Redacción Rafael Castro Torres, Licenciado en Criminología, Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos de la Guardia Civil (TEDAX-GC) — Ha sucedido en Barcelona, un grupo de jóvenes, como una banda de alimañas, maquinan, traman y planifican: asesinar. El modo es variado, volar por los aires con explosivos, cortar el cuello o aplastar con furgonetas a uno o a cincuenta, a niños y mayores, a hombres y mujeres. Este grupo forma parte de las nuevas franquicias de bajo coste, de la nueva yihad 3.0 contra la vieja Europa. Málaga (España), domingo 8 de diciembre de 2019.
Nacidos o recogidos en Ripoll, con un buen nivel de vida económico, estos niñatos estaban totalmente integrados, con trabajo, o estudiando, con motos deportivas y con brackets, es decir las ocupaciones y preocupaciones de alguien de esa edad.
Al mando del grupo de colegas guerreros, un Predicador. El colega Predicador/ Imán había estado a la sombra, en el trullo, por esa sustancia tan terrenal y poco espiritual que es el hachís. Y desde una supuesta posición de autoridad religiosa, consiguió con éxito lavar el cerebro a unos fulanos anónimos.
EN LA MENTE DE UNOS DESCEREBRADOS
Los antiguos nizaríes, una secta extremista musulmana, conocidos como “los asesinos”, consumían hachís antes de ejecutar sus asesinatos, extendiendo el terror psicológico. No sabemos si el grupo de las Ramblas y de Cambrils, estaban drogados. Lo que sí parece es que habían tomado alguna sobredosis de fanatismo.
Para comprender este fanatismo asesino, hay que hacerlo desde dos ángulos, el primero sería un comportamiento primitivo que es la venganza, una venganza ciega y homicida. Esta venganza es inducida con todo un conjunto de ideas delirantes y creencias enfermizas religiosas, que provocan la explosión de emociones básicas como el odio, el rencor, la agresividad y la frustración, que anidan en las profundidades de la condición humana.
Añadimos y mezclamos un segundo comportamiento extremo y antinatural, que es el suicidio. Un tipo de suicidio “altruista”, donde el sujeto muy identificado con su grupo, se autosacrifica por los ideales de esa céluda/grupo. Un tipo de autodestrucción donde los terroristas aseguran su muerte con inmolaciones con explosivos adobados de metralla o en la provocación artificial a las fuerzas policiales.
La suma y fermentación de esa venganza homicida y ese suicidio provocado, sería un nueva patología/comportamiento de delirium fanático con una única manifestación, la barbarie. Una barbarie donde se niega y desprecia de forma absoluta el más elemental derecho de las personas, que es la vida, incluida la propia de los terroristas.
Y si esta es la manifestación, el siguiente paso es mirar en qué mente puede anidar, desarrollarse y manifestarse. El intento de explicación, de esta demencia criminal está en la Criminología. Este delirium fanático, puede brotar en perfiles parecidos, son mayoritariamente jóvenes, de segunda generación. Sin problemas de exclusión social, con algún añadido de cierta edad. Son varones, y también debuta alguna mujer. Son honrados ciudadanos a los que se une algún garbanzo negro y están adosados y camuflados en la cansada Europa que no quiere o no sabe afrontar esta nueva pandemia.
Encuentran su mejor retroalimentación entre los suyos, entre los más cercanos, en la familia o en los amigos más íntimos. Que varios de estos jóvenes de Ripoll sean hermanos, muestra la trasmisión/contagió de toda esta patología. La psiquiatría describe una patología mental conocida como «folie a deux», traducido como locura de dos o locura compartida, que aparece principalmente entre hermanos. Esta locura compartida, se da cuando un sujeto con ideas delirantes es capaz de imponer y trasmitir esta locura a otra persona tan cercana como su cachorro/hermano. Esta influencia tóxica se da en las dos direcciones y en muchos casos es el hermano menor el que la ejerce sobre el mayor.
Esto quedaría demostrado con una constante que viene repitiéndose, la presencia de hermanos en los atentados yihadistas, así fue en el 11S New York, 14M Madrid, 2012 Toulouse, 2013 Boston, 2015 Paris Charlie Hebdo y Sala Bataclan, 2016 Bruselas y ahora 17A Cataluña.
Tal vez los llamados “lobos solitarios”, no sean tan solitarios, y sería bueno actualizar esta categoría de terrorista yihadista.
¿CÓMO ES EL LAVADO DE CEREBRO?
Un vulgar traficante de hachís, un imán de saldo, consigue reclutar, y adoctrinar, en un proceso colectivo, a unos jóvenes y no tan jóvenes, sin fumar hachís, ni untar aceite de argán.
Es una inyección rápida, directa en vena, del detonador de los instintos más atávicos del ser humano. Con un mecanismo de relojería preciso, que consigue que unos iluminados, asimilen una intransigencia radical religiosa, crucen la raya rojo y finalmente se conviertan en terroristas.
Las neuronas enfermizas de las que disponen solo dan para generar maldad. Porque la maldad como la cobardía, es algo primitiva y requiere poca evolución. Esta maldad la concretan fijando víctimas. Estas víctimas sí están definidas, son las personas sin distinciones, cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier situación.
Este delirum fanático, una vez establecido es irreversible y extremo, inconcebible para una mente humana convencional. Este extremismo puede explicar también que no se produzca ninguna traición, ni deserciones ni arrepentimientos.
Y finalmente, después de conseguir la determinación plena para asesinar, llega la activación de su brote de terror, es la exteriorización y el final inevitable de ese delirium.
LA HISTORIA SIEMPRE SE REPITE
No aprendimos la lección. La historia siempre se repite. Del 11 M en Madrid solo quedan los 200 muertos, el millar de heridos y todas esas familias completamente destrozadas. Ahora son las víctimas del 17A en Cataluña. Pero antes también fue Hipercor, a una hora muy parecida, un coche con explosivos y napalm del utilizado en Vietnam, tenía como objetivo las familias que hacían la compra.
Y al final, las víctimas y sus familias son lo único importante de toda esta tragedia. Las víctimas son ahora y también dentro de años, serán la única verdad de todo lo que ha ocurrido. Todos tenemos una deuda de reconocimiento con ellas, ahora y cuando como ocurrió con el 11 M, o Hipercor, la sociedad las olvide.
Rafael Castro Torres
Licenciado en Criminología, Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos de la Guardia Civil (TEDAX-GC) y Secretario PRL de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) de Málaga.
