La acampada climática despierta ante la mirada de funcionarios y curiosos

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 08.10.2019. Una familia observa el campamento de activistas climáticos, instalado junto al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) este martes en Madrid, donde los jóvenes y no tan jóvenes han superado su primera noche de "desobediencia civil pacífica" para reivindicar medidas frente a la crisis climática. Efe

Efe – El campamento de activistas climáticos, junto al Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), no pasa desapercibido para los funcionarios y personas que acuden a la sede ministerial y entre las tiendas de campaña y pancartas, los jóvenes y no tan jóvenes han superado su primera noche de «desobediencia civil pacífica» para reivindicar medidas frente a la crisis climática. Madrid (España), miércoles 9 de octubre de 2019. 

«Hemos dormido bien, aunque con un poco de frío» y » a pesar del ruido de los coches la noche ha transcurrido sin problema», reconoce una de las activistas que ha pernoctado en esta «aldea climática».

La acción en Madrid, encabezada por los movimientos Extinction Rebellion y 2020 Rebelión por el clima, forma parte de la movilización global, que en distintas ciudades y capitales del mundo como Buenos Aires, Berlín o Londres, ha impulsado a gente de toda edad y condición a «trasladarse» a campamentos como el improvisado en las calles de Madrid.

Es el caso de Alison, una inglesa residente en Cantabria que ha venido “expresamente” a Madrid con sus dos hijos de 9 y 7 años “sin billete de vuelta”. Lucas, el de 9 años, anda por el campamento con total libertad mientras espera a que su madre termine una clase programada de yoga frente a las puertas del ministerio.

“Vemos que todo alrededor continúa con normalidad, pero el tiempo se está acabando y hay que actuar ya”, ha señalado esta madre que considera “fundamental” trasladar estas inquietudes a sus hijos pequeños para “destacar la humanidad”, una iniciativa que, recuerda, «están liderando las generaciones jóvenes».

Organizados en comisiones y grupos encargados de diversas labores, el campamento, que inicialmente se prevé mantener hasta el viernes, ha ido cobrando vida. Cuenta con un punto de cuidados – con un botiquín para “imprevistos”-, una franja de asambleas, un espacio para “baños” y zonas reservadas a actividades como costura, dibujos o espacios infantiles en las que los voluntarios van rotando “para no sobrecargarse”, ha explicado a Efe el portavoz de Extinction Rebellion, Alberto Rico.

Espacios, como la esquina reservada a “cultura regenerativa”, han sido designados por la comisión de actividades con nombres de mujeres consideradas “referentes, muchas de ellas fallecidas por proteger la Tierra”, ha destacado Rico, señalando la zona llamada Berta Cáceres, activista hondureña asesinada en 2016.

Este joven psicólogo de 24 años, recuerda que para “conseguir nuestras demandas” es necesaria la movilización por lo que confía en que “continúe llegando más gente para seguir haciendo presión”.

Las primeras horas se desarrollan sin problemas, aunque desde XR reconocen que “al principio había inquietud y, ayer había más gente en el bloqueo del puente de Nuevos Ministerios que montando el campamento”, ha recordado Miguel Rodriguez, otro de los portavoces.

“La policía sabe que no somos violentos y, junto al ministerio, han acordado que podemos estar hasta el viernes”, ha explicado Rodríguez, quien califica este momento como “un éxtasis personal frente a esta movilización mundial”.

“Estamos coordinados» con jóvenes de otros países» y yo, que llevo desde enero, estoy viviendo esto lleno de energía, esperanzas y acción”, ha señalado este portavoz.

Durante la jornada se desarrollan actividades como «capoeira por el Amazonas», un concierto, papiroflexia o actuaciones relacionadas con el cambio climático, donde invitan «a participar a todo el mundo, incluso a la policía, a políticos de todo signo desde Podemos a Vox», ha subrayado el coordinador de comunicación de XR, Nicolás Eliades.

Sin nombre todavía, el campamento, con un «censo» de unas 500 personas según fuentes de XR, asemeja una pequeña urbe con su almacén de comida, una zona de “objetos perdidos” y el espacio de cocina, que cuenta con enseres biodegradables como platos de corcho porque “no tiene sentido protestar por algo si no damos ejemplo”, ha explicado una joven mientras, con las primeras luces del día, desayunaba.