La Izquierda denuncia la colaboración de Podemos con el separatismo y pide luchar por «Unidad Nacional»

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Captura de la potada del sitio web del nuevo partido Centro Izquierda Nacional (CINC). Lasvocesdelpueblo

Redacción – La nueva formación política Nacional española: «Centro Izquierda Nacional» (CINC), inscrita el 29 de junio de 2016 como partido político español, denuncia en un comunicado emitido este mes de noviembre de 2016 que los separatistas «quieren aprovechar la actual debilidad del Gobierno y el desconcierto de la oposición para avanzar en su proyecto y convertir la independencia en un hecho irreversible». (CINC), que asegura en su comunicado que «el problema de Cataluña es el mismo que el del País Vasco, porque los dos son un único y mismo problema: el de la disolución de la España democrática y el Estado de Derecho», denuncia la complicidad de Podemos de Pablo Iglesias con los separatistas para «destruir la Unidad Nacional». CINC: «Hemos de añadir la actuación del tercer partido (Podemos) del Parlamento, que se ha convertido en el principal defensor e impulsor de las aspiraciones» separatistas, «empeñándose día a día en deslegitimar el Estado democrático y destruir la Unidad Nacional». Barcelona (España), miércoles 30 de noviembre de 2016. Fotografía: Captura de la potada del sitio web del nuevo partido Centro Izquierda Nacional (CINC). Lasvocesdelpueblo

Según fuentes del partido español, «CINC nace con el firme propósito de definir, defender y recuperar un Proyecto Nacional de Centro Izquierda, abandonado irresponsablemente por la izquierda».

CINC: «Ni siquiera» el Gobierno «ha puesto como condición el respeto a la Constitución y el cumplimiento de las sentencias y leyes democráticas sistemáticamente despreciadas por las autoridades autonómicas y los ayuntamientos promotores del secesionismo».

CINC: «El PSOE, por su lado, es incapaz de asumir su responsabilidad como partido nacional y de izquierdas. La posición del PSC y el reciente acuerdo entre el PNV y el PSE indican que ha dejado de tener un proyecto común español para someterse a los intereses de las minorías nacionalistas conservadoras, preocupadas sólo por mantener y ampliar su poder político y econó- mico», firma el CINC en el comunicado.

«A la pérdida de confianza en estos partidos hemos de añadir la actuación del tercer partido del Parlamento, que se ha convertido en el principal defensor e impulsor de las aspiraciones independentistas, empeñándose día a día en deslegitimar el Estado democrático y destruir la unidad nacional».

«Sólo desde la más abyecta manipulación puede alguien erigirse en defensor de los más desfavorecidos mientras apoya el poder de las minorías nacionalistas, ambiciosas e insolidarias, verdaderas castas a las que los problemas sociales nunca les han quitado el sueño»

«La trampa ha consistido en borrar la identidad social y económica, la que une a todos los trabajadores, para sustituirla por una identidad imaginaria basada en la lengua, la historia o el territorio, donde se mezclan explotadores y explotados, privilegiados y excluidos, y cuyo objetivo último es redistribuir el poder entre los poderosos»

Sobre la nueva formación española: Centro Izquierda Nacional

La formación pide adherirse al comunicado aquí. Según fuentes de este nuevo partido, sus siglas se resumen así: (tal como reza en los Estatutos públicos de este nuevo partido español).

Partido de «CENTRO»:

significa que somos moderados, que no creemos en ningún tipo de radicalismo excluyente, sectario, que divida a la sociedad en bandos irreconciliables y enfrentados.

El término centro tiene también el significado de encuentro, de lugar de reunión. Queremos reunir a todos los que consideren a la izquierda como su opción política preferente, pero que mantengan al mismo tiempo un fuerte sentido crítico, abierto, alejado de todo dogmatismo.

CINC: Un partido «Nacional»  español que defiende la «Unidad Nacional» de España desde la Izquierda «moderada»

NACIONAL: «el tercer concepto de Centro Izquierda Nacional indica la defensa de la soberanía española, de la nación como espacio del bien común, de ciudadanos libres e iguales».

¿Por qué? «Porque en buena medida, la izquierda ha sido la causante, por inhibición, de la hegemonía moral del nacionalismo identitario. Un error, un complejo, una traición a la igualdad de los ciudadanos frente a los privilegios de los territorios».

«En gran parte proviene de la confusión que la izquierda arrastra desde la dictadura, entre el régimen franquista y el Estado español».

«El nacionalismo de Franco estuvo tan obsesionado en identificar su régimen con España, que la izquierda hace lo imposible por distanciarse de España para defenderse del estigma franquista. Un disparate. Es como si la izquierda alemana actual confundiera el régimen nazi con Alemania».

«No se entiende que partidos nacidos para defender la igualdad de los ciudadanos frente a las desigualdades sociales, se dediquen a apuntalarlas cuando tales desigualdades las defienden los territorios. Que lo haga la derecha, es parte de la lógica de su ideología; que lo defienda la izquierda es un atentado contra todos los principios que la inspiraron históricamente».

«La impostura no puede ser mayor: persiguen la igualdad económica entre los ciudadanos tomados uno a uno, pero sacralizan la desigualdad económica de los territorios; detestan a los ricos, pero si los ricos son los territorios, entonces pasan por alto su corrupción y reclaman para ellos la soberanía suficiente para poder seguir actuando sin controles ni molestias».

» Es decir, exigen privilegios, reclaman paraísos para las rentas más altas y se desentienden de los obreros, pensionistas y parados de las comunidades más pobres. Una izquierda nunca vista».

» Parece que desconocieran, por ejemplo, que miles de pensionistas de determinados territorios no podrían cobrar sus pensiones sin los excedentes de los más pudientes».

Comunicado pdf

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«Esa falta de un proyecto nacional de la izquierda frente al nacionalismo disgregador ha provocado una agudización de las diferencias económicas, sociales, culturales y lingüísticas entre los españoles en función de dónde vivan».

«Todo ello camuflado por el lenguaje ambiguo y tóxico que la izquierda ha tomado de los nacionalistas, y que ha dejado indefensos intelectualmente a muchos demócratas».

«Al no denunciar el carácter antidemocrático de los nacionalismos, se ha ido permitiendo una deslegitimación del sujeto de la soberanía nacional: el pueblo español; o sea, el conjunto de los ciudadanos».

«La derecha ha pactado y entregado de manera irresponsable un poder incontrolado a los nacionalistas. Ha sido incapaz de aplicar la ley y defender la Constitución en temas esenciales».

«Y la izquierda no ha sabido defender una idea democrática de la nación española. Ha permitido poner en duda su legalidad y su legitimidad».

«Nosotros creemos que el secesionismo es incompatible con los valores de la izquierda, con la defensa de la igualdad y la preocupación por mejorar la vida de todos los trabajadores; valores que están por encima de supuestos «derechos históricos» pre democráticos y de los intereses de las burguesías territoriales codiciosas y a menudo corruptas, camufladas bajo una nueva clase transversal nacionalista de carácter retrógrado, étnico y actitudes pre fascistas. Lo que se conoce con el nombre de fascismo postmoderno».

CINC: Partido de Izquierda, una izquierda Nacional que defiende sin complejos la Unidad de España

IZQUIERDA: «igualdad, derechos sociales, libertad. Al definirnos dentro del campo de la izquierda nos situamos ideológicamente del lado de una noble tradición que ha defendido siempre la Ilustración: la emancipación humana, la libertad democrática, el ejercicio de la razón, la palabra frente al desprecio o la amenaza, la verdad como fundamento de la acción política, el respeto a la ley y la sensibilidad social».

«Situarnos al lado de esta izquierda democrática significa que rechazamos al mismo tiempo esa otra tradición dogmática de izquierdas en la que ha predominado el odio, el rencor, la lucha irreconciliable de clases, el modelo comunista, el populismo, el totalitarismo estatal, la ausencia de libertad económica, de pensamiento, de expresión y de iniciativa personal».

«Rechazamos, por tanto, una izquierda leninista y populista que sólo cree en una democracia instrumental –la democracia como medio transitorio para alcanzar el poder– y que no renuncia al uso de la violencia como instrumento de coacción o imposición».

«O sea, rechazamos tanto a los comunismos clásicos, como a los populismos actuales (chavistas, peronistas, fascistas, podemitas, etc.)», firman.

«Como partido de izquierdas, nuestra actuación ha de preocuparse especialmente de aquellos que carecen de recursos y medios para llevar una vida digna, contribuir a crear las condiciones para que todos puedan elegir un trabajo adecuadamente remunerado, una vivienda apropiada, una asistencia sanitaria asegurada, una educación en igualdad de condiciones al resto de ciudadanos o la posibilidad de acceder a las ayudas sociales. Empezando por blindar las pensiones de nuestros mayores».

«Ellos se han sacrificado durante toda su vida, adelantando al Estado parte de su salario, que tienen derecho a percibir cuando más lo necesitan y cuando su salud y su condición biológica requieren mayor atención».

«Frente a las teorías de la derecha, colocamos el bien común y el interés general por encima de los particulares».

«No significa que combatamos el interés particular, sino que consideramos que, en caso de conflicto, siempre ha de prevalecer el bien común».

«Como partido de izquierdas, nuestra acción política debe buscar suprimir la pobreza, la injusticia y garantizar la igualdad de oportunidades».

«Eso pasa por esforzarse también en que las condiciones sociales de las clases medias y trabajadoras no se vean amenazadas ni degradadas. Se ha atribuido de manera injusta a estas clases el ser causantes de la crisis y se ha cargado sobre ellas el coste de los ajustes, mientras se dilapidaba el dinero público para rescatar a los verdaderos culpables».

«Es necesario señalar la responsabilidad de una minoría que acumula poder, riqueza e influencias, y que tiene vínculos estrechos con las élites extractivas blindadas en paraísos fiscales».

«Rechazamos la economía puramente especulativa que da la espalda a las condiciones de vida de las clases medias y trabajadoras».

«Pero no planteamos el debate político sobre el enfrentamiento irreconciliable, sino que defendemos una economía real y productiva que se comprometa con el bienestar y el interés común».

«En este sentido tiene especial importancia el poder regulador del Estado».

«Frente a esa minoría empresarial de gran poder económico y financiero y escasos escrúpulos sociales, el Estado debe estar de parte de los más débiles y evitar el éxito económico basado en el abaratamiento y precarización de la mano de obra».

Comunicado íntegro de CINC sobre el secesionismo desafiante de Juntos Por El Sí y la CUP

«Por la igualdad y unidad de los españoles. Indignados contra el independentismo 

Se equivocan quienes separan los problemas sociales de los nacionales. Se equivocan quienes pretenden seducir a quienes no quieren ser seducidos, quienes tratan de apaciguar a quienes usan el enfrentamiento, el chantaje y la amenaza como su principal arma política.

Los nacionalistas quieren aprovechar la actual debilidad del Gobierno y el desconcierto de la oposición para avanzar en su proyecto y convertir la independencia en un hecho irreversible.

Nuestra indignación contra el independentismo es inseparable de la lucha contra la desigualdad y el deterioro social, la injusticia y el mantenimiento de los privilegios, el interés de minorías ambiciosas y corruptas a las que nada importa el presente y el futuro de la mayoría de los ciudadanos.

Después de un año sin Gobierno, la nueva situación política, lejos de aliviar nuestra preocupación por la crisis institucional y social, empieza a dar síntomas alarmantes de un profundo deterioro que afecta a nuestra democracia y convivencia.

La debilidad del Gobierno y su incapacidad para establecer una sólida alianza en torno a los problemas más acuciantes de nuestra sociedad, está permitiendo el avance de un frente antidemocrático, anticonstitucional y antinacional, ante el que ninguno de los partidos dominantes está planteando una respuesta adecuada a su gravedad.

Movidos por estrategias y cálculos electoralistas, y empeñados en mantener sus privilegios e intereses, muestran una ceguera y una irresponsabilidad tan peligrosas como la incertidumbre y la desconfianza que provocan en los ciudadanos.

Esta falta de conciencia y responsabilidad les lleva a tachar de alarmistas a quienes denunciamos su pasividad y su despreocupación por el futuro y el destino común de la mayoría de españoles.

Por un lado, el Gobierno ha iniciado un acercamiento a las posiciones independentistas, no para dar respuesta a una mayoría de ciudadanos que viven preocupados por el avance del separatismo nacionalista que ahora los margina y luego los excluiría de España, sino para ofrecer una salida a los independentistas, salida que no puede ser otra que plegarse a sus exigencias.

Ni siquiera ha puesto como condición el respeto a la Constitución y el cumplimiento de las sentencias y leyes democráticas sistemáticamente despreciadas por las autoridades autonómicas y los ayuntamientos promotores del secesionismo.

Con cobardía y connivencia, el Gobierno es incapaz de frenar la utilización que los separatistas hacen de las instituciones y el dinero público para construir una independencia de hecho que haga imposible la vuelta al orden constitucional.

No podemos aceptar que se disfrace de diálogo lo que no es otra cosa que claudicación y desprecio a la voluntad y los derechos de todos los españoles.

El PSOE, por su lado, es incapaz de asumir su responsabilidad como partido nacional y de izquierdas. La posición del PSC y el reciente acuerdo entre el PNV y el PSE indican que ha dejado de tener un proyecto común español para someterse a los intereses de las minorías nacionalistas conservadoras, preocupadas sólo por mantener y ampliar su poder político y econó- mico.

En los 70 folios de su acuerdo con los nacionalistas vascos no hay una sola referencia a España ni a la situación o el interés común de los españoles.

Todo su discurso asume de hecho la existencia de una Euskadi económica, social y políticamente independiente.

El documento, además de blanquear el terrorismo de ETA, está lleno de vaguedades sobre política social, pero se vuelve exigente al defender lo que llama más y mejor autogobierno, que no es otra cosa que alcanzar una independencia camuflada de autogobierno.

La parte esencial del acuerdo exige la transferencia de 40 competencias exclusivas del Estado, al tiempo que incluye el Reconocimiento de Euskadi como nación. Reconocimiento del derecho a decidir del Pueblo Vasco y su ejercicio pactado en un marco de negociación y acuerdo dentro del ordenamiento jurídico vigente en cada momento.

Ni una sola alusión a la Constitución que impide reconocer a Euskadi como nación y en la que no cabe ningún derecho a decidir. Obsérvese el circunloquio: ¡Dentro del ordenamiento jurídico vigente en cada momento!

O sea, cumpliendo la ley, o interpretándola , o estableciendo otras leyes, según convenga en cada momento.

Y para acabar, referéndum de ratificación por la ciudadanía (?), no por todos los españoles, si nos atenemos al espíritu del texto. Ambigüedad calculada. La misma estrategia llevada a cabo por los independentistas catalanes.

El problema de Cataluña es el mismo que el del País Vasco, porque los dos son un único y mismo problema: el de la disolución de la España democrática y el Estado de Derecho.

A la pérdida de confianza en estos partidos hemos de añadir la actuación del tercer partido del Parlamento, que se ha convertido en el principal defensor e impulsor de las aspiraciones independentistas, empeñándose día a día en deslegitimar el Estado democrático y destruir la unidad nacional.

Frente a ello hemos de afirmar que no existe hoy mejor garantía para asegurar la igualdad y la solidaridad entre todos trabajadores y todos los ciudadanos que la defensa de una España unida y democrática.

No es posible encarar los graves problemas sociales que afectan hoy a una mayoría de españoles si al mismo tiempo no solucionamos la crisis institucional, territorial y nacional que paraliza todo proyecto común e ignora el interés general.

Sólo desde la más abyecta manipulación puede alguien erigirse en defensor de los más desfavorecidos mientras apoya el poder de las minorías nacionalistas, ambiciosas e insolidarias, verdaderas castas a las que los problemas sociales nunca les han quitado el sueño.

Prestarse a tan burda utilización desde posiciones de izquierda es aún más inadmisible.

Pretender solucionar la crisis social (paro, subempleo, pobreza, sueldos de esclavitud, sobreexplotación laboral, pérdida de derechos sociales, deterioro de los servicios públicos y las pensiones), territorializando los problemas, desmoronando el sistema social y jurídico común, destruyendo el actual Estado democrático para sustituirlo por una serie de Estados desiguales, troceando el poder político y enfrentando a los ciudadanos de un territorio con los de otro; hacer pasar por política de izquierdas un proyecto tan reaccionario y antisocial, solo puede entenderse como una maniobra apoyada por intereses particulares, no sólo personales, sino de minorías poderosas de dentro y fuera de nuestro país.

Lo que fue un movimiento espontáneo de protesta, que no distinguió entre territorios ni élites contra las que se dirigía, ha acabado siendo absorbido por proyectos territoriales, desvirtuando el sentido de la indignación y canalizándola hacia las reivindicaciones nacionalistas.

La trampa ha consistido en borrar la identidad social y económica, la que une a todos los trabajadores, para sustituirla por una identidad imaginaria basada en la lengua, la historia o el territorio, donde se mezclan explotadores y explotados, privilegiados y excluidos, y cuyo objetivo último es redistribuir el poder entre los poderosos.

Frente a todo ello, poco podemos esperar de una clase política y empresarial que se muestra condescendiente y pasiva ante el riesgo de desmoronamiento del Estado y la democracia, preocupada sólo por mantener su poder, sus privilegios e intereses.

Debemos tomar conciencia de que hemos de ser los ciudadanos, los trabajadores, los asalariados y las clases medias, quienes asumamos la tarea de defender la idea nacional, democrática e igualitaria de todos los españoles, negándonos a aceptar las maniobras y apaños que urdan entre sí las élites territoriales y nacionales, apoyadas por los partidos políticos que se están encargando de adormecer a los ciudadanos, de convencernos de que todo se solucionará pacífica y democráticamente, que no debemos preocuparnos por un asunto que ya provoca el hastío entre muchos ciudadanos.

No queremos resignarnos ni engañarnos creyendo que el tiempo solucionará lo que cada día se deteriora y agrava.

Ni la democracia, ni el Estado del Bienestar, ni los derechos y servicios sociales, ni las pensiones, ni el desarrollo material logrado con el sacrificio y el trabajo de todos, nada de esto está asegurado ni podrá sostenerse si el orden constitucional que hoy nos protege y mantiene unidos desaparece.

Nuestro propósito es alertar de la grave situación que atraviesa nuestro país para que todos asumamos nuestra responsabilidad. Sólo si una mayoría de ciudadanos toma conciencia del riesgo y la amenaza que para su vida cotidiana, para su presente y su futuro, entrañan los proyectos independentistas y antisociales; sólo si tomamos una actitud decidida y beligerante ante el avance del separatismo, sólo de este modo podremos sustituir el odio, el rencor y el enfrentamiento que hoy empiezan a extenderse, por la unidad, la fraternidad y la solidaridad entre todos los españoles.

Hacemos un llamamiento para que quienes compartan nuestra preocupación e indignación, se adhieran a este COMUNICADO, lo apoyen y difundan».