Madre de un Guardia Civil en Alsasua: «El odio nunca se extinguió, no hay tiros, pero sigue ahí»

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Imagen de una profesional de la Guardia Civil en servicio. Archivo Efe.

Redacción – «Mi hijo —que es un agente de la Guardia Civil— no se imaginaba que pudieran llegar a la agresión; hasta ese punto, no» en Alsasua, «el nuevo zulo para los cachorros de la banda terrorista ETA». Pero, también Alsasua el municipio español de la Comunidad autónoma de Navarra situado en la merindad de Pamplona. Con 7.612 habitantes, según cifra de Instituto Nacional de Estadística del año 2014, Alsasua es una ciudad de la comarca de la Barranca. Concretamente, del valle de la Burunda y ubicada a solo 50,2 km de Pamplona. «El odio nunca se extinguió. Ya no sale en la tele porque no hay tiros, pero sigue ahí», añade esta buena gente, madre de un agente de la Guardia Civil. Barcelona (España), miércoles 4 de enero de 2017. Fotografía: Imagen de una profesional de la Guardia Civil en servicio. Archivo Efe.

Alsasua: «No podíamos ir a comprar a las tiendas del pueblo. No nos servían café y a nuestros hijos nadie los invitaba a los cumpleaños. Todo, por miedo a que los radicales les señalaran como traidores. Aislamiento total. Desprecio. Sentirse así fue muy duro», recuerda Beatriz Corripio, asturiana de 44 años.

«Recuerdo una anécdota ilustrativa: antes de instalarnos en el cuartel, fuimos a ver la ciudad y a hacer unas compras», dijo.

«Pasamos cuatro horas y al volver al coche para marcharnos, vimos con terror un grafiti en la plaza del ayuntamiento con la matrícula de nuestro coche, un Opel Kadett, y la frase «Txakurra kampora»» (perros fuera). Ya estábamos fichados por los proetarras», narra Beatriz Corripio a ‘Interviu’. 

Mari Carmen López: «Quien haya sido que lo pague, pero no como un delito de terrorismo, sino como una agresión a la autoridad», añadió. «Se están cargando las tintas desproporcionadamente quizá con una intención bastarda y esto puede explotar como un polvorín», opina la ex-edil.

«El odio nunca se extinguió. Ya no sale en la tele porque no hay tiros, pero sigue ahí»

Esta última afirmación es de Inma Fuentes, madre del teniente de la Guardia Civil en declaraciones a la revista ‘Interviu‘, según publicó este medio el pasado viernes 30 de diciembre de 2016, a un día de la nochevieja —este buen hombre es uno de los dos agentes de la Guardia Civil al que sus agresores proetarras fracturaron un tobillo el pasado 15 de octubre de 2016 cuando de paisano con su mujer estuvieron descansando tomando café. A este teniente, aún le quedan tres meses de recuperación—.

Los hechos

Los hechos remontan hasta el pasado 15 de octubre de 2016. Dos agentes d ela Guardia Civil, de paisano cada uno con su mujer, fueron brutamente agredidos —con sus mujeres— por un grupo de proetarras.

Todos los agresores (los 8 identificados y detenidos), según un auto de la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, pertenecen al «Movimiento OSPA» que dinamiza la campaña de la izquierda abertzale «Alde Hemendik» (Fuera de Aquí) contra el instituto armado y la Policía Foral.

Tres de los identificados, Joskin Unamuno Gokoetxea, Adur Ramírez de Alda y Edurne Martínez Arrese serían los principales «promotores» del movimiento «Ospa Mugimendua» en Alsasua (Navarra), «en el que estarían integrados el resto de investigados»: Aratza Urrizola, Hulem Gocoechea, Jon Ander Cob, Iñaki Abab, Oihan Arnanz, Aitor Calleiras, Ainara Urquijo, Aritz Urdangarín y Nahia Bengoetxea.

Los doce figuran en un auto notificado hoy, en el que la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, tras recibir los informes al respecto de la Guardia Civil y de la Policía Foral de Navarra, reclama la inhibición al Juzgado número 3 de instrucción de Pamplona al calificar los hechos de terrorismo, si bien este juzgado ha acordado ya inhibirse en favor de la Audiencia Nacional.

«Todos ellos conocían con anterioridad la condición de guardias civiles» del teniente y el sargento agredidos, «siendo esta única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados», sostiene Lamela, al explicar que el «Movimiento OSPA» tiene el objetivo de «influir ostensiblemente y de manera negativa en la calidad de los miembros de la Guardia Civil».

La juez, apoyándose en el atestado del instituto armado, explica que el movimiento «Alde Hemendik», que dinamiza «OSPA», fue promovido por las ilegalizadas Gestoras Pro Amnistía, Jarrai, Haika y Segi, «persistiendo en la actualidad a través de plataformas populares vinculadas al entorno abertzale radical» que convocan actos de protestas, manifestaciones, y elaboran carteles o pintadas, contando «con apoyo de Bildu, Sortu y Ernai».

Alsasua con mucho menos los carteles a favor de los proetarras procesados por la agresión a dos guardias civiles y a sus parejas 

La niebla densa y húmeda se pasea como un espectro por las calles de Alsasua (Navarra); apenas se distinguen las luces de Navidad, y mucho menos los carteles a favor de los jóvenes procesados por la agresión a dos guardias civiles y a sus parejas la madrugada del pasado 16 de octubre, explica de la periodista Ana María Pascual de la revista ‘Interviu’.

Según Ana María Pascual, la chiquillería juega al balón en la Plaza de los Fueros, presidida por un bello templete. Muy cerca de allí se encuentra el bar Koxka, donde estalló, como un polvorín, la violencia, en plenas fiestas patronales.

Es un local pintado de rosa que sirve la mejor tortilla de patata de toda la comarca de La Barranca. La clientela es variada: jóvenes y mayores toman vinos y cervezas, bajo el rumor de una tele de grandes dimensiones y mientras la dueña saca de la cocina lustrosas bandejas de pintxos.

El fantasma de las Navidades pasadas en Alsasua ha regresado para mostrar un pasado desolador

Estos días de Navidad, Alsasua, de casi 8.000 habitantes, parece un escenario dickensiano: no solo por la luz tenue escondida tras la niebla y el empedrado brillante de sus callejas.

El fantasma de las Navidades pasadas ha regresado para mostrar un pasado desolador: el sufrimiento provocado por décadas de terrorismo etarra. Un escenario superado desde que la banda terrorista cesó su actividad, pero desempolvado repentinamente gracias a los sucesos de octubre.  

Madre de un Guardia Civil en Alsasua: «El odio nunca se extinguió. Ya no sale en la tele porque no hay tiros, pero sigue ahí»

«El odio nunca se extinguió. Ya no sale en la tele porque no hay tiros, pero sigue ahí», se lamenta Inma Fuentes, madre del teniente de la Guardia Civil al que sus agresores fracturaron un tobillo y al que aún le quedan tres meses de recuperación.

«Sacó la cara por su compañero, un sargento que llevaba poco destinado en Alsasua, y mi hijo acabó muy mal. Si en vez de darle en el tobillo le dan en la cabeza, no lo hubiera contado», asegura Inma Fuentes.

«Mi hijo no se imaginaba que pudieran llegar a la agresión; hasta ese punto, no», remachó esta mujer a la revista ‘Interviu’.

La madre de un proetarra detenido por romper tobillos de Guardia Civiles: «Si lo han hecho que lo paguen, pero que sea la justicia ordinaria la que se encargue de juzgarlos»

Para Igone Goikoetxea estas Navidades han sido las más tristes de su vida, explica ‘Interviu’.

Su hijo Jokin lleva desde el pasado 14 de noviembre en la madrileña prisión de Soto del Real. Tiene 22 años y su futuro se desbiduja por momentos.

«Pedimos un poco de cordura. Si lo han hecho, que lo paguen, pero que sea la justicia ordinaria la que se encargue de juzgarlos, y no la Audiencia Nacional», asegura la madre del agresor de mujeres de Guardia Civiles.

La madre del proetarra agresor de mujeres de Guardia Civiles: Mi hijo no «es terrorista, no pertenece a ningún comando» de ETA

«No son terroristas, no pertenecen a ningún comando, por más que se empeñen en repetirlo algunos», dice Goikoetxea. Por la agresión a los dos guardias civiles y a sus parejas fueron detenidos once jóvenes alsasuarras. De ellos, siete ingresaron el prisión, el 14 y el 16 de noviembre.

Casi un mes después, cuatro quedaron en libertad con cargos y otros tres permanecen en prisión incondicional por riesgo de fuga.

«Es una medida desproporcionada», asegura la madre del agresor de mujeres. «Están en la cárcel en el régimen más duro», añadió Igone Goikoetxea.

«Esto supone volver atrás, cuando se criminalizaba a la juventud», dice antes de remachar con esta reflexión: «¿A quién le interesa volver al pasado?».

Y es que para Igone Goikoetxea, la madre de uno de los proetarras agresores de Guardias Civiles con sus parejas, hasta romperlos los tobillos solo por ser agentes de seguridad del Estado no deberían ser detenido porque eso significaría, según su reflexión, «criminalizar a la juventud», argumentó la madre del atacante.

La revista ‘Interviu’ recogió también la opinión de una asturiana de 44 años sobre el ataque proetarra contra la Guardia Civil

A Beatriz Corripio, asturiana de 44 años, los sucesos de Alsasua le han devuelto lo peor de una época que vivió con intensidad. Entre 1994 y 1998 residió en la casa cuartel de Alsasua junto con su esposo y su hijo, que entonces tenía tres años.

«Recuerdo una anécdota ilustrativa: antes de instalarnos en el cuartel, fuimos a ver la ciudad y a hacer unas compras», dijo.

«Pasamos cuatro horas y al volver al coche para marcharnos, vimos con terror un grafiti en la plaza del ayuntamiento con la matrícula de nuestro coche, un Opel Kadett, y la frase «Txakurra kampora»» (perros fuera). Ya estábamos fichados por los proetarras», narra Beatriz Corripio a ‘Interviu’. 

Esta asturiana recuerda Alsasua como una localidad donde por entonces reinaban el miedo y “unos cuantos caciques, que eran los que incitaban a los jovencitos de la kale borroka», apunta.

«Fue una época muy dura para los guardias civiles y sus esposas. La mayoría era gente buena, pero nadie se atrevía a relacionarse con nosotras», apunta.

Alsasua: «No podíamos ir a comprar a las tiendas del pueblo. No nos servían café y a nuestros hijos nadie los invitaba a los cumpleaños»

«No podíamos ir a comprar a las tiendas del pueblo. No nos servían café y a nuestros hijos nadie los invitaba a los cumpleaños. Todo, por miedo a que los radicales les señalaran como traidores. Aislamiento total. Desprecio. Sentirse así fue muy duro», recuerda Corripio.

Hoy, junto con su hijo de 25 años, Beatriz analiza lo que ha pasado en la localidad navarra.

«En los noventa, los mandos nos decían a qué locales podíamos entrar y a cuáles no. Es muy triste que en 2016 los guardias civiles no puedan estar libremente donde quieran. Hay que seguir teniendo cuidado en esas zonas».

Alsasua: El ataque contra 2 mujeres y su maridos guardias Civiles ha sido «un detonante, un despertar de la bestia. Esto no ha hecho más que empezar»

Esta asturiana considera que lo ocurrido en Alsasua  ha sido «un detonante, un despertar de la bestia. Esto no ha hecho más que empezar».

Como Beatriz, Mari Carmen López también vivió el desprecio de algunos de sus vecinos de la comarca de La Barranca cuando paseaba con sus escoltas.

Fue concejala del Partido Socialista de Navarra entre 2003 y 2008 en la localidad vecina de Olazagutía. «El escenario hoy es otro totalmente distinto», asegura.

Alsasua: «Se están cargando las tintas desproporcionadamente, una intención bastarda y esto puede explotar como un polvorín»

«Aquí, en Alsasua, y en toda la zona, llevamos años viviendo con mucha tranquilidad, en convivencia; habíamos aprendido a entendernos cuando de repente ha pasado esto», apuntó Mari Carmen López.

«Quien haya sido que lo pague, pero no como un delito de terrorismo, sino como una agresión a la autoridad», añadió.

«Se están cargando las tintas desproporcionadamente quizá con una intención bastarda y esto puede explotar como un polvorín», opina la ex-edil en declaraciones a la revista ‘Interviu’.