Muchas afganas decididas a defender su libertad ante la vuelta de fundamentalistas

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FOTOGRAFÍA. KABUL (AFGANISTÁN), SEPTIEMBRE DE 2019. Ante el temor de que como parte del proceso de paz regrese a Afganistán un Gobierno fundamentalista similar al que encabezaron los talibanes entre 1996 y 2001, muchas afganas están decididas a acudir a las urnas en los comicios presidenciales de este mes para defender los derechos que tanto les costó alcanzar. Efe

Efe – Ante el temor de que como parte del proceso de paz regrese a Afganistán un Gobierno fundamentalista similar al que encabezaron los talibanes entre 1996 y 2001, muchas afganas están decididas a acudir a las urnas en los comicios presidenciales de este mes para defender los derechos que tanto les costó alcanzar. Kabul (Afganistán), sábado  de septiembre de 2019. 

La activista Muqadasa Ahmadzai, de 25 años, era todavía una niña durante el régimen talibán, y aunque no tiene muchos recuerdos de aquella época, eso no ha impedido que haya dedicado su vida a impulsar los derechos de la mujer y evitar un posible retroceso.

Ahmadzai trabaja además por los derechos de la mujer en una de las provincias más peligrosas y atrasadas de Afganistán, la provincia oriental de Nangarhar, donde tanto los talibanes como el grupo yihadista Estado Islámico (EI) dominan amplios territorios.

«Las mujeres de hoy son maestras, doctoras, pilotos, tienen derecho a conducir, a participar en elecciones, a abogar por sus derechos civiles y fundamentales», dijo a Efe Ahmadzai sobre los avances que ha experimentado la mujer en los últimos 18 años.

Un contraste con el régimen talibán en el que, como suele recordarle su madre, «asesinaban a las mujeres, las azotaban en público por no usar el burka, las escuelas eran abandonadas, los hospitales destruidos… Incluso las mujeres daban a luz en la calle por falta de acceso a los centros de salud», remarcó la activista.

«Aunque las mujeres todavía tienen desafíos por delante, el progreso que hemos logrado es significativo», remarcó.

Partiendo de cero, ahora las mujeres ocupan el 27% de los puestos de la administración pública, y decenas de ellas ostentan posiciones de rango en el Gobierno como ministras o embajadoras, al tiempo que el 38% de los 9 millones de estudiantes afganos son ahora niñas.

Pero muchas afganas temen que con el posible retorno de los talibanes al Gobierno como parte de las conversaciones de paz en el país, todos esos avances logrados se pierdan.

Para evitarlo, Ahmadzai llama a todas las mujeres a que no guarden silencio y se movilicen a través de medios democráticos, especialmente durante las próximas elecciones del 28 de septiembre.

«Para proteger sus logros y defender sus derechos, las mujeres deben participar activamente en las próximas elecciones, eligiendo a un presidente que realmente defienda sus derechos frente a los talibanes durante las conversaciones de paz», aseguró la activista.

«Al elegir a un presidente competente, una mujer puede asegurar no solo su propio futuro, sino también el futuro de sus hijos y el de su país», sentenció optimista ante la celebración de las cuartas elecciones generales en Afganistán desde la expulsión de los talibanes del poder con la invasión estadounidense en 2001.

En esta ocasión se postulan 18 candidatos, entre los que parten como favoritos el actual presidente, Ashraf Ghani, el jefe de Gobierno afgano, Abdullah Abdullah, el antiguo insurgente Gulbuddin Hekmatyar y el ex asesor de seguridad Hanif Atmar.

Sin embargo ninguno de los 18 candidatos es mujer y hay solo tres candidatas a la vicepresidencia, una muestra del largo camino que todavía les queda por recorrer.

El número de mujeres votantes tampoco es alto.

Entre los 9,6 millones de votantes registrados, solo el 34,5 % son mujeres, a pesar de los esfuerzos de la Comisión Electoral Independiente (IEC) de aumentar la participación femenina.

«La participación de las mujeres es buena en las zonas urbanas, pero debido a las restricciones familiares y culturales, la inseguridad y la falta de concienciación, el número disminuye a medida que nos alejamos de las ciudades hacia las zonas rurales y remotas», dijo a Efe el portavoz de la IEC, Abdul Aziz Ibrahimi.

Shafiqa Almas, de 38 años y residente en la oriental provincia de Laghman, reconoció a Efe su temor a «los ataques insurgentes y los atentados con bomba», por lo que esta vez no votará a pesar de haberlo hecho en los dos últimos comicios presidenciales.

«Atacaron varios centros electorales durante las elecciones parlamentarias del año pasado», recordó Almas, a lo que se suman las amenazas recientes de los talibanes de hacer fracasar los comicios, advirtiendo a la población que no acuda a las urnas.

Para otras mujeres como Lina Faiz, esas amenazas son menos importantes que su deseo a votar.

«Las amenazas de los talibanes no deberían detenernos, deberíamos usar nuestro voto para combatir las balas de los talibanes», afirmó Faiz, con el objetivo así, subrayó, de «proteger nuestros derechos y proteger nuestro futuro contra el extremismo».

La activista Ahmadzai comparte la misma opinión.

«Deberíamos desafiar todas las amenazas y votar a una persona que mañana puede garantizar nuestra participación en las conversaciones de paz y defender nuestros derechos frente a los talibanes y otros extremistas», sentenció la activista.