400.000 personas no han cobrado su prestación de ERTE en España. Una situación desesperada

0
821

Redacción – Son cientos de miles los trabajadores que se encuentran en una situación desesperada. Muchos españoles llevan desde marzo sin ingresos y su economía se ha visto severamente afectada, llegando incluso a causar dificultades a la hora de adquirir los alimentos más básicos. Madrid (España), viernes 12 de junio de 2020. 

El Gobierno comunista de España cifra en 60.000 los españoles que aún no habrían cobrado el expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), mientras que las gestorías hablan de «400.000 personas tras haber realizado encuestas propias».

El drama es doble: además de no disponer de ingresos, no pueden acudir a los bancos de alimentos por disponer de trabajo.

Además, tampoco pueden acceder al ingreso mínimo por no cumplir los requisitos.

La demanda de VOX

El Portavoz de VOX en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros, ya denunció esta situación en el hemiciclo hace un mes, el pasado 13 de mayo, cuando comenzaba a saberse el número aproximado de españoles que aún no habían cobrado la prestación.

«Hay casi 300.000 personas que dos meses después siguen sin cobrar su ERTE, algunas cobrando solo 200 euros del SEPE», dijo Espino de los Monteros.

«El Estado está fallando a muchas personas, pero el Estado nunca falla a la hora de pasar el pago de los impuestos o cotizaciones sociales o la cuota de autónomo, porque incluso prohibiendo a los españoles salir a trabajar, las cuotas se han seguido cobrando», señaló en referencia a aquella situación, prolongada hoy un mes más ante la inoperancia del Ejecutivo.

El papel del Gobierno

El seis de mayo, la ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, publicaba en sus redes sociales una inexplicable gráfica en la que se enorgullecía de la cantidad de nuevas prestaciones por desempleo que habían tenido lugar en el país.

La medida de VOX, que instaba al Gobierno a asumir el pago de las nóminas de todos los españoles, algo que a la larga resultaría mucho más asumible para las cuentas del Estado, no fue escuchada.

En lugar de garantizar el tejido productivo y, por tanto, el empleo, el Gobierno hacía gala de unas prestaciones que, además, cientos de miles de trabajadores españoles aún no han cobrado.