Open Arms: Ojalá podamos pisar un Puerto español con inmigrantes pronto sin problemas

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FOTOGRAFÍA. ROMA 8ITALIA), VERANO 2019. El fundador de la ONG española Proactiva Open Arms, Oscar Camps (d), y Riccardo Gatti, director de Open Arms en Italia. Efe

Efe – El Open Arms aguarda en Sicilia (Italia) poder volver cuanto antes a las aguas del Mediterráneo, donde «ojalá» no tuviera que estar; y lo hace confiando en ser capaz de atracar algún día en un puerto español sin temor a ser sancionado porque ello significaría que ha regresado el «respeto por la vida humana». Madrid (España), lunes 16 de septiembre de 2019. 

Lo asegura en una entrevista con Efe el director de Open Arms en Italia, Riccardo Gatti, de visita en Madrid para participar este lunes en el encuentro internacional «Paz sin Fronteras», que reunirá hasta mañana a más de 300 líderes religiosos y expertos mundiales en distintos ámbitos como el de la migración.

Hace casi un mes que un fiscal italiano puso fin a la pesadilla vivida durante 20 días en el Open Arms ordenando el desembarco inmediato de los 83 rescatados que quedaban a bordo.

«Creo que si no lo hubiera hecho, habría muerto alguien, en el barco o en el agua. No había tiempo para más retrasos», afirma Gatti, que añade: «No sé lo que se podría haber alargado la situación porque lo que estaba sucediendo allí era muy grave. No hay que olvidar que en la misma mañana del desembarco, había gente fuera de sí, que se tiraba al agua sin chaleco y sin saber nadar».

ES «FALSO» QUE TUVIERAN PERMISO DE MALTA

«Evidentemente», si la situación «hubiera ido más allá» y el fiscal Luigi Patronaggio -que acudió de urgencia en un helicóptero para ver de primera mano lo que estaba sucediendo-, no hubiese atendido la petición de la ONG, sus responsables habrían decidido entrar al puerto de Lampedusa saltándose el veto impuesto por el ya exministro del Interior italiano Matteo Salvini.

¿Por qué no lo hicieron aun sin permiso, como decidió en su día Carola Rackete, la capitana del Sea-Watch 3? Porque lo que estaban pidiendo a tan solo 800 metros de la costa, un puerto seguro, era obligación del gobierno italiano dárselo; además, entrar en el puerto de Lampedusa sin autorización es «complicado, está muy cerca del aeropuerto y hay que buscar el hueco, necesitas un horario…».

Sin olvidar las sanciones de hasta un millón de euros, el arresto del capitán y la incautación del buque con las que les amenazaba el decreto Salvini, después tumbado por un tribunal italiano. No obstante, insiste: «defendemos las personas que llevamos a bordo y, si hubiéramos tenido que poner en marcha una entrada forzosa, habríamos dictado el estado de necesidad».

¿Y qué hay de Malta? Porque, según afirmó la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, en su reciente comparecencia en el Congreso, tuvieron esa opción sobre la mesa.

«No es verdad lo que dijo”, espeta Gatti, que añade: “No tengo mucho que rebatir a la vicepresidenta porque es la misma persona que dijo que las personas rescatadas por Nuestra Madre Loreto tenían que desembarcar en Libia. Libia no es un lugar seguro, para nadie.»

Lo que de verdad ocurrió, explica, es que cuando efectuó el tercero de los rescates de su 65 misión, Malta mandó una embarcación para recoger solo a las últimas 39 personas auxiliadas; pero cuando los trabajadores de la ONG comenzaron a preparar la evacuación, se produjo “una situación de desajuste que ponía en peligro la seguridad de las personas y tuvimos que parar».

«Entonces dijimos a Malta que, o se llevaba a todo el mundo o que no podíamos desembarcar a solo 39». Al final, todos se quedaron.

«DUDO DE LA VIABILIDAD DE QUE NOS SANCIONEN»

Sobre los reproches del Gobierno español a su negativa a aceptar la ayuda que le ofreció, empezando por el puerto de Algeciras, primero, y los de Baleares, después, Gatti zanja: «Vamos a ver, ofrecieron puerto el día 18, cuando llevábamos 18 días en el mar, y se desembarcó de urgencia el 20».

La misma amenaza que les pesaba en Italia les sobrevuela en España: tan solo un día después del desembarco, Carmen Calvo recordó a la ONG que nadie está «a salvo» de la ley, tampoco el Open Arms, al que puede multar con hasta 901.000 euros, entre otras sanciones, porque no tenía «permiso para rescatar», solo para transportar ayuda humanitaria.

Una multa que la organización no puede afrontar. «Desgraciadamente llevamos años viendo que los abusos institucionalizados por parte de las administraciones son muy bestias. Y, desgraciadamente, podemos esperar todo de ellas».

Ahora bien, le «gustaría ver la viabilidad de ello”, porque no está “tan seguro de que una acción administrativa pueda sobrepasar a las convenciones internacionales».

Gatti desconoce lo que ha pasado, pero está seguro de que la actitud del Ejecutivo español «ha cambiado de la noche a la mañana» en un año: «Me gustaría no tener que pensar que el momento Aquarius fue por pura conveniencia política», lamenta.

Con todo, confía en que algún día el Open Arms pueda tocar un puerto español libre de amenazas porque es «una vergüenza que teniendo bandera española, siendo un Gobierno de izquierdas y hablando de un tema humanitario, el pensar volver a un puerto español lleve a su vez a pensar que luego nos van a bloquear el barco como pasó en Barcelona durante 3 meses por puras trabas administrativas».

Poder hacerlo supondría también que «por parte de las administraciones se cumple el respeto a la vida humana y no se institucionaliza el desprecio a las personas migrantes».

EN UN PUERTO, EL OPEN ARMS NO SIRVE PARA NADA

De momento, la nave lleva paralizada en Puerto Empedocle (Sicilia) desde el pasado 22 de agosto tras una inspección realizada por la Guardia Costera italiana.

«Fue bastante peculiar, informaron en una nota de prensa de deficiencias muy graves y luego las miramos y eran de puro mantenimiento, como la ITV», aclara. Entre mañana y el jueves recibirán la visita de inspectores de la Marina Mercante española, que han retrasado su visita inicialmente prevista el pasado día 9.

Si de algo ha servido todo es para demostrar la necesidad de que Europa instaure un protocolo de desembarco y también, prosigue, para poner de manifiesto que lo que hacen las ONG en el Mediterráneo está amparado por la ley. «Llama la atención que se diga que estamos haciendo algo malo o ilegal, cuando lo que hemos hecho siempre es pedir que se cumpla la legalidad», subraya.

Y es que en el Open Arms sabían que «tarde o temprano», las personas que auxiliaron iban a poder ir a tierra. «Pero veíamos con mucho dolor que por una falta prepotente de ética institucional, gente como Salvini puede hacer y deshacer con la vida de las personas lo que quiere».

Aunque episodios como el último del Ocean Viking, que ayer pudo acercar a Lampedusa a los 82 inmigrantes que llevaba a bordo, pueden dar señales de un cambio de tendencia, Gatti no deja de hacer hincapié en «la vergüenza» que le genera que la autorización tardara seis días en llegar.

«¿No es increíble pensar que, tras un accidente, los heridos tengan que estar 6, 10, 15 ó 20 días en la ambulancia?», censura.

Pese a todo, el Open Arms no duda en que lo primero que quiere hacer es volver a zarpar. «Ojalá no tuviéramos que volver, pero la situación es la que es. Si estamos, es porque hay necesidad. En el puerto no servimos para nada», concluye.