«Supervivientes del COVID 19: Mi madre en planta, mi padre vuelve a casa y yo asintomática»

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FOTOGRAFÍA. ESPAÑA, 15.04.2020. En la imagen Alba Casasola, quien estas últimas semanas en las que su vida ha sufrido un vuelco de 180º. A pesar de todo, su madre ahora está en planta, recuperándose; su padre pudo volver a casa, y ella, aunque sigue dando positivo, se encuentra bien. Su marido y su hijo de un año tampoco tienen síntomas Imagen Consejo general de colegios de Oficiales de Enfermería de España. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Redacción – Madrid, 15.04.2020.  «Un día recibes una llamada contándote que tu madre ha dado positivo por COVID-19, que le van a intubar y que van a hacer lo posible por sacarla adelante. Mi padre también estaba ingresado y, además, yo aislada en mi domicilio porque también tengo la enfermedad. Se me vino el mundo encima, sientes pavor, tienes miedo de que les pueda pasar algo y te surge un sentimiento de culpabilidad por si hubieses sido tú la transmisora del virus». Barcelona (España), lunes 20 de abril de 2020. 

En Primera Línea Del Coronavirus. Así han vivido las enfermeras el primer mes de estado de alarma. Con récord de sanitarios infectados, que, lejos de disminuir, aumentan cada día, son muchos los enfermeros y enfermeras que se están dejando la piel para luchar contra la pandemia. Ellos y ellas son sólo un ejemplo de estos profesionales comprometidos, luchadores y valientes, tal y como recoge el diario enfermero.

Así resume Alba Casasola estas últimas semanas en las que su vida ha sufrido un vuelco de 180º. A pesar de todo, su madre ahora está en planta, recuperándose; su padre pudo volver a casa, y ella, aunque sigue dando positivo, se encuentra bien. Su marido y su hijo de un año tampoco tienen síntomas.

«Fue todo muy radical, a mi hijo le tuve que quitar la lactancia materna de golpe porque así me lo recomendaron. A mis padres no puedo ni abrazarlos», afirma Alba, enfermera de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid).

Ahora solo sueña con que un día todo esto se acabe y poder salir al campo con su familia para disfrutar y contratar a una tuna o un coro rociero para que anime la velada. A su hijo todavía no sabe cómo le contará cuando crezca lo que ha pasado en el mundo este año, pero dice que se lo pintará con los detalles buenos que queden de esta experiencia.

Alba tiene mucha fuerza y optimismo, y, aunque a veces las lágrimas resaltan ese punto de debilidad que es imposible abandonar en momentos como este, tiene claro que son una familia de supervivientes. “Los pacientes me han dado una lección y, sobre todo, mi madre. Ella se ha enfrentado dos veces a la muerte y no dejo de emocionarme cuando veo lo luchadores que son. Ella siempre me ha dicho que todo el mundo tiene su destino y hasta que no llegue hay que seguir luchando y ser feliz, disfrutando de la vida”, apunta.

Ese destino al que Alba se aferra es el que, de un modo u otro, le tenía preparado este bache en el camino que cada día está más superado. Pero es cierto que ese bache podría haber sido menos profundo si desde un principio se hubiese equipado a los profesionales como ellos demandaban.

«A finales de febrero, principios de marzo, ya veíamos lo que se avecinaba y pedíamos los equipos de protección. Nos dijeron que solo para atender a aquellos pacientes que trajesen síntomas respiratorios, así que hemos estado cuidando sin seguridad a personas que venían con cuadros neurológicos, por ejemplo, pero tenían también el coronavirus. No teníamos información, no sabíamos a lo que nos enfrentábamos y nadie nos dijo cómo actuar», critica.

Durante este mes de baja, Alba ha pasado por todos los sentimientos. Su cabeza empezó con enfado, pasó a la ira, el miedo y ahora la resignación. “Cuando me dieron el positivo me enfadé porque nos sentimos desamparadas, miedo por la situación de mis padres y ahora resignación porque me toca aceptar que no hay otra salida que aguantar”, señala.

Gracias a su inevitable optimismo, no tiene duda de que saldremos de esta. «La gente está luchando muchísimo y está siendo muy responsable. Espero que después se reconozca todo lo que hemos estado haciendo; no hemos dejado de atender a los pacientes aun sabiendo que estábamos desprotegidos, los hemos consolado, hablado con ellos, cogido de la mano. Esto no se nos va a olvidar jamás», apunta.