Madrid (Reino de España), lunes 5 de mayo d e2025 (Lasvocesdelpueblo y Agencias).- El separatista condenado por el golpe de estado secesionista del 9 de noviembre de 2014 (9N), expresidente del Govern de la Generalitat de Cataluña y de la federación política derechista separatista que integraron Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) y Unión Democrática de Cataluña (UDC), «Convergencia i Unión (CiU)», Artur Mas Gavarró, ha concretado este lunes contra quién dirigirá las querellas que ha anunciado por la llamada «Operación Cataluña» y ha nombrado a las tropas cobardes dirigidas por el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, durante el Gobierno de inútil mayoría absoluta del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy Brey y María Soraya Sáenz de Santamaría Antón -presidente y vicepresidente/portavoz, respectivamente-.
En aquella triste época, la líder del Partido Popular en Cataluña era la socialista Alicia Sánchez-Camacho y Pérez, actualmente diputada del Partido Popular en la Asamblea de Madrid; quien supuestamente fue junto al jefe del gabinete de Rajoy, Jorge Moragas Sánchez, «mi representante personal en la reunión» -dijo Mariano Rajoy Brey- de negociación de las condiciones del golpe de estado separatista del 9 de noviembre de 2014.
Tras comparecer en la comisión del Congreso de los Diputados que investiga una presunta trama policial para perseguir cobardemente al separatismo con fines claramente políticos, en vez de aplicar la Ley y la Constitución, el secesionista Artur Mas Gavarró ha dicho a los periodistas que sus abogados «tienen que acabar de delimitar el perímetro de las personas» contra las que se va a querellar.
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No obstante, ha citado la cúpula del Ministerio de Interior de aquella época, también a algunos policías que «estaban en la cocina de todo eso» y, «obviamente», a la dirección del Partido Popular, que «estaba metida en todo el ajo y que estaba de hecho cocinando todos los platos que después nos teníamos que comer agriamente».
Mas ha anunciado este lunes que iba a querellarse después de conocer un informe pericial de Citizen Lab, una entidad vinculada a la Universidad de Toronto (Canadá), que desvela que su teléfono móvil fue espiado una treintena de ocasiones entre los años 2015 y 2020 con el ‘software’ israelí «Pegasus«, la primera vez de ellas el 7 de julio de 2015.
Fuentes de sus abogados han concretado algún nombre propio de los querellados, como María Dolores de Cospedal o el excomisario José Manuel Villarejo, y han indicado que otros como el de Soraya Saénz de Santamaría o el propio Rajoy no se han decidido aún.
Todos ellos serían por la operación Cataluña, pero los servicios jurídicos de Mas tendrán que concretar también los nombres contra los que se dirigirá la querella por el supuesto espionaje.
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Artur Mas ha reconocido que tenía «algunas dudas» para presentarlas, porque ha visto que otras «no han prosperado» y «como presidente de la Generalitat en aquella época» le dolería que una querella presentada por él «no prosperara judicialmente».
No obstante, después de comprobar cómo se van acumulando informaciones como las del espionaje que ha sufrido «por parte de no se sabe quién, pero ya nos lo imaginamos», Mas ha sentido la necesidad «de restablecer la verdad y de que la gente que hizo esas cosas y dañó la democracia seriamente, asuma sus responsabilidades».
Por todo ello, ha decidido presentar la querella.
Ha reconocido que siente «una decepción grande» cuando comprueba que los dirigentes del PP en ese momento no son capaces ni siquiera de reconocer «la verdad más evidente»: que aparecen en las grabaciones de Villarejo.
«En esas conversaciones está el señor Villarejo» [José Manuel Villarejo Pérez, empresario español y excomisario del Cuerpo Nacional de Policía, que es acusado de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales; estuvo desde el 3 de noviembre de 2017 hasta el 3 de marzo de 2021 en prisión provisional sin fianza], «que grababa, y el grabado«. «Y los grabados son todas estas personas que niegan que estuvieran ahí», ha apostillado el separatista Artur Mas Gavarró.
Para este secesionista, «negar esa evidencia, negar la verdad de esa forma tan impune, tan mezquina e incluso tan cínica, «revuelve el estómago» y le obliga, aunque no sirva para todo lo que pretende, a «intentar luchar por la verdad, por restablecer una cierta salud democrática en nuestro país».
