Juicio a Borrás| La acusada y otro acusado de la trama corrupta de la ILC se esquivan las miradas en el banquillo

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FOTOGRAFÍA. BARCELONA (ESPAÑA), 10.02.2023. La presidente suspendida del Parlamento de Cataluña y líder de la derecha separatista JxCat, Laura Borràs Castanyer (en el banquillo de los acusados), llegó -acompañada de su marido, Xavier Botet, y su hija Marta Botet- al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) donde éste viernes se inicia el juicio contra ella, con la petición de la Fiscalía de seis años de cárcel y 21 de inhabilitación por adjudicar presuntamente contratos a dedo cuando presidía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Efe

Lasvocesdelpueblo y Agencias,- Barcelona (España), viernes 10 de febrero de 2023. La presidente suspendida del Parlamento de Cataluña, Laura Borràs Castanyer, y el informático al que presuntamente benefició cuando era presidenta de la ILC, Isaías H., se han esquivado las miradas en el primer día del juicio en el que son acusados y que la líder de JxCat afronta sin el apoyo de parte del independentismo.

La primera sesión del juicio, celebrado este viernes en la sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, ha puesto de manifiesto la relación tensa entre Borràs y el informático Isaías H., al que según el escrito de calificación de la Fiscalía la líder de JxCat adjudicó hasta 18 contratos de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) entre 2013 y 2017 de manera fraudulenta.

La tensión entre ambos, que eran amigos cuando trabajaron juntos en la ILC, se deriva del pacto al que, según fuentes judiciales, habrían llegado la Fiscalía y la defensa tanto de Isaías H. como del tercer acusado, Andreu P., en los últimos días, para incriminar a Borràs a cambio de una rebaja de la pena.

Borràs e Isaías se han sentado juntos en el banquillo de los acusados pero se han situado lo más alejados posibles el uno del otro -un metro y medio entre ambos- y no se han dirigido la mirada en ningún momento de la sesión ni tampoco en los aledaños de la sala.

Borràs e Isaías H. tenían una relación de amistad ya que él era profesor asociado del Institut de Formació Continua de la Universidad de Barcelona en tres másteres que dirigía Borràs y formaba parte del grupo de investigación Hermeneia, creado también por la presidenta suspendida del Parlament.

A lo largo de la mañana, Borràs, que tomaba notas en un papel, ha girado la cabeza varias veces hacia el público: miraba a su marido y a su hija, miraba al ex president Quim Torra, miraba al diputado de JxCat Francesc de Dalmases, miraba al exconseller de Interior, Miquel Sàmper, pero ha evitado en todo momento mirar a Isaías H.

Tampoco este ha buscado la mirada de Borràs: ha permanecido toda la mañana en el centro del banquillo de los acusados, tranquilo, con los brazos cruzados, y de vez en cuando ha intercambiado impresiones con el tercer acusado, Andreu P., quien presuntamente ayudó a hacer las facturas con las que se pergeñó el fraude que se juzga.

TENSIÓN EN LA SALA Y MIRADAS IMPASIBLES

La primera parte de la sesión, dedicada al planteamiento de cuestiones previas de las partes, ha transcurrido con normalidad.

Pero al llegar el turno a la defensa de Borràs, su letrada, Isabel Elbal, ha acusado a las otras defensas, a quienes tenía sentados enfrente, de haber pactado con la Fiscalía una rebaja de pena a cambio de incriminar a su defendida, lo que ha acrecentado la tensión en la sala.

Durante su alocución, Elbal miraba directamente a Marina Roig, abogada de Isaías H., y a Alex Solà, abogado del tercer acusado, Andreu P., y les acusaba de deslealtad profesional al pactar con la Fiscalía antes del juicio, un acuerdo que la fiscal del caso, Teresa Duerto, ha dicho que no está «formalizado».

Ante las acusaciones, Roig hacía que ‘no’ con el gesto, Solà tomaba notas, y Duerto, la fiscal, permanecía impasible, con la mano en el mentón, y la mirada al frente.

En la réplica, cuando Roig ha defendido que negociar con la Fiscalía con discreción es una práctica habitual y que no atenta contra la lealtad profesional, Elbal, mientras la miraba, se ha tocado la cara hasta tres veces en un gesto de desaprobación.

En una línea similar se ha comportado el abogado Gonzalo Boye, que comparte la defensa de Borràs con Elbal, sonriendo con sorna en varios momentos de la sesión ante algunas afirmaciones de las partes y guiñando el ojo en dos ocasiones a su defendida.

El presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, que presidía el tribunal, ha permanecido impasible cuando Elbal ha pedido de nuevo su recusación y le ha acusado de haber hecho manifestaciones contra el independentismo que, a su juicio, le inhabilitan para juzgar los hechos.

Fuera de la sala, en el pequeño receso que ha decretado el tribunal al mediodía, se han creado dos grupos, entre los que no había comunicación sino miradas de recelo: en uno, Roig y Solà comentaban la sesión con algunos periodistas, en el otro, Borràs departía con Boye y Elbal rodeada de su marido, su hija, Quim Torra y Francesc de Dalmases.

TODOS EN CATALÁN, SALVO LA DEFENSA DE BORRÀS

Un detalle llamativo del juicio ha sido la utilización de la lengua catalana de forma mayoritaria en la sesión: la han empleado todas las partes, incluidas las dos fiscales y el presidente de la sala, salvo los letrados de la defensa de Borràs, Gonzalo Boye, de origen chileno, e Isabel Elbal, abogada madrileña, que han hablado en español.

Junto a Barrientos, el tribunal estaba compuesto por dos miembros más de la sala Civil y Penal del TSCJ, sentados en la mesa presidencial, en la que se han depositado los doce tomos de la causa, con miles de páginas cada uno, y en la que había una campanilla para llamar al orden que, a pesar de la tensión, Barrientos no se ha visto obligado a utilizar.