«Los herederos» del brazo político de ETA (Bildu) «no pueden ser interlocutores políticos»

0
909
FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 11.07.2019. La candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (i), junto al presidente del Partido Popular, Pablo Casado (c), y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), en el acto homenaje a Miguel Ángel Blanco con motivo del 22 aniversario de su asesinato por ETA. Efe.

Lasvocesdelpueblo y Agencias – «No son homologables por mucho que estén en las instituciones», ha sentenciado el presidente del PP, Pablo Casado, en un acto en el que no han faltado las críticas a la entrevista que TVE realizó recientemente al líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en un medio que «pagamos todos los españoles».  Madrid (España), viernes 12 de julio de 2019.

Casado ha aprovechado este jueves, 11 de julio de 2019, el homenaje a Miguel Ángel Blanco, el concejal de su partido en Ermua (Vizcaya) asesinado hace 22 años por ETA, para insistir en que «los herederos de Batasuna no pueden ser interlocutores políticos» ni se debe pactar con ellos.

La plana mayor del PP en Madrid, con el presidente de la Comunidad en funciones, Pedro Rollán; el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y la candidata de este partido a la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, ha acudido a la ofrenda floral en la plaza que lleva el nombre de Miguel Ángel Blanco.

También han acudido representantes del PSOE, Ciudadanos y Ahora Madrid, ante quienes Casado ha enumerado las propuestas de su partido en materia de lucha contra el terrorismo, como que todos los atentados sean considerados de lesa humanidad para que no puedan prescribir.

Otra de sus propuestas es «acabar con los homenajes a los asesinos» y reformar la Ley Penitenciaria, sobre todo su artículo 72, para que los terroristas no puedan progresar de grado si no colaboran en la resolución de los atentados no esclarecidos.

Mientras, Marimar Blanco ha elogiado la figura de su hermano pero, sobre todo, la reacción de la sociedad tras su muerte, lo que supuso el principio de la derrota de ETA.

También se ha referido a la entrevista a Otegi y ha reiterado que «no se puede poner alfombra roja y altavoz» a quienes no han condenado las acciones de la banda y a los que quieren blanquear la historia de ETA.

Antes de este acto, Marimar Blanco ha inaugurado en el Centro Cultural Nicolás Salmerón de Madrid la exposición ‘La voz de las manos blancas’, un recorrido fotográfico por las manifestaciones de la sociedad española en repulsa del terrorismo y un homenaje al conocido como espíritu de Ermua que surgió tras el secuestro y asesinato del joven concejal del PP.

Un total de 22 instantáneas -quince de ellas de fotógrafos de la Agencia EFE- muestran desde la manifestación que el 11 de julio de 1997 se desarrolló en Ermua para pedir la libertad del secuestrado, a la movilización que se celebró en febrero de un año antes en la Universidad Autónoma de Madrid en la que los estudiantes alzaron por primera vez las manos pintadas de blanco en repulsa del atentado contra el jurista Francisco Tomás y Valiente.

Antes de recorrer la muestra, Marimar Blanco ha recordado el «punto de inflexión» que supuso el asesinato de su hermano, ya que mantuvo unida a toda la sociedad española y «solo se excluyeron los cómplices que 22 años después siguen sin condenar» el terrorismo de ETA.

En ese momento «perdimos el miedo y reaccionamos» ante el secuestro de «un joven sano, buena persona y comprometido que se sentía vasco y español», ha enfatizado Blanco antes de resaltar que la sociedad plantó cara a los terroristas y fue a por ellos para exigir la aplicación del estado de Derecho.

Hasta este centro cultural han acudido representantes del Ayuntamiento de la capital, del Gobierno regional en funciones, de los partidos políticos y víctimas del terrorismo.

Todos ellos han visitado una exposición que se muestra por primera vez en un distrito, el de Chamartín, que ha sufrido el zarpazo del terrorismo de ETA, con tres trágicos atentados: el de la calle López de Hoyos, en el que murieron 6 militares; el de la República Argentina, que mató a 12 guardias civiles, y el de la plaza de la República Argentina, donde fallecieron 14 agentes del instituto armado.