Cumple 79 años la batalla del frente ruso «Krasny Bor», en la que participaron españoles de la «División Azul»

0
628
FOTOGRAFÍA. RUSIA, AÑO 1943. Soldados de la División Azul, camino del frente ruso para la batalla de «Krasny Bor». Efe

Efe.- Madrid (España), sábado 11 de febrero de 2022. La batalla de Krasny Bor, las más dura del frente ruso en la que participaron españoles de la División Azul, cumple 79 años. Provenían de cada rincón del país y pertenecían a estratos sociales muy diversos. Eran una representación de la España de los años cuarenta y sus historias personales no pueden ser más distintas.

Casi un millar de esas pequeñas historias han sido rescatadas por José M. Estevez Payeras y están recogidas en su libro «Solo muere el olvidado. El batallón II/262 en la campaña de Rusia 1942-1943».

UN GRUPO HETEROGÉNEO UNIDO POR LA CAMARADERÍA

El autor asegura a Efe que su intención es deshacer prejuicios para que se conozcan las vidas de un grupo de españoles, heterogéneo, que lucharon lejos de su tierra, unidos por una camaradería que trasciende cualquier otra consideración política o militar.

Microhistorias de un millar de personajes anónimos vertebradas por las cartas que su abuelo, el comandante Payeras, envió a su esposa Conchita, que esperaba en Mallorca su regreso.

«Al ver las cartas de mi abuelo pensé escribir sobre él pero empecé a ir a los archivos militares y vi que podía escribir sobre todos los que habían estado con él en el batallón», explica.

Las cartas contaban «muy poquito» de la guerra porque estaban sometidas a censura militar; sobre todo hablaban de cosas cotidianas, pero dieron pistas al autor para conocer un poco mejor a estos hombres.

Unas misivas en las que «casi hacen una caricatura de la guerra porque cuentan lo bien que están, casi de vacaciones, si no fuera por los mosquitos y el frío», asegura Estevez Payeras, militar en la reserva.

La humanidad del médico Ojea Rabassa, la firmeza del capitán Teodoro Palacios, el ánimo del soldado catalán Ricardo Cuadra Dotor, la entrega del joven mallorquín Antonio Balle Pérez, la bravura del alicantino Juan Ballesta, la espiritualidad de Guillermo Mir.. subyacen en algunas de las historias del libro que es posible conocer gracias a una exhaustiva labor de investigación en los archivos militares.

FALSIFICAR LA PARTIDA DE NACIMIENTO

El autor lamenta que siempre se tienda a poner etiquetas cuando en realidad los divisionarios eran un grupo muy heterogéneo, una representación de la sociedad de 1940: había desde analfabetos hasta universitarios, desde gente del campo a los de ciudad y de diferentes edades.

Algunos tan jóvenes que tuvieron que falsificar la partida de nacimiento para poder alistarse, como un chico menor de edad que fue reclamado por su madre alegando que no sabía hacer nada y que lo necesitaba para atender su mercería. Y cuando llega la petición a Rusia se dan cuenta que ya había recibido una cruz de hierro por su valor.

Para enmarcar esa heterogeneidad el libro recoge en sus páginas fotografías sacadas de los expedientes en las que se puede apreciar la imagen de «un señor muy hecho con boina» o la de un jovencito recién salido de la universidad, gente que aparenta tener dinero y otros que se ve que no tienen nada.

Las motivaciones eran también muy variadas. Por aventura, para evitar las represalias tras la guerra civil, por anticomunismo o por pobreza.

1O DE FEBRERO: COMIENZA LA DURA BATALLA DE KRASNY BOR

La mañana del 10 de febrero de 1943 los españoles fueron atacados por 35.000 rusos que intentaban romper el cerco de Leningrado, la actual San Petesburgo. Tres batallones aguantaron el asalto ruso, uno de ellos el de su abuelo.

Unos 650 soldados del batallón del comandante Payeras participaron en esta batalla. Un tercio de ellos murieron y unos 300 fueron heridos. Su propio abuelo falleció a consecuencia de las heridas sufridas en el asalto.

Fue la batalla más dura y decisiva que libró la División Azul en Rusia y muchos historiadores la consideran una de las más importantes para obtener el control de Leningrado.

NI UN PASO ATRÁS A UN ALTO PRECIO

Lo soldados españoles fueron blanco de una auténtica avalancha de carros de combate, batallones de infantería y fuego de artillería enemigos.

Resistieron aislados, peleando en un combate desigual de 1 a 10 más o menos. «Fueron capaces de aguantar a base de un sacrificio tremendo y de cantidad y cantidad de bajas», asegura.

«Se puede afirmar que el hecho de que la línea defendida por los españoles resistiese la ofensiva soviética, permitió alargar el cerco alemán sobre la ciudad durante un año más».

La obra relata cómo su esfuerzo por no dar un paso atrás, por cumplir la misión, les costó un precio altísimo.

El autor insiste en que el libro «no es nada político» y «muy poco militar. Son las vivencias de esta gente, lo que sentían, el valor de la generación de nuestros abuelos y, sobre todo, el compromiso».

«La ideología se olvida cuando estás en combate y se lucha por el que tienes al lado, por camaradería; la ideología está muy bien al principio y en la División combatían codo a codo, gente de la izquierda y de la Falange», apostilla.