Cs se convertiría en el tercer partido en desaparecer: Los de Arrimadas hacen malabares para que sus electores que se sienten cómodos en VOX y PP no se escapen 

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 31.08.2020. La presidente de Ciudadanos Cs, Inés Arrimadas (c en el fondo), este lunes 31 de agosto de 2020 durante una reunión del Comité Ejecutivo de Ciudadanos Cs en la sede de la formación política naranja, donde Arrimadas, tras dicho comité, ha garantizado la continuidad del Gobierno de coalición de ultraizquierda del vicepresidente Pablo Iglesias (Podemos) y presidente Pedro Sánchez (PSOE), anunciando que va a «negociar» el «sí» de Ciudadanos (Cs) a los presupuestos generales del Estado del Gobierno de Podemos y PSOE junto a sus socios separatistas, bildutarras y resto de nacionalismo, socios del Ejecutivo de coalición comunista del Reino de España. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Lasvocesdelpueblo y Agencias – Ciutadans Partit de la Ciutadanía-Ciudadanos (Cs), que preside Inés Arrimadas García, se agarra al objetivo del 5 % —exigido ara acceder a la Asamblea de Madrid— y entrar en la Asamblea de Madrid para poder sobrevivir en el tablero nacional porque, si no lo consigue, y no lo tiene nada fácil, según las encuestas, la veleta naranja de Arrimadas correría la misma suerte que la formación política de Rosa María Díez González, Unión Progreso y Democracia (UPYD), su predecesor centrista en la política española. Barcelona (España), sábado 3 de abril de 2021.

El declive de Cs que empezó con la debacle de las elecciones generales españolas del 10 de noviembre de 2019 (10N), de la mano de Albert Rivera, al dejarse de una tacada 46 escaños y pasar de 56 a diez, se agudizó con las elecciones catalanas del pasado 14 de febrero de 2021 (14F), en las que perdió veinte representantes (de 26 a seis) y remató con la moción fallida en Murcia por culpa de tres tránsfugas de la veleta naranja, lo que abrió una crisis interna sin precedentes.

De perder la baza madrileña, Ciudadanos Cs podría convertirse en breve en el tercer partido centrista de la democracia con representación parlamentaria en desaparecer del escenario político.

Pero si logra resistir el 4 de mayo en Madrid podrá tener un respiro, aunque mantenerse en la Asamblea le va a costar, tal como pronostican las encuestas, que incluso las más favorables ponen en duda que consiga ese 5 por ciento necesario.

FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), AÑO 2020. Vista general de una reunión del Comité Permanente de Ciudadanos (Cs) en la sede del partido. Efe

Un porcentaje que le daría entre 6 y 7 escaños puesto que Podemos, en las últimas autonómicas del 26 de mayo de 2019, entró en la cámara madrileña con siete diputados y el 5,56 por ciento de los votos.

Aunque sería un desastre en todo caso después de tener 26 escaños y un 19,42 por ciento de los votos, salvaría la situación y, a lo mejor, hasta podrían ser llave, según pronostican algunos de los sondeos, que plantean un escenario en el que la presidente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, necesite otra vez a los naranjas y a VOX para gobernar.

Y en eso está el candidato de Cs, Edmundo Bal, intentando hacer malabares para que no se le escapen votos por la derecha, que es donde sus electores se sienten más cómodos.

De ahí que esté insistiendo tanto en que no pactarán con los socialistas y Podemos, pero sin aclarar si llegaría a algún acuerdo con Ángel Gabilondo en el caso de que solo necesitaran los votos naranjas para gobernar, algo que es bastante improbable.

Y en este escenario se ve ahora Ciudadanos, tan solo dos años después de haber tenido la posibilidad de entrar en la Moncloa con Pedro Sánchez y con una comodísima mayoría absoluta, que Rivera rechazó negociar, y tras quedarse a menos de una décima de sobrepasar al Partido Popular.

Un patrimonio dilapidado a lo que encima se ha sumado la merma de poder territorial al perder de un plumazo dos de las cuatro comunidades en las que cogobernaban con el PP: Murcia y Madrid.

Ahí es donde empezó el goteo de fugas de cargos -una quincena-, aunque ha habido unos cuantos que se han subido al carro, sobre todo en la Asamblea madrileña, que han comunicado su marcha entre críticas a la estrategia «sanchista» de Inés Arrimadas cuando ya no eran diputados.

La baja de mayor impacto ha sido la del que fuera coordinador de la Comunidad Valenciana Toni Cantó, fichado por el PP para su candidatura madrileña en el puesto número cinco, un dirigente que llevaba meses quejándose de la dirección de manera discreta, pero que a raíz de los malos resultados de las catalanas alzó la voz y decidió marcharse tras el fiasco de la operación murciana.

No fue una gran sorpresa para la cúpula naranja que abandonara el partido ni que acabara en el PP porque ya llevaba un tiempo aplaudiendo las decisiones de Ayuso a través de sus redes sociales, pero sí les ha dolido la manera en que lo ha hecho.

Otra de las fugas que les ha generado mucho malestar ha sido la del senador Fran Hervías, una pieza clave del equipo de Rivera, y que desde que Arrimadas tomó las riendas ha estado maniobrando en contra de Ciudadanos.

De hecho, la dirección cree que estuvo detrás de la operación para que los tres diputados murcianos de Cs se cambiaran de bando una vez que firmaron la moción de censura.

A todo esto se añade la menor visibilidad que tendrán en el Senado porque dejarán de tener grupo propio. A la marcha de Hervías se une la de otros dos senadores, que se han cambiado al Grupo Mixto.

También pierden un escaño en el Congreso (ahora se quedan con nueve) por la marcha de uno de los diputados al Mixto.

De momento parece que han logrado contener el escape de los dirigentes pero nada de nada en cuanto al escape de los votantes y que por ahora han sorteado la temida desbandada de los cargos al PP -siete cargos se han ido al partido de Pablo Casado Blanco- pero el examen al que tienen que enfrentarse el 4 de mayo en las urnas de la Comunidad de Madrid es complicadísimo y determinará si la veleta naranja resiste o cae definitivamente al precipicio.