Desaparece para siempre UDC, socio de Convergencia en la Federación separatista CIU

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Cúpula de UDC con Joseph Antoni Duran Lleida al centro y el fracasado candidato al 27S y ex-consejero de interior del gobierno separatista de Artur Mas Gavarró, Ramón Espadaler (d) hoy en rueda de prensa. Archivo Efe.

lasvocesdelpueblo y Agencias – El secretario general constata que «UDC ha llegado al final del camino». Unión Democrática de Cataluña (UDC) de Josep Antoni Duran Lleida ha muerto y enterrado para siempre, tras años de adoctrinamiento separatista en Cataluña. Unión, partido que formó parte de federación separatista catalana, obra del ex presidente catalán Jordi Pujol Soley, Convergencia y Unión (CDC y UDC) desaparece; la formación democristiana separatista catalana ha entrado en liquidación definitiva y con eso, pone «punto y final» a 85 años de historia de manipulaciones y adoctrinamiento de los niños catalanes bajo el mal llamado ‘catalanismo moderado -separatismo a fuego lento-‘. Barcelona (España), viernes 24 de marzo de 2017. Fotografía:

El juzgado mercantil ha iniciado la liquidación de UDC tras constatar que no tiene viabilidad económica, con lo que la formación pone «punto y final» a 85 años de trayectoria, como ha admitido en una carta de despedida el secretario general, Ramon Espadaler.

El juzgado mercantil número 4 de Barcelona, que lleva el proceso concursal de la formación democristiana de los separatista ‘moderados’, ha dictado auto de inicio del proceso de liquidación, que el comité de gobierno de Unión, reunido esta tarde del viernes 24 de marzo de 2017, ha acatado.

«La apertura del proceso de liquidación, por razón de quiebra económica y decretada por el juez mercantil, pone punto y final a nuestra trayectoria como partido político», ha escrito Espadaler en una misiva de despedida a la militancia.

El comité de gobierno de UDC da por terminado su mandato después de rescindir la totalidad de los contratos laborales, desvincular a la Fundación Coll Alentorn (INEHCA) -que plantea convertirse en partido- y garantizar la preservación del archivo histórico de la formación fundada en noviembre de 1931.

Los dirigente de CIU, Josep Antoni Duran Lleida de UDC (i) junto al presidente de CDC, Artur Mas Gavarró (d) durante un acto de CIU. Imagen archivo.

Espadaler ha remitido a la militancia la carta que «nunca habría querido tener que escribir», una misiva que da por terminada la gestión de un proceso «doloroso» de cese de actividad que ha llevado a cabo él, después de que marchara del partido el máximo líder, Josep Antoni Duran Lleida, hoy retirado de la política.

Duran dimitió después de que el partido no lograra ni un diputado en las elecciones catalanas del 27S de 2015 ni las generales del 20D de 2015, en las que UDC concurrió en solitario tras divorciarse de Convergencia.

La pérdida de representación parlamentaria abocó la formación a una situación económica crítica, por la caída de ingresos y una deuda que ascendía a 19 millones de euros, por lo que tuvo que acogerse al concurso de acreedores.

Espadaler reconoce que no han llegado «al final del camino como instrumento político» porque hayan caducado «los principios fundacionales» de Unión, sino por la pérdida de presencia parlamentaria, la escisión de una parte del partido para fundar Demócratas de Cataluña y la reducción de cargos públicos.

En este contexto, el democristiano asume la «principal responsabilidad»: «Es momento, y así quiero hacerlo de forma explicita, de pedir perdón a todos los que consideráis que la gestión de este proceso no se ha hecho con la celeridad, la pericia o el tacto exigibles».

Según Espadaler, la liquidación de UDC no altera el funcionamiento de los grupos municipales constituidos a raíz de las últimas elecciones locales, que podrán continuar ejerciendo sus funciones hasta el final de la legislatura manteniendo el nombre de UDC si lo desean.

El secretario general constata que «UDC ha llegado al final del camino», pero anima a los militantes a continuar defendiendo los ideales de la ya extinta formación.

Una propuesta, escribe, «desde el catalanismo» que apueste por «un nuevo marco de relaciones con España» y que, «respetando la legalidad, plante clara al inmovilismo del Gobierno central» ante el proceso separatista.