Propuesta Resolución VOX que pide retirar el nombre Lluís Companys por asesinar cerca de 9.000 catalanes

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FOTOGRAFÍA. GINEBRA (SUIZA), 03.10.2021. Familiares y amigos de las víctimas de los 8.000 catalanes masacrados por el expresidente de la Generalidad de Cataluña y cargo de ERC, Lluís Companys Jover, en Plaza de las Naciones de Ginebra (Suiza). Se trata de una iniciativa de la asociación suiza Catlauña Peuple d'Espagnya, que preside el suizo François Meylan. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Redacción.- Barcelona (España), martes 19 de octubre de 2021. «Parlamento de Cataluña. Grupo Parlamento de VOX en Cataluña. Ref. 250MAE15102100011. A la Mesa del Parlamento de Cataluña. Joan Garriga Domènech, portavoz, Antonio Gallego Burgos, portavoz adjunto, Manuel Jesús Acosta Elías, diputado del Grupo Parlamentario de VOX en Cataluña, de acuerdo con lo establecido por los artículos 167 y 168 del Reglamento del Parlamento, presentan la Propuesta de resolución para reprobar a Luis Companys y rendir homenaje a todos los catalanes asesinados bajo su Gobierno, para que sea sustanciada ante la Comisión de Justicia, con el siguiente texto;

El 1 5 de octubre de 1940 fue fusilado en el foso de Santa Eulalia del Castillo de Montjuích, Barcelona, Luis Companys, Ministro de la Marina de España en 1933, Presidente de la Generalidad de Cataluña de 1934 a 1940 y Presidente de Esquerra Republicana de Cataluña.

Luis Companys, con toda razón y en honor a la verdad, es el mayor homicida de la Historia de Cataluña moderna, responsable del asesinato, como mínimo, de cerca de 9.000 catalanes en la retaguardia durante la Guerra de España de 1936-1939.

FOTOGRAFÍA. CATALUÑA (ESPAÑA). AÑOS 2030. Barcelona (España), septiembre de 2015. La televisión pública de la Comunidad autónoma de Cataluña (TV3) recuerda a al «asesino» Lluís Companys con un telefilme, un documental. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

El nacionalismo catalán y demás grupos políticos de izquierdas, durante estos últimos 45 años han pretendido convertir a Luis Companys en un mito, falsificando de forma deliberada y torticera la nefasta ejecutoria política de un hombre que no estuvo a la altura de las circunstancias históricas que le tocó vivir. El hecho de que Luis Companys fuese sentenciado a pena de muerte y posteriormente fusilado no justifica en ningún caso la absolución de sus crímenes. Tampoco justifica, en modo alguno, que su nombre llene avenidas, calles, plazas y edificios públicos, obviando que Luis Companys es responsable de asesinatos y ejecuciones injustificables contra el pueblo de Cataluña.

El 6 de octubre de 1934, Luis Companys, a la sazón Presidente de la Generalidad, proclamó la República catalana en lo que fue un golpe de estado contra la legalidad republicana, en sintonía con la insurrección proclamada en Exposición de motivos Asturias por el PSOE que se negó a aceptar su derrota en las elecciones de 1 933 y la entrada de ministros de la CEDA en el Gobierno de la Nación. Una sociedad libre y democrática se asienta en el respeto a la legalidad, el reconocimiento de los Derechos Humanos y la fraternidad entre compatriotas.

Todos estos principios fueron atropellados el 6 de octubre de 1934, cuando el Presidente del Gobierno Regional de Cataluña, Luis Companys, promovió, usando la fuerza de las armas, un golpe de Estado contra el legítimo gobierno de la República española. El precio fue más de un centenar de víctimas, aunque pudieron ser muchas más si la prudencia del Capitán General de Cataluña, Domingo Batet Mestres, no hubiera impuesto a las tropas el uso mínimo de la violencia para sofocar la rebelión de la Generalidad.

Por estos hechos, calificados como rebelión militar, el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República condenó a Luis Companys a 30 años de reclusión mayor. Otros militares a sus órdenes, como Enric Pérez Farras, jefe de los Mozos de Escuadra, y Frederic Escofet, comisario general de orden público, fueron condenados a muerte tras un consejo de guerra de carácter sumarísimo. Pero el Presidente de la República española, Niceto Alcalá-Zamora, ejerció medidas de gracia e indultó a los condenados el 5 de noviembre, conmutando la pena capital por la de 30 años de prisión. Por su parte, Luis Companys pudo beneficiarse de la amnistía promovida por el gobierno que surgió tras las elecciones «fraudulentas» de febrero de 1936, obteniendo la libertad y recuperando su cargo.

La generosidad recibida tuvo ocasión de devolverla el 19 de julio de 1936, cuando se produjo el fracaso del levantamiento militar en Barcelona, encabezado por el general Manuel Coded. En Consejo de guerra sustanciado en el buque-prisión Uruguay, los generales Manuel Coded, Justo Legorburu y Alvaro Fernández Burriel fueron condenados a muerte. Sin embargo, Luis Companys no amagó ningún gesto de Piedad -como sí habían tenido con él anteriormente- hacia estos militares y fueron fusilados el 12 de agosto de 1936 en el foso de Santa Eulalia del castillo de Montjuich. Anteriormente, durante las dos últimas semanas de julio de 1936, habían sido fusilados 200 oficiales militares. Como resumió Francisco Cambó en su momento, «Companys-, el 6 de octubre de 1934 había cometido un delito igual que el de los militares sublevados y fue indultado. Sin embargo, en 1936 hizo fusilar a todos los militares sublevados». Cuatro años más tarde, el 15 de octubre de 1940, el propio Companys sería también fusilado, tras un juicio sumarísimo, en el mismo foso de Santa Eulalia del castillo de Montjuich donde cayeron los militares alzados.

Una vez controlado el golpe militar y comenzada la Guerra, Companys permaneció siempre en la Presidencia de la Generalidad, encabezando gobiernos en los que su partido, Esquerra Republicana de Catalunya (ERG), dispuso siempre de mayoría.

Tras el del 18 de julio de 1936, Luis Companys proclamó un decreto que decía textualmente:

La rebelión fascista ha sido vencida por el heroísmo popular y el de las fuerzas locales. Precisa, pues, acabar de aniquilar en toda Cataluña los últimos núcleos fascistas existentes y prevenirse contra los posibles peligros de fuera. Por tanto a propuesta de la presidencia, y de acuerdo con el Consejo Ejecutivo, decreto lo siguiente:

1. Se crean las milicias ciudadanas para la defensa de la República y la lucha contra el fascismo y la reacción

2. Se nombra a don Enrique Perez Farras Jefe militar de las milicias armadas de Cataluña

3. Se nombra al consejero Luis Prunés, comisario de defensa de la Generalitat con las atribuciones necesarias para la organización de la mencionada Milicia Popular

4. Queda designado un Comité de enlace y Dirección de las Milicias ciudadanas formado por un delegado que designará el Consejero de Gobernación, otro designado por el Comisario general de Orden Público y los representantes de las fuerzas obreras y organizaciones políticas coincidentes en la lucha contra el fascismo

5. En toda Cataluña se constituirán los Comités locales de defensa que deberán obrar de acuerdo con el Comité Central Barcelona, 23 de Julio de 1936

Además, Luis Companys consiguió en agosto de 1936 que el Parlamento de Cataluña aprobara un decreto que traspasaba todas sus competencias al Gobierno de la Generalidad, un autogolpe de Estado en toda regla que liquidó el parlamentarismo y concentró el poder en su persona. Por consiguiente, es el máximo responsable político de la represión criminal desatada en la retaguardia, así como de las penas de muerte aplicadas arbitrariamente, que firmó de su propia mano y con el sello de presidencia en muchas ocasiones.

Dicha represión se tradujo en la existencia de al menos 6 campos de concentración republicanos en Cataluña, dependientes de la Generalitat. En ellos se obligaba a los presos a realizar trabajos forzados, aun cuando pasaban hambre en muchas ocasiones. Si se negaban, eran directamente asesinados, como sucedió en el campo de Omells de Na Cala (Lérida), donde 21 presos sufrieron dicha suerte cuando intentaron eludir el trabajo aduciendo que padecían enfermedad y hambre.

Luis Companys firmó el Decreto por el que se creó el Comité de Milicias Antifascistas, encargadas de perseguir, torturar y en última instancia asesinar en todo el territorio que estaba bajo su control a cualquiera que no simpatizara con los ideales republicanos totalitarios. Habiendo llegado a un pacto con las fuerzas anarquistas, se entregó prácticamente a ellas. Armó y consintió que miles de anarquistas e izquierdistas que formaban parte de las Patrullas de Control y posteriormente de los Comités de Milicias Antifascistas. La historiografía nacionalista nos los quiere hacer pasar por un grupo de descontrolados que actuaban sin consignas y que Luis Companys desconocía en absoluto lo que estaba acaeciendo en Cataluña.

Estas patrullas recorrieron Cataluña asesinando indiscriminadamente a sacerdotes, religiosos, ciudadanos significados políticamente o simplemente a católicos por sus creencias. Evidentemente Luis Companys siempre fue consciente de todo ello.

De los casi 9.000 asesinados en Cataluña, durante el mencionado período, casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Luis Companys, cuyas sentencias de muerte fueron firmadas por él. El resto fueron asesinados sin juicios o pasando por burlescos tribunales Populares, bajo la supervisión del Comité de Milicias Antifascista. Igualmente fue condenable su actuación a partir del 1 8 de julio de 1 936, cuando entregó a los milicianos de la UCT, CNT, ERC y del POUM los fusiles de la Guardia de Asalto que estaban depositados en la Jefatura de la Vía Layetana, que fueron utilizados para asesinar a miles de inocentes catalanes. Luis Companys no hizo absolutamente nada, para evitar ese espiral de violencia desenfrenada que sufrió la sociedad catalana en la retaguardia durante la guerra.

ERC, que siempre ha querido presentar una imagen impoluta, de un partido defensor de la «democracia» y las «libertades», no solamente formaba parte del Comité de Milicias Antifascistas, sino que tenía Checa propia, en la población de Moneada i Reixac. El cementerio de Moneada i Reixac se convirtió en la mayor fosa común de Cataluña, con 1.600 asesinados, incluyendo nada más y nada menos que al mismísimo Obispo de Barcelona, Dr. Manuel Irurita, el mismo que intercedió por Luis Companys para que le fuera conmutada la pena de muerte a la que fue sentenciado por el golpe de Estado del 6 de octubre de Luis Companys tenía perfecto conocimiento de la existencia de 46 checas en Barcelona, y no hizo absolutamente nada para evitar las atrocidades que se cometían en esos centros; tortura física y psicológica, a menudo con métodos de un refinado salvajismo. Muchos de ellos murieron asesinados por procedimientos atroces, la tortura, y en alguna de ellas el troceamiento de cadáveres para alimentar a los cerdos. El partido de Luis Companys, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), dispuso de sus propias checas en la Ciudad Condal; por ejemplo, la situada en la calle Carolinas, número 18 de Barcelona, centro de detención y tortura de las patrullas de control de la sección séptima, que solía actuar en los barrios de Gracia y San Gervasio. No hay que olvidar que, como media, el 26 % de los miembros de estos grupos criminales pertenecían a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Según fuentes de la Generalidad de Cataluña, la cifra total de víctimas entre julio de 1936 y febrero de 1939 fue de 8.352, mientras que sólo entre julio y septiembre, el periodo más duro de la represión el número de personas asesinadas fue de 4.682.

De los cuales eran: Sacerdotes y Religiosos: 2.441; Liga Regionalista: 281; Carlistas: 1.199; CEDA; 213; Falange; 108; Renovación Española; 70; Acción Ciudadana; 117; Unión Patriótica: 36; Sindicato Libre; 110; Federación de Jóvenes Cristianos; 18; Otros; 34.

En el caso concreto de la Iglesia Católica -sacerdotes, frailes y monjas- puede afirmarse que se cometió un auténtico genocidio sobre este segmento social. Fueron asesinados 4 obispos en Cataluña, se exterminó al 22 % del clero de la diócesis de Barcelona y al 65 % de la de Lérida. Incluso hay una interminable lista testimonios fotográficos de macabras profanaciones de tumbas en el interior de los templos. La furia asesina contra la Iglesia Católica en Cataluña no tuvo parangón y se ajusta perfectamente a la definición de genocidio dada por la Corte Penal de Roma: «Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos».

FOTOGRAFÍA. CATALUÑA (ESPAÑA).AÑOS 2030. Barcelona (España), septiembre de 2015. La televisión pública de la Comunidad autónoma de Cataluña (TV3) recuerda a al asesino Lluís Companys con un telefilme, un documental. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Además de estos crímenes, la Generalidad de Cataluña presidida por Luis Companys es responsable última, por acción o por omisión, de gravísimos atentados contra el patrimonio histórico y artístico de Cataluña. El Gobierno de la Generalidad con el Decreto del 23 de julio de 1 936 permitía constituir en en cada localidad de Cataluña un comité, presidido por el alcalde y bajo la salvaguarda de las milicias, para velar por «el patrimonio del pueblo». Lo que significaba, de hecho, un cheque en blanco para las milicias y la legitimación por la Generalidad de todas las destrucciones y robos. Así, las organizaciones del Frente Popular acabaron con 500 iglesias sólo en Barcelona, la mayor parte en los primeros 1 5 días de guerra. Es decir, fueron incendiadas o arrasadas por dentro prácticamente todas las iglesias de la diócesis de Barcelona. La Catedral fue una de las pocas que se salvó. Fueron incendiados 464 retablos y se quemaron 244 órganos de valor artístico incalculable. Algunas obras de arte que se salvaron de la destrucción fueron vendidas a marchantes norteamericanos. Desde los comités de milicias se repartieron panfletos amenazantes por toda Cataluña con la siguiente indicación: «El poseedor de cualquier objeto religioso deberá deshacerse del mismo en 48 horas; de lo contrario será considerado faccioso y tendrá que atenerse a las consecuencias.» Los archivos eclesiásticos tuvieron más suerte: «Sólo» se destruyó un 45 por ciento.

Por todo ello, el Grupo Parlamentario de VOX en Cataluña presenta la siguiente:

Propuesta de Resolución 

El Parlamento de Cataluña insta al Gobierno a;

1. Condenar el intento de golpe de Estado promovido el 6 de octubre de 1934, por Luis Companys, así como su responsabilidad en los crímenes cometidos en la retaguardia catalana contra víctimas inocentes durante la Guerra de España (1 936 – 1 939).

2. Hacer un reconocimiento público a las víctimas de la represión en la retaguardia catalana durante la Guerra de España (1936 – 1939) y a sus familiares.

3. Levantar monumentos públicos en honor de las víctimas y restaurar los ya existentes. Señalizar dignamente todos los lugares incluidos en el catálogo oficial, con mención expresa de las víctimas.

4. Retirar el nombre de Luis Companys, en atención a su responsabilidad política principal y directa en los crímenes de la retaguardia, de calles, centros oficiales, edificios públicos o monumentos. Pues su enaltecimiento es contrario a la dignidad de las víctimas y los valores de la democracia.

Palacio del Parlamento, 1 5 de octubre de 2021

Joan Abriga Domènech, Portavoz del CP VOX

Antonio Gallego Burgos, Portavoz adjunto del GP VOX

Manuel Jesús Acosta Elías, Diputado del GP VOX».