Puigdemont quería que la Policía se fuese porque los Mozos podían impedir el 1-O

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 05.03.2019. El ex delegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo (i), a su llegada este martes al Tribunal Supremo, donde declara como testigo en el juicio del "procés". Efe

Efe – En aquel encuentro, los representantes de la Generalitat, entre ellos el exconseller de Interior Joaquim Forn (acusado de rebelión) y el mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero (pendiente de ser juzgado por rebelión en la Audiencia Nacional) «insistían» en que no era necesaria la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil ante el 1-O y pedían que se fuesen. Exdelegado de Gobierno en Cataluña, Enric Millo: «Insistieron mucho en que ellos ya se iban a ocupar de que los colegios estuvieran cerrados antes del 1-O, que no nos preocupásemos por eso», ha explicado el ex delegado del Gobierno en Cataluña, un «compromiso verbal» ante una realidad que acabó siendo «muy distinta». Madrid (España), martes 5 de marzo de 2019. 

El ex delegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo ha manifestado que desde la Conselleria de Interior se les prometió que los colegios estarían cerrados antes del referéndum y pidieron que las Fuerzas de Seguridad del Estado se fuesen porque los Mossos tenían «capacidad sobrada» para impedir el 1-O.

Durante su declaración como testigo en el juicio del «procés», Millo ha relatado la «situación esperpéntica» que se vivió en la Junta de Seguridad del 28 de septiembre de 2017, una reunión «tensa» y con «reproches» convocada por el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont de forma «poco ortodoxa» tras ocho años sin producirse.

En aquel encuentro, los representantes de la Generalitat, entre ellos el exconseller de Interior Joaquim Forn (acusado de rebelión) y el mayor de los Mossos Josep Lluis Trapero (pendiente de ser juzgado por rebelión en la Audiencia Nacional) «insistían» en que no era necesaria la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil ante el 1-O y pedían que se fuesen.

Según ha explicado Millo, pese a que el mandato del Tribunal Superior de Justicia implicaba a los tres cuerpos policiales -Mossos, Policía y Guardia Civil- desde la Conselleria de Interior «no estaban de acuerdo» porque decían que los Mossos «tenían capacidad sobrada» para dar cumplimiento a la orden.

«Insistieron mucho en que ellos ya se iban a ocupar de que los colegios estuvieran cerrados antes del 1-O, que no nos preocupásemos por eso», ha explicado el ex delegado del Gobierno en Cataluña, un «compromiso verbal» ante una realidad que acabó siendo «muy distinta».

«Ellos decían: Si necesitamos ayuda ya la pediremos», ha dicho Millo, a quien no le consta que los días previos al 1-O se cerrase ningún centro.

Sin embargo, según Millo, la posición de Puigdemont «era muy clara», él se aferraba a la necesidad de garantizar la normal convivencia pública, como apuntaba el auto, pero «lo que no dijeron nunca» es que el 1-O no se iba a celebrar.

«Por parte del Govern la posición era que no iban a dar marcha atrás en mantener la convocatoria del referéndum ilegal. Por parte del mayor de los Mossos dejaba entender que su obligación era dar cumplimiento al mandato judicial pero no se explicó cómo. Dijo que en ningún caso utilizaría la fuerza, pero no explicó como.», ha dicho.

Millo detectó en aquella junta «sin precedentes», que ha calificado de «auténtico despropósito», que había «una línea política» compartida entre Trapero y la Generalitat que «hacía prácticamente imposible» pensar cómo se podía «impulsar y garantizar el referéndum y de la misma manera impedirlo».

«Una parte de la mesa nos plantea que se va a celebrar y que la Policía lo va a impedir. En mi pueblo se llama sorber y soplar al mismo tiempo», ha opinado.

Aquello, a juicio de Millo, fue «una contradicción permanente» donde el Govern de Carles Puigdemont se sentó para trasladarle al Gobierno que se celebraría un referéndum e intentar llegar a un acuerdo para que «todo funcionara con normalidad» cuando había una orden judicial para impedirlo.