González a Macron: VOX en Francia sería del centro, PP y Cs serían progresistas

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FOTOGRAFÍA. BOBIGNY (FRANCIA), 16.11.2016. Vista del candidato a la presidencia de la República de Francia, Emmanuel Macron. Efe

Redacción – Sr. Emmanuel Macron, presidente de la República de Francia, ante esta realidad, es preciso que entienda bien los pactos que pueda hacer un partido como Ciudadanos, o por supuesto un partido como el Partido Popular. Y es que, en aquello que importa, es decir, la unidad nacional, los derechos lingüísticos o identitarios de ciertos territorios, un partido como VOX, en Francia sería un «partido de centro». Por eso, partidos como Ciudadanos y el Partido Popular son partidos muchísimo más progresistas que cualquier partido imaginable en Francia. Barcelona (España), domingo 23 de junio de 2019. 

Es necesario, Sr. Macron, que sepa ciertas cosas sobre nuestro Estado, que le voy a contar, porque entiendo que para un extranjero es complicado comprender las cosas que ocurren por estas latitudes. En España, una parte de los españoles viven, desde hace tiempo, del negocio de ser antiespañol, porque resulta que en nuestro Estado cuanto más contrario seas al Estado, mejor te van las cosas territorialmente. Es un país, el nuestro, donde incluso en los medios televisivos lo común es que un político de un partido que propugna un referéndum que puede dividir España encuentra mejor presentación o acogida o acomodo televisivo, en tertulias y entrevistas, que un político de un partido que defienda la unidad nacional en tiempos en que ésta se pone en entredicho.

Ojalá, como en algún tiempo histórico, viniera un gobernante francés que pusiera algo de racionalidad, orden y concierto en nuestro país. Un profesor del siglo XIX, con buen criterio, llegó a decir algo así como que en España todo aquello que no viniera de Francia era mejor obviarlo. Pero le sorprenderá saber, seguidamente, qué partido político español, de los existentes por aquí, se acomoda más a lo que realmente es Francia, en lo importante, es decir, la unidad nacional y sus estructural territorial.

Es necesario, Sr. Macron, que sepa ciertas cosas sobre nuestro Estado, que le voy a contar, porque entiendo que para un extranjero es complicado comprender las cosas que ocurren por estas latitudes. En España, una parte de los españoles viven, desde hace tiempo, del negocio de ser antiespañol, porque resulta que en nuestro Estado cuanto más contrario seas al Estado, mejor te van las cosas territorialmente.

Es un país, el nuestro, donde incluso en los medios televisivos lo común es que un político de un partido que propugna un referéndum que puede dividir España encuentra mejor presentación o acogida o acomodo televisivo, en tertulias y entrevistas, que un político de un partido que defienda la unidad nacional en tiempos en que ésta se pone en entredicho.

Entiendo que esto no es fácil de entender porque lo que ocurre por aquí «parece de tontos», pero querría informarle de nuestra propia idiosincrasia nacional, ya que, en efecto, todo esto le parecerá raro, aunque aquí se considera muy normal. El «español medio» se cree muy europeo, pero uno se pregunta qué ven los ojos de ese español medio cuando visita Francia, donde (al igual que en Italia o Alemania) ha habido siempre lenguas muy arraigadas en algunos territorios, pese a que jamás se las ha reconocido carácter oficial alguno.

En España hay territorios donde se desplaza la lengua del Estado y no se enseña ésta en las escuelas a los niños, y hasta se desplaza la identidad nacional fomentando identidades propias. No solo eso. Esta política, que le comento, de comprensión rara para un europeo normal, por aquí hasta se subvenciona incluso por el Estado central (a esto se le llama «normalización»). Ya sé que es complicado entender semejantes cuestiones, en clave francesa, pero es como le cuento.

Ante esta realidad, es preciso que entienda bien los pactos que pueda hacer un partido como Ciudadanos, o por supuesto un partido como el Partido Popular. Y es que, en aquello que importa (es decir, la unidad nacional, los derechos lingüísticos o identitarios de ciertos territorios) un partido como Vox, en Francia sería un «partido de centro». Por eso, partidos como Ciudadanos y el Partido Popular son partidos muchísimo más progresistas que cualquier partido imaginable en Francia.

Y, desde luego, el resto de los partidos existentes, que por aquí dicen ser muy europeos, en realidad lo que propugnan es lo más opuesto al Estado francés, en lo esencial que importa, es decir, sus estructuras territoriales, sus claves nacionales, su identidad propia. Aquí le dirán, para justificar todo esto, que es que España es muy diversa, como si Francia no lo fuera.

Ser europeo en España, serlo de verdad, como un francés lo es en Francia, es un continuo sufrimiento. Este tipo de personas, referidas en último lugar, prácticamente no existen ya, porque entre la ceguera de unos, el negocio de otros, y la idiocia del resto (son los tres tipos de españoles de hoy), el nubarrón llega a todos los lados y lo normal es anormal y lo anormal normal.

Quizás esto le sirva, Sr. Macron, para valorar en su justa dimensión las cosas que por aquí ocurren. Eso sí, le confieso un poco de envidia. Y, ya que por aquí no puedo decir «Viva España», al menos le digo una cosa con admiración: ¡Viva Francia!