José Enrique Abuín Gey «El Chicle»: Yo maté a Diana Quer por miedo a que me delatara

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FOTOGRAFÍA. SANTIAGO DE COMPOSTELA (ESPAÑA), 12.11.2019. Imagen de la señal oficial del juzgado de José Enrique Abuín Gey, alias El Chicle, acusado del asesinato de la joven madrileña Diana Quer en 2016. Efe

Efe – José Enrique Abuín Gey, El Chicle, acusado del asesinato en 2016 de Diana Quer, ha asegurado este martes ante el tribunal que le juzga que mató a la joven por miedo a que esta le delatara tras haber robado gasoil de varios camiones, aunque no tenía intención de hacerlo, y ha negado que la violara. Santiago de Compostela (España), martes 12 de noviembre de 2019. 

La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago de Compostela, ha acogido este martes la primera sesión del juicio contra El Chicle por unos hechos que se remontan a agosto de 2016 y que comenzaron en A Pobra do Caramiñal cuando Diana Quer había acudido a las fiestas de esta localidad coruñesa. Hasta 500 días después no apareció su cuerpo.

Después de un intento fallido en la última semana de octubre, cuando no se pudo constituir el jurado popular, ayer finalmente se conformó y cinco hombres y cuatro mujeres han podido escuchar la declaración del único acusado, que no ha diferido prácticamente en nada de las de sus últimos interrogatorios.

Vestido con pantalón y cazadora vaquera, camiseta gris y zapatillas deportivas, El Chicle ha llegado pasadas las 9 de la mañana a las instalaciones de la vista en un furgón de la Guardia Civil. Se ha sentado detrás de su abogada de oficio y ha permanecido cabizbajo durante las intervenciones del Ministerio Fiscal, la acusación particular y su defensa.

Prisión permanente revisable piden para él las acusaciones por los delitos de detención ilegal, violación y asesinato, mientras que su defensa solicita dos años y medio de cárcel por homicidio imprudente.

Según la fiscal, en la acusación de asesinato concurre también la agravante de alevosía, que «significa indefensión», porque Diana Quer, que, según ella, estuvo encerrada 25 minutos en el maletero del coche de El Chicle, «estaba indefensa y maniatada en una nave deshabitada y en plena noche».

El acusado, ha resaltado la fiscal, llevó a Diana Quer hasta una nave deshabitada, «de película de terror», en la localidad próxima de Rianxo, y la mató para «evitar» el descubrimiento del otro delito que había cometido: la violación, unos argumentos que ha compartido el abogado de la acusación particular, Ricardo Pérez Lama.

María Fernández Álvarez, la abogada de El Chicle, que, como ella misma ha reconocido, se enfrenta al caso más difícil de su trayectoria, está convencida de que su defendido no violó a Diana.

«Obviamente», ha dicho, El Chicle causó la muerte de la joven, pero para esta letrada no hay pruebas objetivas de que inmovilizara a su víctima, de que la metiera viva en el maletero del coche o de que la estrangulara en la nave.

Tras los alegatos de las partes ha comenzado la declaración de Abuín. Tranquilo, ha relatado su versión de lo que ocurrió en la jornada del suceso.

Ese día, como había hecho en otras ocasiones, fue con dos garrafas a robar gasoil de unos camiones en A Pobra do Caramiñal y allí se percató de que pasaba Diana Quer.

Abuín tenía pendiente una causa por tráfico de drogas, así que, y por miedo a ser delatado, según su testimonio, se fue hacia ella, la agarró del cuello con una mano y sin darse cuenta de la presión que hacía, la mató.

El Chicle ha sostenido que la muerte de la joven se produjo allí, en ese momento, y que, por tanto, no la violó, ni la estranguló con una brida en la nave deshabitada de Rianxo donde se encontró el cuerpo, como sostienen las acusaciones.

Sobre una posible agresión sexual, ha sido tajante: «No, eso no es verdad».

Con la joven ya muerta, según su versión, introdujo el cuerpo en los asientos traseros del coche con intención de deshacerse de él en la misma ría en la que arrojó el móvil la víctima, pero decidió llevarlo a una nave abandonada de Rianxo. Sacó el cuerpo de un Alfa Romeo y desnudó a la joven para que en su ropa no quedasen restos del tejido del coche.

Para introducir el cuerpo en el pozo, donde estuvo sumergido durante casi 500 días, levantó a la víctima por debajo de las axilas y luego le metió las dos piernas aunque el cuerpo flotaba. «Quedó flotando boca abajo y fue cuando decidí coger dos bloques y los até, pero el cuerpo se quedó flotando igual», ha explicado.