¿El Rey Felipe VI debe hacer dimitir a Sánchez? ¿Quizá su egregio padre lo hizo con Adolfo Suárez?

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 29.01.1981. Radiotelevisión española (RTVE) interrumpe la emisión para emitir una declaración al pueblo español del presidente del Gobierno Adolfo Suárez, quien ha anunciado y justificado su dimisión como presidente del Gobierno y presidente de (UCD) hoy, el 29 de enero de 1981. Captura vídeo del discurso de la dimisión de Suárez. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Durante la mañana del 29 de enero de 1981, el entonces Presidente del gobierno de España, don Adolfo Suárez, fue citado desde el Palacio de la Zarzuela para mantener un despacho extraordinario con Su Majestad El Rey Juan Carlos I. 

Fue recibido por el entonces Secretario General de la Casa Real, teniente General; Sabino Fernández Campo. En la reunión de urgencia, se encontraban; S.M. El Rey, el Presidente Suárez y otros militares de alto rango. Tras departir durante un tiempo — sin determinar—, la reunión finalizó con la dimisión del Presidente Suárez…

Ese día 29 de enero, Adolfo Suárez, entró como Presidente del Gobierno y salió como Presidente dimitido del Gobierno de España, del Palacio de la Zarzuela. ¿Qué sucedió? Diré que no es el momento, lugar, ni forma de transcribir el contenido de una reunión secreta, queda para otra generación. Pero lo cierto es que algo pasaría en el despacho Real, para que el hasta entonces Presidente del Gobierno, fuera dimitido, oficialmente, presentara su dimisión al Rey de España, esa al menos fue la versión que trascendió, y que debemos dar por buena.

Ese mismo día, entrada la tarde, se dirigió a los españoles en emisión en directo por televisión, entonces (RTVE) No había otra.

El anuncio público duró alrededor de diez minutos, pero hubo en el texto que leyó el ya dimitido Presidente, algo que quizá los periodistas entonces no quisieron entender o sencillamente era algo en lo que no se podía incidir, y fue: «…yo no quiero que el sistema democrático sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España…» (Adolfo Suárez).

Será que en la reunión mantenida en el Palacio de la Zarzuela, S. M. El Rey Juan C. I, le hizo ver la conveniencia de formar un; «Gobierno de Salvación Nacional», dada la gravísima situación; social, económica, territorial y política que vivía España, la España de la transición, y él, no estando de acuerdo dimitió o se le hizo ver la necesidad de hacerlo…

Esos primeros años de monarquía, la Corona, en España era algo que estaba ahí, por una parte, se le rendía obediencia por ser el heredero nombrado por el anterior Jefe del Estado, Francisco Franco. Para otros, era un símbolo que recordaba tiempos anteriores a la vencida II República, que lo repudiaban a la espera que llegara su momento de venganza y para otros, sencillamente era una figura decorativa, insustancial.

Lo cierto es que una vez más la Corona Borbónica, estaba en riesgo de quedarse sin trono, por unos y por otros. Su papel no tenía ningún fundamento sino actuaba de inmediato e imponía su criterio, el que fuera, pero debía, tenía, que intervenir por el mandato implícito y explícito del pueblo español. O se hacía merecedor del trono contando con sus apoyos —que los tenía—, o le tocaba hacer las maletas como hizo su abuelo Alfonso XIII en 1931.

Antecedentes en nuestra historia del apoyo de la Casa Real a los militares, lo hay. Lo hizo Alfonso XIII en 1923, encargándole la formación de un Gobierno Nacional, al General Primo de Rivera. Después tenemos las lagunas que nos dejó aquel mes de febrero de 1981, el Rey Juan Carlos I, quien tras largas negociaciones con diferentes generales, finalmente decidió no apoyar al Gobierno de Salvación Nacional previsto y que la mayoría de los generales de España, así lo creyeron y por ello actuaron. Mala organización, falta de sincronización, malos entendidos o sabe Dios qué sucedió. Bueno… Dios y algunos más también lo sabían, pero, la realidad fue, que tras el mensaje en directo de Su Majestad

El Rey Juan Carlos I, retransmitido en RTVE, dirigiéndose a todos los españoles y ordenando el regreso a sus acuartelamientos de todas las tropas movilizadas, hizo reaccionar a casi todos los partidos políticos, y a una incuestionable mayoría ciudadana sobre el papel que Juan Carlos I, El Rey de España, La Corona, tenía sobre los destinos de una Nación a la deriva, como era entonces España.

¿Se la jugó S.M. El Rey? Sin duda, así fue. Existieron presiones de toda Europa principalmente, para que no apoyara la entrada militar en el Congreso de los Diputados, una llamada en concreto de alguien muy cercano a él, fue la que finalmente le decidió a tomar partido por la continuidad del Gobierno con Leopoldo Calvo Sotelo, si era finalmente investido Presidente.

Insisto que no es el momento de abordar aquellos hechos, pero lo cierto es que sirvieron para que; ETA, Grapo, Terra Lliure, partidos de la izquierda republicana y partidos nacionalistas; catalanes, vascos, gallegos y canarios, suavizaran sus presiones independentistas.

El Rey ordenó, el ejercitó obedeció y el poder civil entendió el mensaje, la ciudadanía… satisfecha y convencida de la necesidad de tener a alguien que los representara frente a la incapacidad de los políticos a reaccionar ante una situación que se les había ido de las manos y no controlaban.

Qué hubiera sucedido de tomar Juan Carlos I, otra decisión, ni se sabe, ni merece la pena analizar, «agua pasada no mueve molino».

Ahora bien, ¿tendríamos hoy a Felipe VI, si no se hubiera producido aquella intervención el 23 de febrero de 1981? Tampoco lo sabemos, pero hay algo incuestionable, El Rey superó la prueba ante los únicos que pueden juzgarlo, los españoles, la soberanía nacional, recae sobre todos los españoles.

Quizá sea la hora de Felipe VI, su predecesor lo hizo. Conociendo su inviolabilidad jurídica, tan solo los españoles pueden decidir sobre su actuación, si se queda o se va, por duro que sea leerlo. Lo que sí es seguro es que si no interviene, su papel, por ende el de la Corona de España, estará en manos de una izquierda cada día más republicana, más socialista, más comunista y más secesionista. Lo que traducido a la práctica, hacer las maletas como su bisabuelo Alfonso XIII y aquí a darnos de leches o dejarnos confinar y subyugar…un poco más.

Majestad, una vez más con el debido respeto me dirijo a usted para que intervenga y dimita o haga dimitir al actual Presidente del Gobierno; Pedro Sánchez. No le pido que nombre a un General como Presidente del Gobierno, menos conformar un gobierno con los militares, no es esa su misión. Pero sí le pido, que mueva ficha, cuenta con el apoyo suficiente para hacerlo, usted lo sabe, hágalo ¡ya! Nombre un Presidente de Gobierno de concentración Nacional, formado tan solo con ministros civiles —salvo el de Defensa—, necesarios para afrontar el presente y el futuro inmediato que nos espera.

España requiere, necesita y usted está obligado a dirigir un Gobierno capacitado técnicamente para tomar las importantes e imprescindibles decisiones que hay que afrontar sin más demora. La economía no puede sostener más a tanto chupón, organizaciones, autonomías, estamentos públicos, cargos, asesores, corrupción, favoritismo y un largo etcétera. España requiere una gran reforma Institucional y Constitucional, en favor de los ciudadanos y no de los políticos, sus adláteres y sus chiringuitos.
Solo le pongo un ejemplo de incapacidad gestora, humana, técnica y… El vicepresidente 2º Pablo Iglesias, tomó la responsabilidad de las residencias de ancianos a nivel nacional, los muertos se cuentan por miles. ¿Se imagina a semejante cenutrio junto al plagiador del Presidente, dirigiendo la crisis socioeconómica que nos viene…mañana?

¿Qué sucederá, cuando nos visite la COVID-20?

Majestad, España, los españoles, tenemos paciencia, pero cuando sentenciamos somos implacables, nuestra historia así lo refleja, no deje que los socialcomunistas con ayuda de los secesionistas catalanes y vascos, sean los que le destronen.

Majestad, a Su Servicio…

Luis Torres Piñar