
Barcelona (Cataluña) Reino de España, lunes 4 de agosto de 2025 (Efe).- ATENTADOS DE CATALUÑA | Un estudio científico ha identificado los factores de riesgo que llevaron a la radicalización de los miembros de la célula terrorista de Ripoll, que cometió los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona) el 17 de agosto de 2017 (17-A), en los que murieron 16 personas y más de un centenar resultaron heridas. El doble ataque, del que se cumplen ocho años, consistió en un atropello masivo en Las Ramblas de Barcelona reivindicado por el Daesh y horas después, se produjo un segundo atropello en Cambrils.
La célula terrorista que perpetuó los atentados del 17-A estaba formada por diez miembros, y se comenzó a constituir entre finales de 2014 y principios de 2015. Dos años después cometieron los atentados. Una investigación revela qué factores pudieron contribuir a la captación y radicalización de los miembros del ataque.
El estudio ha analizado 200 declaraciones policiales, una cincuentena de entrevistas realizadas a familiares, amigos y personas del entorno de los terroristas, 123 evidencias tecnológicas, 25 pruebas físicas y 18 virtuales así como otros informes complementarios. Esta investigación conjunta ha sido realizada por los Mossos d’Esquadra y las universidades de Córdoba, Granada y Burgos, y publicada por la revista Behavioral Sciences of Terrorism and Political Aggression.
El objetivo de este análisis es lograr la mejora de los actuales planes de prevención de los extremismos violentos y avanzar en las herramientas de evaluación de aquellos.
En los resultados se han identificado tanto factores de riesgo psicológico entre los diez miembros de la célula que cometieron los atentados terroristas de Cataluña como determinadas actitudes o creencias subjetivas, por lo que su proceso de radicalización tuvo una naturaleza multifactorial.
Galería foto 2021 del homenaje a las víctimas de los atentados de Cataluña en Barcelona
Entre los factores de riesgo psicológico, los investigadores sitúan aspectos como la percepción de amenaza, el autoritarismo o la conexión dentro del grupo y, en el ámbito de las creencias subjetivas, comportamientos como actitudes segregacionistas, antidemocráticas o radicales, y un extremismo político-religioso.
El estudio constata que estos factores de riesgo y estas actitudes subjetivas tuvieron un peso mayor entre los autores de los atentados de Cataluña que los llamados factores ‘protectores’, como el nivel educativo, la edad, el estado civil o la ocupación laboral. Tampoco fueron suficientes para frenar la comisión de los atentados el nivel de integración social de los terroristas o las amistades que tenían con personas externas a la célula.
Los factores de riesgo estaban «más conectados entre sí y mantenían un fuerte vínculo, como si se formara una red bien estructurada y compacta», mientras que los factores protectores estaban «más desconectados entre ellos y no tenían suficiente fuerza», indica el estudio científico, por lo que los «primeros neutralizaron a los segundos y a su posible efecto positivo».