Madrid (Reino de España), viernes 1 de noviembre de 2024 (Efe).- El economista Jeremy Rifkin advierte de que el impacto del calentamiento global está alcanzado niveles «críticos y catastróficos» en sitios como España, «el país que más peligro corre dentro del continente en mayor riesgo del planeta» a causa del cambio climático y la alteración de los ciclos del agua.
El pensador y activista climático conversa con Efe desde Washington justo el día en que el temporal llega a Valencia provocando lluvias torrenciales e inundaciones, consecuencia del proceso de «resilvestración de la hidrosfera» que Rifkin señala en su nuevo libro «Planeta Aqua» (Paidós).
El autor habla de la importancia de «renombrar» un planeta «que no es de tierra sino de agua» y de entender el cambio climático como la alteración de la hidrosfera, constituida por el agua en todos sus estados que se encuentra bajo y sobre la superficie del planeta.
En el libro señala que las inundaciones son la catástrofe natural más común en Europa desde 1990 y se prevé que sigan creciendo.
El aumento de la temperatura global por la emisión de gases de efecto invernadero ha acelerado la evaporación del agua, lo que ha llevado a un aumento del 7 % de la concentración de precipitaciones en las nubes y la aparición de fenómenos atmosféricos más violentos.
«Hemos malinterpretado este planeta, no nos hemos preparado para lo que está sucediendo, la gente está muerta de miedo, pero pretendemos que la misma estrategia que dio origen a esta crisis sirva para resolverla y por eso nada ha cambiado, porque nadie está haciendo nada», lamenta Rifkin.
«Lo que ha llevado a esta crisis son 6.000 años de civilización hidráulica que han secuestrado las aguas del planeta para el uso de una única especie que ha elevado su población a 8.000 millones de personas para las que ahora no tenemos agua suficiente», dice.
A ello se suma la revolución industrial que desde hace más de 250 años ha hecho de los combustibles fósiles el centro del sistema económico, lo que ha provocado el calentamiento global que ha derivado en una meteorología extrema.
Así hemos llegado a la sexta extinción masiva de vida en el planeta, con más del 50 % de las especies en peligro de extinguirse en los próximos 80 años, «muchas de ellas durante la vida de los que ahora son niños».
Asegura que nadie ha prestado atención a la reorientación de la hidrosfera y augura el derrumbe de la civilización hidráulica, teniendo en cuenta que para 2050 se prevé que el 61 % de todas las centrales hidroeléctricas del planeta estén en cuencas fluviales con un riesgo muy alto o extremo de sufrir sequías, inundaciones o ambas.
«El calentamiento del planeta ha liberado una hidrosfera secuestrada durante mucho tiempo», afirma Rifkin, que cree que está por ver si la especie humana será capaz de readaptarse a la naturaleza en lugar de seguir doblegándola.
«Tenemos que repensar cómo nos relacionamos con la naturaleza, cómo desarrollamos nuestra ciencia y tecnología, cómo organizamos nuestra vida económica, cómo educamos a nuestros hijos, cómo nos gobernamos», afirma el autor, que asegura que ya no sirven las reglas del sistema capitalista de la era industrial, en el que incluye el socialismo como una parte del mismo.
En este sentido, habla de la necesidad de una gobernanza biorregional, más allá de las fronteras políticas, que unirá a las comunidades locales que compartan la responsabilidad de administrar un ecosistema común.
«Es el paso de la globalización a la glocalización», subraya Rifkin, que pone el ejemplo de la primera biorregión oficial europea, la de los Pirineos-Mediterráneo, creada en 2004 por las comunidades autónomas de Cataluña y Baleares con la región francesa de Occitania.
Tras el derrumbe de la civilización hidráulica vaticina el tránsito a una «sociedad efímera» con periodos más largos de vida migratoria, lo que transformará la noción misma de lo que son las infraestructuras, que tenderán a ser desmontables y reciclables.
En ese contexto, el pensador pronostica hábitats temporales impresos en 3D, agricultura vertical en interior y cría de insectos, así como microrredes de agua conectadas por internet que permitirán su suministro para determinados usos a partir de la recolección de la lluvia.