Procesan por terrorismo a 9 pro-etarras por la agresión de 2 mujeres y sus maridos Guardias Civiles en Alsasua

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Imagen de una profesional de la Guardia Civil en servicio. Archivo Efe.

Agencias – La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha procesado a 9 jóvenes, 7 de ellos en prisión provisional, como partícipes directos en la agresión a dos guardias civiles y sus mujeres el pasado 15 de octubre en Alsasua (Navarra) por terrorismo en concurso ideal con delitos de atentado, de odio y lesiones. Madrid (España), martes 22 de noviembre de 2016. Fotografía: En la imagen una agente de la Guardia Civil de la patria en su puesto de trabajo. Archivo Efe.

Lamela ha adoptado esta decisión en un auto notificado hoy tras decretar la semana pasada la prisión para siete de los doce pro-etarras identificados como autores de la agresión, entre los que se encuentran dos menores, cuyo procedimiento tramitará el juez central de menores José Luis Castro, han informado fuentes jurídicas.

Los procesados son: Jokin Unamuno, Iñaki Abab, Oihan Arnanz, Julem Goicoechea, Jon Ander Cob, Aratz Urrizola, Adur Ramírez de Alda, Ainara Urquijo y Aritz Urdangarin. El primero sería uno de los principales «promotores» del movimiento «Ospa Mugimendua» en Alsasua -que dinamiza la campaña de la izquierda violenta pro-etarra del País Vasco español «Alde Hemendik» (Fuera de Aquí)-, «en el que estarían integrados el resto de investigados».

«Todos ellos conocían con anterioridad la condición de guardias civiles del teniente y el sargento (agredidos), siendo está única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados», destaca la juez.

Los nueve procesados han sido identificados por las víctimas de la agresión en las ruedas de reconocimiento celebradas la pasada semana y el teniente apuntó a Jokin Unamuno como «una de las personas que le golpeó mediante puñetazos y patadas» y señaló que «es muy conocido en Alsasua por su vinculación con el ‘Ospa Mugimendua’, lo que fue corroborado por el sargento».

También le identificó una de las parejas de los agentes como la persona que en el Bar Koxka, donde se produjeron los hechos, «se encaró con el teniente y el sargento» y como uno de los que les golpearon en la calle.

Aratz Urrizola también ha sido identificado como uno de los que dieron puñetazos y patadas a los agentes y a una de sus acompañantes y que incluso empujó al sargento hasta la mitad de la calzada y en el suelo le golpeó.

Allí le dio una patada en el muslo a su pareja cuando esta se interpuso para evitar que le diera un puñetazo al sargento en la cabeza cuando trataba de levantarse, relata el auto.

A consecuencia de la agresión, uno de los agentes tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por las lesiones sufridas en una pierna y en la cara, mientras que el otro guardia civil y las parejas de ambos presentaban lesiones, magulladuras y hematomas.

«Horas más tarde se llevó a cabo una concentración contra la Guardia Civil en la localidad de Alsasua (Navarra) con el lema Aldehemendik (Fuera de aquí) y enmarcado en el «Ospaeguna» (Día de la huida), al objeto de desmentir la versión oficial de lo sucedido, portando los asistentes pancartas de AldeHemendik, con el logo habitual de ETA (flecha sinuosa de dos puntas)», destaca la juez.

Estas agresiones, explica, «se enmarcan en la dinámica permanente Alde Hemendik (Que se vayan) creada por ETA y las ilegalizadas KAS-EKIN para exigir la retirada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y del Ejército del País Vasco y de Navarra».

El movimiento «Alde Hemendik», que dinamiza «OSPA», fue promovido por las ilegalizadas Gestoras Pro Amnistía, Jarrai, Haika y Segi, «persistiendo en la actualidad a través de plataformas populares vinculadas al entorno abertzale radical» que convocan actos de protestas, manifestaciones, y elaboran carteles o pintadas, contando «con apoyo de Bildu, Sortu y Ernai».

El propósito de este movimiento, prosigue el auto, es que los agentes se sientan «en todo momento objeto de grupúsculos violentos con el gran condicionante que ello supone para su vida diaria, llegando a tener miedo o dificultades para realizar actividades» cotidianas con sus mujeres y sus hijos, instando «de manera indirecta a no entablar ningún vínculo afectivo o simplemente de amistad o cortesía con miembros de la Guardia Civil».