Efe.- Lisboa (Portugal), martes 23 de mayo de 2023. Dieciséis años después de la desaparición de la niña británica Madeleine McCann mientras estaba de vacaciones con sus padres en el Algarve luso, las búsquedas policiales regresan hoy al sur de Portugal en un nuevo intento por resolver el caso.
A petición de las autoridades alemanas, y con presencia de agentes ingleses, el operativo de la policía portuguesa se desarrolla en la presa de Arade, a unos 50 kilómetros de Praia da Luz, donde fue secuestrada la niña y uno de los lugares frecuentados por el principal sospechoso, Christian Brueckner.
El 3 de mayo de 2007, cuando tenía tres años, Madeleine desapareció de la habitación de un complejo turístico, donde dormía con sus hermanos pequeños.
Tras años de investigación, el alemán Christian Brueckner fue constituido el año pasado como «arguido», una figura portuguesa que se usa para designar a los sospechosos formales sobre los que recaen fuertes indicios, previa a la acusación, con el objetivo de evitar la prescripción del caso.
16 AÑOS DE MISTERIO
Madeleine desapareció del apartamento que su familia había alquilado en Praia da Luz, donde dormía junto a sus hermanos -dos gemelos de dos años- mientras sus padres cenaban con un grupo de amigos en el mismo complejo turístico.
Desde entonces, el caso ha seguido diferentes líneas de investigación, teorías y sospechosos.
Entre las teorías barajadas se especuló con la muerte accidental de la niña a manos de sus padres, Kate y Gerry McCann, una idea que defendió a capa y espada el inspector portugués que condujo el caso, Gonçalo Amaral.
Amaral llegó a publicar un libro con sus hipótesis y el conflicto con los padres de Maddie acabó en los tribunales.
EL SOSPECHOSO
El caso dio un giro en 2020, cuando las autoridades identificaron oficialmente a Brueckner, preso en Alemania por otros delitos, como sospechoso de la desaparición.
La Fiscalía alemana de Braunschweig trabaja con la teoría de que Madeleine murió a manos de Brueckner, que cuenta con un amplio historial de crímenes por abusos sexuales y pederastia, algunos de ellos en Portugal.
Las sospechas contra él tomaron peso tras ser extraditado desde Portugal a Alemania en 2017 acusado de un caso de abuso sexual a menores en Grecia.
La investigación de sus movimientos demostró, por el rastro de su teléfono móvil, que se encontraba cerca del complejo vacacional donde se hospedaban los McCann la noche en que Madeleine fue secuestrada.