Si el autor intelectual de este desatino en España fuera el nazi Goebbels, él​​ se frotaría las manos de satisfacción

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FOTOGRAFÍA. PALACIO DLE GOBIERNO DE ESPAÑA 8MADRID), 19.03.2020. Captura de la señal institucional del Palacio de la Moncloa de la rueda de prensa del vicepresidente de Asuntos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias (d), y el ministro de Sanidad, Salvador Illa (i). Efe

Redacción.- Barcelona (España), 6 de mayo de 2020. [Audio censurado en Whatsapp por las satélites corruptas del régimen socialcomunista del PSOE y Unidas Podemos del presidente de Gobierno Pedro Sánchez y vicepresidente Pablo Iglesias].

AUDIO. España, a mediados de marzo de 2020

La sensatez arrestada en España. Estimados compatriotas, desde el sábado, 14 de marzo de 2020, estamos todos bajo Arresto Domiciliario sin juicio ni defensa. Si hubiera graves disturbios callejeros con vandalismo y agresiones, todos entenderíamos que se declarase el Estado de Alarma para esta zona y que se restringiese la circulación de los vecinos porque a un problema policial, una solución policial.

No entenderíamos, en cambio, que ese problema se intentase atajar mediante la vacuna masiva de la población Nos quedaríamos perplejos si eso pasase. Sin embargo, nos encontramos frente a un problema sanitario para que, junto a medidas sanitarias que, serán o no adecuadas, nos han medido en el mismo saco como si tal cosa, medidas policiales severísimas sin justificación sanitaria alguna.

VÍDEO. MAYO 2020

Y lo que me deja todavía perplejo es que no solamente la mayoría de la ciudadanía lo acepta sino que lo aplaude de modo absolutamente acrítico. Veamos: Un silogismo es una secuencia lógica en la que de dos primicias, llamadas mayor y menor, se obtiene una conclusión. En el caso presente, el Decreto Ley de Estado de Alarma establece como primicia mayor que «tenemos que atajar la expansión de un virus (coronavirus -COVID 19-), que se propaga directamente a un metro y medio de distancia por de un infectado, por la saliva, e indirectamente se contagia con el contacto con fómites: Es decir, los objetos contaminados por el infectados del COVID 19 y posteriormente tocados por el sujeto susceptible.

De esa primicia mayor, el Real Decreto Ley de Estado de Alarma llega a la conclusión que: «Nosotros los ciudadanos no podemos pasear ni correr por la vía pública, ni siquiera solos». igualmente, «no poder viajar (en nuestro coche) con las personas con las que compartimos la casa y hasta la cama aunque sí podemos viajar en taxi (trenes, autocares, aviones, barcos, etc.)».

Pues, va a ser que yo no tengo las luces suficientes porque me falta la primicia menor. Es decir, esa que lleva de la primicia mayor a la conclusión. Si alguien la conoce, por favor, que me ilustre.

VÍDEO. MEDIADOS DE MAYO 2020

Las autoridades bravas que han impuesto restricciones a la circulación tampoco la conocen y permiten salir a hacer deporte o pasear siempre que se haga en solitario o con familiares. O también las autoridades francesas que exijan que los ejercicios sean individuales. Probablemente, estas autoridades bravas y francesas están tan locas o mal informadas como yo.

Quien, por ejemplo, sale a correr al parque sin acercarse a nadie no es que sea difícil sino que es prácticamente imposible que se contagie, si está sano, ni que contagia a otro, si está infectado por el COVID 19.

Algún integrista me dirá que: «sí, que riesgo hay». Remoto pero, lo hay. Cierto. Los prevencionistas sabemos que el riesgo cero no existe. La vida es riesgo en sí misma per,o me atrevo a afirmar que ese riesgo residual de quien sale a pasear o correr es 100 veces menor que el riesgo de quien sale a comprar en un supermercado o de quien monta un taxi por muy aseado que sea el taxista. Y eso sin hablar del riesgo para la salud mental y física asociado al confinamiento y al sedentarismo. Desde luego, prefiero asumir el otro riesgo (salir a la calle solo) que este.

Resulta patético ver como, a una chica que corría sola por un parque, la detienen con una violencia que solo se justificaría si fuese una asesina múltiple y armada [durante su detención]. O como multan a un abuelo que sacar al nieto a tomar el sol o a dos horribles criminales que fueron sorprendidos nadando en una playa solitaria o paseando en bicicleta de madrugada.

Y, en todos estos casos, la chusma abucheando e incluso insultando a los delincuentes. Los presos vigilando la cárcel con más celos que los propios carceleros.

Si no sintamos náuseas a ver esos bochornosos espectáculos es que estamos todos intoxicados. Es que estamos todos intoxicados de miedo e impotencia, intoxicados de propaganda. Si el autor intelectual de este desatino fuera Paul Joseph Goebbels​​ —el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich del líder Nazi alemán, Adolf Hitler, entre 1933 y 1945— él se frotaría las manos de satisfacción.

Dice el coronel Pedro Baños Bajo —militar español, Coronel del Ejército de Tierra especialista en geoestrategia, defensa, seguridad, terrorismo yihadista e inteligencia— que si no nos damos cuenta de que se nos están lavado el cerebro es que ya lo han conseguido. Y vaya que lo han conseguido.

Debemos reflexionar sobre las restricciones de derechos fundamentales que estamos dispuestos a aceptar bajo cualquier pretexto.

Repito. No digo que la pandemia del COVID 19 no sea un problema sino que las medidas policiales draconianas que nos han impuestos carecen de justificación sanitaria. Y si no somos capaces de verlo, mañana, bajo cualquiera otra escusa, real o ficticia, volverán a restringirnos los más elementales derechos. Y tragaremos porque ya estemos insensibilizados y no sabremos reaccionar.

Mis últimas palabras son para los agentes de la autoridad que, en expresión castiza, les ha tocado bailar con la más fea.

Supongo que ellos sabrán que las multas ellos formulen estos días no son por infracción del Real decreto ley de Estado de Alarma, que carece de rango legal para establecer nuevas legislaciones, sino del Artículo 6.6 de la Ley de la Protección de la Seguridad Ciudadana, que testifica como sancionable, y leo textualmente: «La desobediencia a la autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones así como la negativa a identificarse a requerimiento de la autoridad o de sus agentes o la alegación de datos falsos o inexactos en el proceso de identificación».

Dicho.. si ustedes, por poner un ejemplo, paran a un corredor y le ordenan que se vaya a su casa, que es lo que ustedes deban hacer, y este se va a su casa, no ha cometido la infracción antes dicha.

Pero, si usted ante todo, le denuncian como lo hubiera cometido ese delito inexistente, son ustedes que estén cometiendo no una falta sino un delito de prevaricación o un delito de falsedad.

[Policías] podrán ustedes engañar al ciudadano que no conoce las leyes y podrán usted engañar al juez que no estaba presente pero, en cualquier casa habrán cometido un delito. Además, es un perjurio. Porque juraron cumplir y hacer cumplir las leyes. Y si no les remueve la conciencia es que claramente no la tienen.

Que Dios nos pille confesado.

VÍDEO. MEDIADOS DE MARZO 2020.