Córcega irrumpe en las presidenciales francesas

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FOTOGRAFÍA. AÑO 2006. HECHOS, PARÍS (FRANCIA), 26.06.2014. El grupo separatista y terrorista Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC) anunció hoy el abandono «sin condiciones» de la lucha armada, «el inicio de un proceso de desmilitarización y la salida progresiva de la clandestinidad». Imagen de la organización terrorista separatista Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC)/Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo). Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Redacción.- Pamplona (Navarra) España, lunes 4 de abril de 2022. El desarme y desactivación del terrorista Frente de Liberación Nacional de Córcega, proceso en curso desde 2014 precedido por diversas escisiones y luchas intestinas que le causaron más de veinte muertos, no está apagando, en absoluto, las ansias autonomistas e independentistas de buena parte de la población corsa.

De tal modo, se vienen arrastrando, periódicamente, numerosos conflictos de orden público con excusas diversas: la reclamación del «acercamientos de los presos políticos corsos» a prisiones de la isla, deslocalizaciones empresariales; enfrentamientos físicos con magrebíes allí instalados; petición de una autonomía efectiva por los políticos electos, mayoritariamente nacionalistas; contestación popular al impacto de nuevas instalaciones turísticas; etc..

Pero ha sido la agresión sufrida el pasado 2 de marzo por el terrorista corso Yvan Colonna -por parte de un preso yihadista en la prisión de Arlés, en el continente, que le causaría finalmente la muerte el 21 siguiente- el hecho que más ha irritado a los nacionalistas corsos. Yvan Colonna estaba condenado a pena de reclusión perpetua por el asesinato del magistrado Claude Érignac en 1998. Su «acercamiento» a una prisión corsa era una petición recurrente de los nacionalistas que, finalmente, no se facilitó en vida. La llegada de su cuerpo a Córcega fue recibida por miles de personas en el aeropuerto, por las calles y caminos del recorrido de la comitiva fúnebre, y en el cementerio para su sepelio.

Pero lo que más ha conmocionado a la propia Francia fue la instalación de cientos de banderas corsas a media asta en buena parte de las instituciones públicas, controladas por los partidos nacionalistas; particularmente por los de la lista Pé a Corsica, triunfante en los comicios de diciembre de 2017 con un 56’5% del voto emitido. Así, su líder Gilles Simeoni es el presidente del Consejo

Ejecutivo corso. Además, de 63 electos que integran su Asamblea Legislativa, 48 lo fueron por listas autonomistas; incluido un partido indisimuladamente independentista: Corsica Libera.

Con una extensión de 68.860 km»², Córcega es la región menos extensa y poblada de Francia, con unos 322.000 habitantes, de los que un 87% lo es de raíces corsas y un 60% habla alguno de los dialectos corsos.

En esta escalada de tensión, el ministro del Interior Gèrald Darmanin fue enviado a la isla para apaciguar ánimos por el presidente Emmanuel Macron, en pleno inicio de la campaña electoral de las presidenciales; visita que realizó el 16 de marzo y en la que se limitó a declarar que el gobierno francés «quizás» podría «acelerar» un diálogo orientado hacia mayores cotas de autonomía. Sin embargo, el hecho de que fuera el ministro del Interior el encargado de visitar la isla para tranquilizar a sus autoridades y evaluar la situación –el «súper-policía» metropolitano-, en lugar de un ministro de Cultura u otro, no augura que las intenciones de Macron, en el sentido expuesto por Darmanin, sean sinceras ni muy firmes.

Francia es una república centralista marcada por el igualitarismo propio de la Revolución Francesa, de ahí que se le caracterice, con mayor o menor fortuna, como «jacobina». No obstante, existen ciertos niveles de descentralización administrativa, si bien muy alejados de los niveles de nuestro estados español de las autonomías o de los landers alemanes.

La Constitución Francesa contempla la posibilidad de regímenes especiales para colectividades particulares. En desarrollo de esta previsión, en 2015 fue aprobada la Ley para la Nueva Organización Territorial de la República, que dotó a Córcega de un status institucional particular, si bien muy lejos de las pretensiones de los nacionalistas corsos.

El primer nivel de organización territorial es el Estado, que engloba y del que emanan todas las instituciones administrativas de inferior nivel. El segundo es el de la Región, de las que hay un total de 13 (una de ellas es Córcega). El tercer nivel es el de los 101 Departamentos existentes (5 en ultramar), dirigido por un Consejo General y un Prefecto. Le siguen los 342 Distritos (arrondissements) encabezados por un Subprefecto. A efectos mayormente electorales, le siguen los Cantones; unos 3.879. Las Comunas (municipios) son 34.965. Pueden establecerse intercomunidades (por ejemplo, varias comunes de un departamento). Existen, además, 5 «colectividades de ultramar» y otra sui géneris que es Nueva Caledonia (situada en el suroeste del Pacífico).

Por lo que respecta a los vasco-franceses, estas recientes especulaciones en torno a una futura autonomía corsa han provocado que se alcen algunas voces reclamando, tímidamente, la creación de una provincia propia que les agrupe administrativamente; petición ya expresada desde 1790 y que nunca ha sido satisfecha. Es el caso de los analistas de la publicación La Semaine du Pays Basque, principal medio de comunicación vasquista.

No obstante, más allá de la moderación de los anteriores, tuvieron lugar actos de protesta, con la excusa de la muerte de Yvan Colonne, organizados los abertzales radicales de Euskal Herria Bai el pasado 27 de marzo en Bayona, en el que participaron poco más de 300 personas. Esta coalición panvasquista agrupa tres grupos radicales que, en conjunción con partidos ecologistas y de izquierda estatal, alcanzaron en los últimos comicios una treintena de concejalías, en su mayoría en el interior rural de su región. Con todo, tratándose de su mayor éxito electoral, apenas sumaron un total de 17.000 votos. Existe, además, un minúsculo EAJ-PNB que obtiene, regularmente, otra decena de concejalías. En suma: muy poco.

En cualquier caso, en la gran conurbación que forma la principal población vasco-francesa, Bayona, junto a las localidades de Anglet, Biarrtiz, Hendaya, etc., es creciente el peso de los residentes franceses allí jubilados; desnaturalizando las esencias vascas de aquellas localidades costeras en contraste con las rurales del interior progresivamente despobladas.

El llamado País vasco-francés, o Iparralde en terminología nacionalista, con sus 2.978 km², forma parte del Departamento de los Pirineos Atlánticos cuya prefectura radica en Pau. Las dos subprefecturas consiguientes están establecidas en Bayona y en Oloron-Sainte-Marie. Este Departamento, junto a otros once más, integran la Región de Nueva Aquitania. El País vasco-francés comprende todo el distrito de Bayona y el de Montaña Vasca, en el de Oloron-Sainte-Marie. En estos estrechos territorios viven unos 310.000 habitantes, de los que su mayor parte, 174.000, lo hacen en la conurbación Hendaya-Biarritz-Anglet-Bayona-Boucou. Desde el 1 de enero de 2017, los 158 municipios vascos integran la Comunidad de Aglomeración País Vasco.

A tan escasa institucionalización del hecho diferencial vasco, si bien moderadamente creciente, debe añadirse las dificultades existentes en la enseñanza del euskera. De hecho, las ikastolas de la federación Seaska apenas suman 3.000 estudiantes, exigiendo sus promotores la posibilidad de impartir de nuevo sus enseñanzas en inmersión lingüística, que el Consejo Constitucional francés prohibió en junio de 2021. Debe señalarse que si en Vascongadas y Navarra seis de cada diez jóvenes conocen o hablan el euskera, entre los jóvenes vasco-franceses apenas son uno de cada diez.

Si establecemos una correlación, al modo de los nacionalistas, entre vitalidad del idioma y la «construcción nacional» subsiguiente de los diversos separatismo existentes en Francia, debemos considerar algunas cifras para comprender su alcance real, más allá de alarmismos infundados y sensacionalistas.

En 1794, de un total de 24 millones de francés, únicamente hablaban francés unos tres.

Tras 140 años de implementación de políticas centralistas y de imposición del francés en detrimento de las hablas regionales y locales, conforme estadísticas actuales, en Francia, además del francés, conocido por la inmensa mayoría de su población, se hablan los siguientes idiomas: 3.600.000 en árabe; 960.000, portugués;

770.000, español; 640.000, italiano; 300.000, bereber. Otros idiomas cuentan con decenas de miles de hablantes, caso del chino, el ruso, el urdu, el wolof senegalés y otros.

Por el contrario, las antiguas hablas regionales y locales se vienen reduciendo rápidamente, siendo buena prueba de ello el número de sus estudiantes en modelos que -en su día- pretendieron inmersión y que acusan, más que nunca, la incomprensión del gobierno francés. Así, las calandretas occitanas agrupan dos millares de estudiantes. Las diwan bretonas, unos 650. Los escasos centros en alsaciano, unos pocos cientos…

Esta mínima, y casi residual relevancia educativa, es paralela a su escasa equivalencia en representantes electos. Ya hemos visto el caso vasco. El Partido Occitano mantiene unos 60 cargos electos de ámbito municipal. Los autonomistas bretones, mayormente de la UDB, apenas mantienen una veintena de cargos municipales. Los catalanistas, media docena. Las diversas agrupaciones saboyanas, acaso una treintena entre todas. En Alsacia su número es, igualmente, meramente simbólico. Casi todas esas agrupaciones forman parte de la Alianza Libre Europea, partido ecologista y progresista que agrupa 46 formaciones nacionalistas, que en España son: Eusko Alkartasuna, Esquerra Republicana de Cataluña, Nueva Canarias, Bloque Nacionalista Gallego, Chunta Aragonesista, PSM-Entesa Nacionalista y Bloque Nacionalista Valenciano. En todo caso, la excepción a su minúscula representatividad es, claramente, Córcega.

Por lo que se refiere a los territorios de ultramar, existen reclamaciones autonomistas e independentistas en la caribeña Guadalupe (con algo más de 400.000 habitantes), que cuenta con tres pequeñas formaciones que reclaman la independencia y, sobre todo en Nueva Caledonia, con apenas 100.000 habitantes de los que apenas un 40% son autóctonos. No obstante, en esta última, la agresividad del Frente de Liberación Nacional Kanak y Socialista ha perdido mucha virulencia, participando actualmente en las instituciones; si bien no se ha personado en los sucesivos referéndums organizados por la independencia en los que se ha impuesto una clara mayoría por el actual status quo.

Tras este repaso a las reivindicaciones nacionalistas en Francia y su incidencia y vitalidad reales, bien puede asegurarse que, salvo en el supuesto de Córcega, la Francia republicana y centralista no corre riesgo alguno. Es más, muchos de los que reclaman, o se inician en la recuperación de las hablas regionales, son colectivos o individuos procedentes del área identitaria en mayor o menor medida afín al antiguo Frente Nacional; especialmente en el sur del país, donde han elaborado con cierto éxito, listas locales.

Los riesgos reales que deberá afrontar y superar la Francia republicana son otros: el reemplazo poblacional de autóctonos por cohesionadas minorías que carecen de voluntad alguna de integración; el separatismo creciente de barrios y localidades con mayorías islamistas; el consiguiente envejecimiento de la población originariamente francesa. A ello debe sumarse el vaciamiento de la Francia del interior y la pérdida de tejido institucional, particularmente el de la salud pública, en tales territorios, una de las causas de la aparición del fenómeno de los «chalecos amarillos», junto a la precarización de agricultores, ganaderos, artesanos, comerciantes, funcionarios de los niveles inferiores y clases medias de ciudad.

Por todo ello, en la Francia del futuro inmediato, salvo en el caso corso, el independentismo vasco, bretón y occitano únicamente alcanzarán la categoría de anécdota localista y en vías de desaparición. Francia tiene otros retos muchos más apremiantes; lo quieran ver o no sus élites gobernantes.

Fernando José Vaquero Oroquieta