Guardia Civil: «El Chicle» nos llevó hasta el cuerpo de Diana Quer para «liberarse» del secreto

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LA CORUÑA (ESPAÑA), 2.1.2018. El coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí (c), y el coronel Francisco Javier Jambrina Rodríguez (d), jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, durante la rueda de prensa. Efe.

Efe – El coronel de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, cree que  les llevó hasta el cuerpo de la joven porque se quiso «liberar» del secreto para «reparar el daño causado». La Coruña (España), martes 2 de enero de 2018. Fotografía: LA CORUÑA (ESPAÑA), 2.1.2018. El coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí (c), y el coronel Francisco Javier Jambrina Rodríguez (d), jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, durante la rueda de prensa. Efe.

El autor confeso de la muerte de Diana Quer, José Enrique Abuín Gey, «El Chicle», se convirtió en noviembre de 2016 en el principal sospechoso de la desaparición de la joven madrileña, que se había producido en agosto de ese año.

La Delegación del Gobierno en Galicia ha acogido hoy una rueda de prensa que ha servido para esclarecer los detalles de lo ocurrido en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) con Diana Quer, el 22 de agosto de 2016, y el posterior hallazgo de su cadáver este fin de semana en el municipio vecino de Rianxo, en un depósito de agua.

El coronel de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, cree que «El Chicle» les llevó hasta el cuerpo de la joven porque se quiso «liberar» del secreto para «reparar el daño causado», aunque «la parte de lo que hizo, no la quiere asumir».

Sánchez Corbí ha detallado que la investigación arrancó pronto, pues la denuncia por la desaparición llegó a las pocas horas de producirse, aunque al principio no sabían si había delito: «No hay sospechoso, no hay móvil, no hay cuerpo, no hay nada».

No obstante, «se empezó a actuar muy pronto, al principio se corre mucho porque no sabemos qué ha pasado, piensas en salvar una vida si todavía estuvieras a tiempo de salvarla», ha continuado.

El trabajo se desarrolló en cuatro ejes: vehículos, telefonía, feriantes y «el malo que se ha encontrado allí a una chica y se la ha llevado»; con la única pista de los puntos que recorrió el teléfono de Diana aquella noche desde las 2.42 hasta las 2.58 horas.

Los investigadores no encontraron nada en su entorno, por lo que concluyeron que «lo que puede haber ocurrido es que un desconocido, sin vinculación con ella, la abordase de manera imprevista y casual» y dudaron de si había «actuado solo o acompañado», pues es más probable que prosperase un rapto perpetrado entre varias personas, aunque ahora presuponen que

«El Chicle» lo hizo en solitario.

Por la investigación sobre vehículos, los agentes barajaron tres posibilidades, un coche descartado, otro con remolque y otro que nunca se identificó hasta averiguar, posteriormente, que pertenecía al ahora investigado.

«‘El Chicle’ tenía un cincuenta por ciento de probabilidades de haber sido él», ha apuntado Corbí.

Supieron, además, al localizar el teléfono de la víctima en Taragoña el 27 de octubre de 2016, que «había sido un secuestro, que el que sea la ha llevado por la fuerza y que el que sea ha tirado el teléfono a la ría» por lo que era «alguien relativamente profesional en el mundo de la delincuencia».

La Guardia Civil confirmó entonces que la ubicación de los móviles de Abuín y Quer coincidía, lo que lo llevó a convertirse en el «principal sospechoso» en noviembre de 2016.

Mientras no estaba claro si habría actuado solo o acompañado, empezó «el trabajo operativo sobre él»: «Es un profesional de la delincuencia en un terreno que domina, difícil de trabajar. Se mosquea y cree que lo van siguiendo. En un entorno que domina, lleva ventaja y nosotros no», ha reconocido Sánchez Corbí.

Incluso el 24 de noviembre llamó a un agente de la Guardia Civil al que consultó: «Creo que me están siguiendo, ¿tú sabes por qué?».

«Pretendía saber qué sabíamos. Ahí cometió un fallo. Dijo que la noche en cuestión estuvo con su mujer en las fiestas de A

Pobra. Él se situó en el escenario. El 30 de noviembre los citamos a declarar como testigo a él y a su mujer. Él se equivoca, dice que sale a robar gasolina, no se sitúa en A Pobra, comete un error».

El 19 de abril de 2017 se archivó la causa de manera provisional, por lo que los investigadores se quedaron con menos herramientas, pero prosiguieron su trabajo hasta que en noviembre no tuvieron «ninguna duda» y estaban «absolutamente seguros» de que Abuín, un «criminal muy avispado», era el responsable de esta desaparición.

Su detención no se produjo en ese momento porque los agentes necesitaban cerrar el caso por completo antes de hacerla, pero sí la ejecutaron tras el presunto intento de otro asalto a una joven en Boiro, que se produjo hace poco más de una semana, y cuando acabó por confesar dónde estaba el cadáver.

Durante el proceso, la presión mediática fue «minando» al único arrestado, que en un momento, ha contado Corbí, «pierde una base muy fuerte, que es la que lo tenía atado al secreto», pues su mujer y sus cuñados reconocen que habían declarado que estuvieron juntos aquella noche por indicación del propio investigado.

El coronel de la Comandancia de A Coruña, Francisco Javier Jambrina, ha afirmado que ve «imposible» que, pese a una versión dada por Abuín, la causa de la muerte de Diana Quer se deba a un atropello.

El sábado, «El Chicle» «contradijo la declaración que había hecho como testigo en noviembre» y habló «de una muerte accidental».

A las 23.30 pidió que llamasen a su abogado, que «deseaba declarar», y dio una versión que parece compatible, en la que situó el cadáver en la nave de Rianxo donde fue hallado, que no había sido inspeccionada con anterioridad porque es un «sitio privado» al que «solo se puede acceder con una orden judicial».

Allí encontraron un depósito de agua potable con una boca de 1,5 metros de diámetro y unos diez metros de profundidad, tapada por una losa de hormigón de unos diez centímetros y con una pequeña tapa por donde fue arrojado el cuerpo.

«Aunque alguien hubiera entrado por allí, no lo habría visto», ha dicho Jambrina Rodríguez, que ha concretado que el cuerpo estaba «bien conservado» y tenía «atadas por la cintura y los hombros dos cuerdas con dos ladrillos de hormigón».