La más típica y masiva de las fiestas de Barcelona «La Mercè» con cita previa, forzada por el covid 19

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FOTOGRAFÍA. BARCELONA (ESPAÑA), 24.09.2020. Un momento del «Toc de Mercè» en el Muelle de la Fustal «Moll de la Fustal», con la participación de gigantes, cabezudos y el Seguici de la Ciudad de Barcelona. Efe 

Efe – En el año más atípico, la más típica y masiva de las fiestas de Barcelona, La Mercè, se ha visto forzada por la pandemia a mutar en conciertos y espectáculos con cita previa que salpican la trama Cerdà para «descentralizar» la verbena. Barcelona (España), jueves 24 de septiembre de 2020.

Bajando o subiendo la Rambla nada parece indicar que Barcelona celebra su fiesta mayor, salvo un cohete que marca el inicio de las festividades y que asusta a los pocos transeúntes que la pasean este mediodía.

El corazón de la fiesta se ha trasladado este 2020 de la plaza Sant Jaume, centro neurálgico y político de Barcelona, al Moll de la Fusta, en un escenario frente al mar y a pocos metros de la plaza en la que Cecilia Roth y Penélope Cruz se cruzaron con Fernando Fernán Gómez en ‘Todo sobre mi madre’.

Para entrar al recinto era necesario tener cita previa y cumplir con lo que es rutina desde marzo del 20: mascarilla, dos metros de distancia, gel hidroalcohólico.

En el espacio, sillas dispuestas de dos en dos, distancia de seguridad, marcas en el suelo, la orquesta justo debajo del escenario, un sol inclemente sobre las últimas filas que quedaron vacías.

En la cola para entrar, una frase se repetía cada pocos minutos -«mamá/papá, a ver si vemos algún gigante». Y allí estaba Jordi, que es vecino del barrio del Fort Pienc y que se encontraba a caballo entre la incertidumbre por cómo será el espectáculo de este año y la expectación que comparte con su hijo para ver a los gigantes, que no bailarán en Sant Jaume como es costumbre sino encima de un escenario.

En esa misma cola, Blanca, que es vecina del barrio de Gràcia, no entiende por qué las terrazas están abarrotadas y la cultura sigue con aforos limitados; tampoco entiende que se hayan suspendido tantas actividades para niños, pero su hijo se junta cada día con otros en el colegio.

A Blanca no le molesta tener que pedir cita para las actividades culturales: lo que le molesta, dice, es que haya tan pocas.

Una enfadada Àngels interrumpe la conversación: «¡Se tiene que fomentar la cultura, que parece la hermana pobre!», dice esta vecina de Sants.

Desde el otro lado de la fiesta, los grupos que forman parte de la comitiva popular también se ven obligados a seguir las recomendaciones y, algunos, como la colla de ‘Falcons’, que no podrá hacer figuras humanas.

«Toca verlo desde fuera», explica Jordi Lavandeira, que es miembro de los Falconers de Barcelona y que reconoce que la situación es compleja por no ensayar, pero que han intentado compensarlo manteniendo viva la parte social de estos grupos.

Para Laia, que forma parte del baile de ‘bastons’ de la ciudad, esta Mercè atípica y descentralizada no va a llevar la fiesta a la gente, como dice que tiene que ser, pero admite que se han adaptado «como han podido» y que están agradecidos de participar.

La descentralización de la fiesta ha dejado, paradójicamente, al barrio Gótico sin ‘su’ fiesta de la Mercè -nació en el barrio- como denuncia, en conversación con Efe, Eva Vila, portavoz de la plataforma ‘Fem Gòtic’.

Vila afirma que tanto vecinos como comerciantes se sienten tristes y abandonados porque no han podido disfrutar de la parte popular de la fiesta: ni gigantes, ni cabezudos; ni ‘grallers’ ni bailes de bastones.

«Tengo dos niños, y a la que oían el primer disparo de los trabucos salían corriendo al balcón», explica Vila, que afirma que desde su plataforma entienden la situación por la pandemia, pero que lamentan que no haya programación cultural.

«Es tan fácil de comprobar como mirándolo en el programa», resume.

Cuando a pocos metros del mar la orquesta interpreta «Els Ministres del Camí Ral» y suben los gigantes al escenario, la Mercè es un poco más Mercè, aunque haya una pandemia de por medio.