Efe – Don Juan Carlos ha trasladado su intención de cerrar, al menos temporalmente, su estancia en Abu Dabi a través de allegados, aunque algunos de ellos han mostrado sus reticencias a que las navidades sean el momento adecuado por la repercusión que acarrearía su llegada a España. Madrid (España), sábado 12 de diciembre de 2020.
La regularización de la deuda tributaria de Juan Carlos I ha agitado el debate sobre su posible regreso a España después de cuatro meses y medio de estancia en Emiratos Árabes Unidos, aunque desde la Casa Real se mantiene silencio sobre el supuesto deseo del rey emérito de volver en Navidad.
La Fiscalía del Tribunal Supremo mantiene en curso tres investigaciones sobre el padre de Felipe VI y va a examinar con detalle su liquidación con Hacienda, cifrada en 678.393 euros.
En medio de la discusión abierta sobre la idoneidad o no del regreso de Juan Carlos I, el Gobierno recuerda que no tiene por el momento ninguna causa judicial y deja la decisión en manos del Palacio de la Zarzuela, que no ha hecho ningún pronunciamiento.
«El rey emérito quiere volver. Y para articular su regreso de manera correcta, lo lógico es que haya un acuerdo entre Felipe VI, la Casa Real y el Gobierno», recomienda el expresidente del Senado Juan José Laborda.
En declaraciones a Efe, Laborda cree que sería conveniente que las Cortes se sumaran de algún modo a la búsqueda de una solución al tratarse de una monarquía parlamentaria.
El que don Juan Carlos sea una persona mayor -el próximo 5 de enero cumplirá 83 años- y que «necesita ayuda» por su estado físico, debería ser un atenuante para facilitar su regreso, según el expresidente socialista del Senado.
Otros expertos, en cambio, discrepan de que la vuelta del rey emérito fuera pertinente a la vista del intenso debate político actual, caldeado por los ataques de Unidas Podemos y los partidos independentistas contra la Corona.
Para el historiador Jordi Canal, es «comprensible» que don Juan Carlos quiera reencontrarse con su familia en Navidad, pero «desde el punto de vista político e institucional, no es un buen momento».
«A nivel mediático, Felipe VI quedaría reducido a un segundo plano. Entiendo la prudencia de la Casa Real. Él está haciendo muy buen trabajo y lo único que le está generando problemas es su padre», reflexiona a Efe Canal, autor del libro «La monarquía del siglo XXI».
En caso de que Juan Carlos I pusiera fin a su «paréntesis» fuera de España, como él lo definió cuando el pasado 3 de agosto decidió «trasladarse en estos momentos», otra incógnita por dilucidar es dónde se alojaría.
Felipe VI le retiró la asignación económica que recibía del Estado, además de renunciar a su herencia como rechazo a sus negocios ocultos en el extranjero, pero el anterior jefe del Estado sigue siendo miembro de la Familia Real y conserva el título vitalicio de rey.
Como prueba de la conexión institucional que aún mantiene, la Casa Real le ha incluido en la postal navideña de este año con su firma junto a la de la reina Sofía y la felicitación de «Felices pascuas y Año nuevo».
Canal sostiene que sería «un inmenso error y generaría todavía más complicaciones» un hipotético regreso al Palacio de la Zarzuela, «aunque tuviera derecho a hacerlo» por su estatus.
Laborda se inclina por que su residencia forme parte también del eventual acuerdo entre la Casa Real y el Gobierno.
Entre las alternativas que se han apuntado, está el chalé donde vivía Pilar de Borbón, la hermana mayor de don Juan Carlos, fallecida hace casi un año, en una zona residencial de la periferia de Madrid.
También se ha hablado de Sanxenxo (Pontevedra), donde el rey emérito tiene a sus amigos de la vela, con los que ha estado en contacto durante su estancia en Emiratos Árabes Unidos.
Una tercera opción podría ser el piso de la infanta Elena en Madrid, con el inconveniente de que está muy expuesto al estar en el centro de Madrid.
Su hija mayor, que está muy ligada a su padre, viajó a Abu Dabi hace pocas unas semanas, en la única visita familiar que ha trascendido.
