Iceta dice que está «totalmente de acuerdo» con la carta de Felipe González

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Lasvocesdelpueblo y EFE – El candidato del PSC al 27-S, Miquel Iceta, ha dicho hoy que está «totalmente de acuerdo» con la carta de Felipe González a los catalanes que hoy publica El País, y ha añadido que «la independencia es un riesgo que no nos podemos permitir». El expresidente del Gobierno Felipe González hace una llamamiento a los catalanes «para que no se dejen arrastrar a una aventura ilegal e irresponsable que pone en peligro la convivencia entre los catalanes, y entres éstos y los demás españoles».

En una misiva dirigida al pueblo catalán que hoy publica el diario El País, el expresidente socialista reafirma su convencimiento en la creencia «de que estamos mucho mejor juntos que enfrentados: reconociendo la diversidad como una riqueza compartida y no como un motivo de fractura entre nosotros».

En una visita a Vilafranca, que hoy celebra la diada castellera de Sant Fèlix, Iceta ha apuntado que Felipe González es «una persona que sabe de lo que habla. Tiene una experiencia política muy importante y es de las personas que ha recibido en Cataluña más apoyo -más de 1,5 millones de votos, también Zapatero-«.

«Nos conoce, nos quiere y nos alerta de los riesgos de determinadas operaciones políticamente», ha proseguido Iceta, para quien «precisamente, él habla de no dividir a los catalanes, de no separarnos del resto de los españoles, de no separarnos de Europa, de no perder lazos con América Latina».

«Y, sobre todo -ha continuado Iceta-, alerta de los riesgos de situarse fuera del Estado de Derecho y de la legalidad». A su juicio, «es el consejo de un buen amigo y los catalanes harían bien en leerlo, valorarlo y hacerle caso porque sabe de lo que habla».

Aunque quizás Iceta lo hubiera escrito de otra manera, «con lo que dice estoy totalmente de acuerdo», ya que «la independencia es un proyecto perjudicial para Cataluña y es un riesgo que no nos podemos permitir».

En su misiva, Felipe González afirma: «Para mí, España dejaría de serlo sin Cataluña, y Cataluña tampoco sería lo que es separada y aislada», afirma, y muestra su gratitud por el apoyo permanente y mayoritario de los catalanes para la tarea de gobierno cuando él estuvo al frente del mismo.

«No conseguirán, rompiendo la legalidad, sentar a una mesa de negociación a nadie que tenga el deber de respetarla y hacerla cumplir. Ningún responsable puede permitir una política de hechos consumados, y menos rompiendo la legalidad, porque invitaría a otros a aventuras en sentido contrario», sentencia el expresidente del Gobierno. Añade que Artur Mas sabe que «desde el momento mismo que incumple su obligación como presidente de la Generalitat y como primer representante del Estado en Cataluña, está violando su promesa de cumplir y hacer cumplir LA LEY».

El político socialista dice no estar de acuerdo con el inmovilismo del Gobierno de la nación, «cerrado al diálogo y a la reforma» pero añade que esta convicción, «que estrecha el margen de maniobra de los que desearíamos avanzar por la vía del entendimiento, no me puede llevar a una posición de equidistancia entre los que se atienen a la ley y los que tratan de romperla».

González habla de las consecuencias de la idea de «desconectar» de España «en un extraño y disparatado frente de rechazo y ruptura de la legalidad». Entre las mismas menciona la desconexión de una parte sustancial de la sociedad catalana, «fracturándola dramáticamente», la desconexión del resto de España «rompiendo la Constitución, y por ello el Estatuto que garantiza el autogobierno, y la convivencia secular en este espacio público que compartimos».

Felipe González señala en la parte final de su carta, tras afirmar que no cree que España se vaya a romper sea cual sea el resultado electoral, que «necesitamos reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales sin romper ni la igualdad básica de la ciudadanía ni la soberanía de todos para decidir nuestro futuro común».

«No necesitamos más liquidacionistas en nuestra historia que propongan romper la convivencia y las reglas de juego con planteamientos falsamente democráticos», concluye.