Redacción – Si hay un sector que está levantando fuerte polémica en nuestro país ese es el del juego. Con un crecimiento paulatino y vertiginoso en la última década, como mínimo tiene que provocar reacciones diversas tanto a nivel popular como político y económico. Sin duda, el juego ha llegado a España para quedarse, pero también para provocar una serie de cambios a los que hay que adaptarse. Barcelona (España), miércoles 28 de agosto de 2019.
Tengamos en cuenta que hace sólo unos años los juegos de casino sólo estaban disponibles en casinos físicos, requerían de apuestas de importes elevados y estaban inevitablemente restringidos a aquellos que geográficamente los tenían a mano, muchos de ellos requerían etiqueta, y en el momento presente, existen salas de juego en todos los barrios, se puede acceder como a cualquier local de hostelería (eso sí, sólo los mayores de 18 años) o, en el caso de no querer siquiera desplazarse, se puede jugar a través de internet en salas fiables como 888 Casino Online, uno de los primeros operadores europeos en depositar su confianza en España.
Últimamente se está mostrando una preocupación recurrente a propósito del número de salas de juego repartidas por las ciudades, o más bien por las ubicaciones elegidas, algunas de ellas demasiado cerca de centros educativos. El temor principal es que los menores, sin la madurez suficiente para abordar el juego de manera responsable, se sientan atraídos por el mundo de luces y colores mezclado con dinero, viendo la similitud con otro tipo de juegos, y desarrollen un juego patológico. Ante este temor popular, y de hecho previamente a que se hiciese público, las competencias autonómicas en esta materia son las que han ido dictando las normativas en referencia no sólo a las ubicaciones donde está permitido inaugurarlas sino también al tipo de oferta de juego y restauración de los que pueden disponer.
Por supuesto hay que prestar especial atención a las medidas de seguridad para no permitir el acceso a menores de manera real y efectiva. Otro aspecto que preocupa al pueblo es la posibilidad de adicción al juego. Según estudios, la adicción sin sustancias es una realidad y su crecimiento también es palpable. Está claro que a mayor oferta, mayor demanda, pero en función de las cifras a las que prestemos atención veremos que quienes se enganchan al juego ya eran consumidores de alcohol de manera patológica, además de que las estadísticas concretas de adicción al juego revelan que sólo un 1% de los jugadores españoles presentan comportamiento patológico, y sólo un 0,5% puede considerarse ludopatía.
Puestos en este contexto, muchos se preguntarán por qué, ante un sector económico tan controvertido, sigue habiendo cada vez mayor oferta, y es que sólo hay que echar un vistazo a los informes trimestrales que la DGOJ (Dirección General de Ordenación del Juego) pone a disposición pública de manera gratuita en su página web: el sector del juego es un negocio muy próspero, el número de jugadores aumenta y su tipología se diversifica, es un porcentaje discreto el que presenta un juego irregular, y los beneficios que obtiene se traducen en un impulso económico para el país en diferentes vertientes, la más importante probablemente la de los impuestos que el estado recauda.
El sector del juego reporta millones de euros en impuestos a nuestro país. Por supuesto, como cualquier otra categoría de negocio genera puestos de trabajo. Tanto para mantener abiertos los locales físicos como sencillamente para que la totalidad del sector del juego funcione, son necesarios ingentes recursos humanos, entre ellos, nuevas profesiones que han ido surgiendo por necesidad de adaptación a los nuevos negocios, muchos de ellos relacionados directamente con las nuevas tecnologías. Hablamos de diseñadores gráficos para las tragaperras temáticas (máquinas en locales o máquinas virtuales en salas online), músicos componiendo bandas sonoras, desarrolladores de software de juego y por supuesto expertos en ciberseguridad, una de las áreas más importantes en el sector del juego, ya que no sólo se almacenan datos personales de los usuarios, sino también información bancaria y por supuesto, el dinero de la banca.
Debido precisamente a los delicados desafíos a los que se enfrenta el sector del juego (ciberseguridad, control de juego patológico, diversidad de marcos legales en función de las diferentes Comunidades Autónomas, polémica en cuanto a emisión de anuncios televisivos y demás cuestiones que por lógica se van planteando), los eventos, congresos y ferias del sector se han vuelto cada vez más necesarios y recurrentes. España celebra algunos internacionales y por supuesto también acude a otros en diferentes países. Entre los distintos tipos de eventos se encuentran las entregas de premios (a la trayectoria de los operadores, al mejor software, a la mejor implementación de seguridad ante ciberataques, etcétera). Precisamente nuestro país suele quedar bien parado en estos concursos, destacando en el área de promoción del juego responsable, por lo que parece que, hasta el momento presente, está demostrando una profesionalidad ejemplar.
