ERC: «Por mucho espionaje que haya no regalaremos» a España «la bandera del diálogo» del Procés 

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FOTOGRAFÍA. BARCELONA (ESPAÑA), AÑO 2020. El coordinador nacional de ERC y vicepresidente del Govern i conseller de Economía, Pere Aragonès. Efe

Lasvocesdelpueblo y Agencias – Pere Aragonès, el enemigo de España, actual vicepresidente del Gobierno separatista de la Generalidad de Cataluña y coordinador del partido separatista (ERC) del preso golpista Oriol Junqueras Vies, ha defendido que el hackeo de los móviles del presidente del Parlamento autonómico de Cataluña, Roger Torrent (ERC), y del exconsejero Ernest Maragall no compromete la mesa de diálogo pactada con el PSOE: «Por mucho espionaje que haya no regalaremos la bandera del diálogo». Barcelona (España), domingo 19 de julio de 2020.

Este enemigo de nuestra Nación se pregunta, en una entrevista en El País, por qué la Fiscalía general del Estado no ha abierto ninguna investigación de oficio sobre este asunto, que ha llevado a Torrent y Maragall a anunciar una querella contra Félix Sanz Roldán, director del Centro nacional de Inteligencia de España (CNI) en 2019, cuando presuntamente los teléfonos fueron espiados a través del programa Pegasus, que emplea el centro de inteligencia.

Aragonès, que considera que el separatismo y ERC son objetivo de poderes que los ven como «un enemigo», afirma que no ha hablado con ningún integrante del Gobierno sobre este asunto.

Cree que la concepción de que ERC no es un socio fiable en las negociaciones con el gobierno comunista del presidente Pedro Sánchez es una «excusa» de los miembros del PSOE «que no se quieren comprometer con la negociación».

A la hora de negociar «un segundo acuerdo» sobre unos futuros presupuestos generales del Estado, recalca este individuo supremacista, debe cumplirse el primero, «que es la mesa de diálogo».

A las críticas sobre la gestión de la pandemia de coronavirus por el régimen separatista recalca que siempre ha reconocido «lo complejo del escenario» y el actual es un momento diferente, porque no hay cierre y desescalada como en la fase del estado de alarma, sino «la convivencia con un virus y hacerlo compatible con el mínimo funcionamiento de la sociedad».