que le he oído, como variable principal el porcentaje de población vacunada. Esto en sí no es ni bueno ni malo si atendemos a mirar cuáles son los sectores de población vacunados.

Es muy importante vacunar con más de una dosis y de dos y quizá es más de dos a las personas con enfermedades que causa inmunodepresión, pero no está tan claro que sea necesario vacunar a los niños ya los adolescentes porque probablemente en estos grupos acabemos sabiendo —probablemente digo, pero no está descartado, que las vacunas causan más muertes que no la enfermedad. Y eso deberíamos conocerlo con detalle. Porque, le digo señor Prieto, los datos del Ministerio de Sanidad relativos a 2020 indican que fallecieron en españa de COVID 52 menores de 20 años. De estos, se conocían las enfermedades intercurrentes de los primeros 10, después por problemas de confidencialidad y demás los se dieron más datos específicos. De los primeros 10, todos ellos menos 1, tenían enfermedades gravísimas: habían sido trasplantados, tenían trasplante de médula ósea, tenían leucemias, estaban tratados con quimioterápicos antineoplásicos… ¿Estos niños murieron de COVID o murieron con COVID? Y esta es una cuestión que todavía no sabemos.

Y en los foros internacionales, si me permiten que solo recuerde, no se ha definido todavía que es un muerto por COVID. Ahora se dice que hay muchos más muertos por COVID omicron porque la gente ingresa en el hospital o infectada por omicron, por ingresar con un infarto de miocardio o con una insuficiencia cardíaca descompensada o con otro tipo de enfermedad infecciosa, pero no ingresan por el cuadro clínico causado por la COVID.

Por tanto, creo que es necesario huir de las recetas oficiales: «las vacunas salvan vidas», «la tasa de vacunación tiene que ser elevada», «tenemos que vacunar a los niños», etc. Yo creo que sobre todo tenemos que mirar y tenemos que ir mirando críticamente porque lo primero es no hacer daño.

Respondiendo a otras preguntas para ser breves.

Señora Sabanés ha hecho varias preguntas quería decirle que estoy básicamente de acuerdo con lo que dijo aquí con Fernando Lamata sobre las cuestiones de propiedad intelectual, y por tanto, para no repetir, no voy a entrar en esta cuestión.

Sobre el futuro papel de la pública se habla de que… No solo se habla sino que hay iniciativas de que tras la pandemia por COVID, hay propuestas de Gobiernos y próximas a Gobiernos o próximas a partidos gobernantes para hacer informes técnicos de todo tipo para que el sector público… de los Estados, los Gobiernos, se impliquen en la promoción de investigación sobre los medicamentos a los que no atienden la industria farmacéutica porque la industria no quiere eximir de las patentes porque dicen que esto cortaría los beneficios. Lo cual es una falsedad que ahora no tengo tiempo de explicar presidencia cuenta con mayor detalle.

De hecho, los avances que hace la industria son los medicamentos que básicamente no necesitamos. De todos los medicamentos aprobados en los últimos 20 años en Estados Unidos y en la Unión Europea, se calcula que menos de un 2% eran verdaderas innovaciones terapéuticas, hasta un 10% eran alguna mejora, modesta, pero el otro 90% no son nada, son basura que solo añade confusión y precios más altos porque, al ser nuevos, medicamentos son protegidos por patentes y hay una persona que tiene el monopolio, una empresa, perdón, que tiene un monopolio de su venta y distribución.

Sobre la cuestión de las diferencias entre ensayos clínicos y práctica habitual que me preguntaba la diputada Rosa (…), me decía: «¿pero las vacunas salvan vidas o no salvan vidas?». (La respuesta es la siguiente) los ensayos clínicos dicen que no. Los datos epidemiológicos indican que las vacunas nos salvan de muchas hospitalizaciones; que esto es dinero y gestión para el tema de salud; pues nos salvan de mucho sufrimiento humano, y esto hay que reconocerlo, pero, perdone, no nos salvan de la transmisión; no evitan la transmisión: estar vacunado o no estar vacunado no debería contar para tener un supuesto Certificado COVID. Y quiero dejar esto bien claro porque otros comparecientes lo han dicho, pero con la boca pequeña; más bien lo han reconocido, a preguntas de sus señorías.

Nada más.

Si tiene alguna pregunta, estoy a su disposición para darles detalles sobre lo que les he dicho aquí y también para darles una versión escrita de mi intervención.

Muchas gracias.

(El presidente de la Comisión interviene para cerrar la comparecencia e indica que va a coger esa versión escrita de la intervención del experto y «nosotros lo hacemos» llegar todos los Grupos Parlamentarios del Congreso de los Diputados).