Mujeres con discapacidad en España, victimas de abusos sexuales, humillaciones y esterilizaciones forzosas

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FOTOGRAFÍA. MUNDO, AÑO 2020. Una mujer con discapacidad trabajando juntas en un proyecto. imagen creada por Freepik. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

Lasvocesdelpueblo y Agencia – Abusos sexuales, violencia intrafamiliar, esterilizaciones forzosas, deshumanización, infantilización, arresto, humillaciones… La «violencia» que padecen las mujeres con discapacidad en España tiene una «magnitud alarmante» y no es un hecho aislado: se ha convertido en un «fenómeno estructural». Madrid (España), Día de la Constitución 6 de diciembre de 2020.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, la Delegación del Gobierno contra la «Violencia de Género» ha hecho públicos esta semana dos informes que ahondan en cómo la violencia intrafamiliar afecta con más crudeza a mujeres y niñas con discapacidad, un hallazgo del que alertaba la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, que también analizaba esta variable.

«La magnitud de la violencia de género que se ejerce contra las mujeres y las niñas con discapacidad alcanza cifras alarmantes», alerta la Delegación en el estudio «Mujer, discapacidad y violencia de género», elaborado por la Federación de Mujeres Progresistas.

Estas mujeres se sienten discriminadas por tres razones: por su género, por su discapacidad y por su aspecto físico.

FOTOGRAFÍA. MUNDO, AÑO 2020. Una mujer con discapacidad trabajando juntas en un proyecto. imagen creada por Freepik. Lasvocesdelpueblo (Ñ Pueblo)

«Las mujeres con discapacidad tienen un alto riesgo de experimentar violencia basada en estereotipos sociales y aspectos subjetivos que intentan deshumanizarlas o infantilizarlas, así como excluirlas o aislarlas. La violencia también tiene la consecuencia de contribuir a la aparición de una discapacidad», subraya el estudio.

Además de violencia de género por parte de una pareja o expareja, este colectivo de mujeres padece violencia sexual, física o psicológica ejercida por otras personas.

El abandono, el aislamiento social, el confinamiento, la humillación, el arresto, la denegación de cuidados sanitarios, la esterilización forzosa y el tratamiento psiquiátrico forzoso son algunas de estas formas de violencia que ha detectado el informe.

PREVALENCIA DE VIOLENCIAS EN MUJERES CON DISCAPACIDAD

La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019 estudia cómo los distintos tipos de violencia afectan a las mujeres con una discapacidad superior al 33 %.

La prevalencia es mayor en este colectivo que entre las mujeres sin discapacidad para todos los tipos de violencia analizados.

El 40,4 % de las mujeres con discapacidad ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su pareja, frente al 31,9 % de las que no tienen discapacidad; unos porcentajes que son del 20,7 % en cuanto a la violencia física o sexual (con discapacidad) y del 13,8 % (sin discapacidad).

Fuera del ámbito de la pareja, el 17,2 % de las mujeres de este colectivo ha sufrido violencia física y el 10,3 %, violencia sexual. Las cifras para el grupo de mujeres sin discapacidad son del 13,2 % y del 6,2 %, respectivamente.

En cuanto a la identidad del agresor, son mayores los porcentajes de familiares que han ejercido violencia física (40,2 %) y sexual (29,3 %) contra las mujeres discapacitadas.

Además, el 17,5 % de las mujeres con discapacidad narraba que ésta era consecuencia de la violencia de sus parejas.

UNA «ALARMANTE» REALIDAD

El estudio «Mujer, discapacidad y violencia de género», elaborado a partir de entrevistas a 155 mujeres con discapacidad, no permite hacer una inferencia estadística y extrapolar los datos al conjunto de la población de mujeres con discapacidad, pero sí supone un «primer paso» que pone de manifiesto la necesidad de elaborar una macroencuesta específica.

Sus conclusiones muestran una «realidad alarmante sobre la prevalencia y la dimensión que alcanza la violencia de género en nuestras sociedades».

El 71 % de las encuestadas ha sido maltratada por su pareja en algún momento de su vida.

Además, casi el 100 % ha padecido violencia psicológica de control, el 64,4 % ha sido víctima en el pasado de violencia sexual por parte de una pareja, el mismo porcentaje que afirma haber padecido violencia física.

El estudio destaca que hay una prevalencia elevada de casos de violencia sexual perpetrada por familiares, en algunos casos cuando eran niñas.

Esta violencia tiene un profundo impacto en la salud de estas mujeres, que muestran más ideaciones suicidas, depresión y pérdida de autoestima.

UNA BIOGRAFÍA DE ABUSOS SEXUALES

La delegación del Gobierno contra la violencia de género y la Fundación CERMI-Mujeres han querido estudiar también la violencia sexual que padecen estas mujeres con el estudio «La violencia sexual en las mujeres con discapacidad intelectual», del que se desprende que la violencia y los abusos «forman parte de la biografía de estas mujeres».

«La violencia ocurre en todas partes; en la escuela, en familias, en la calle con extraños, y en instituciones», advierte este informe, que habla de la violencia como un «fenómeno estructural» y no un hecho aislado.

En el estudio han participado 42 mujeres y profesionales que trabajan con ellas.

El punto de partida son los resultados de la Macroencuesta de violencia contra la mujer 2019 que muestran que las mujeres con discapacidad han sufrido violencia sexual fuera de la pareja en mayor proporción (10,3 %) que las mujeres sin discapacidad (6,2 %).

De hecho, la mayoría de las entrevistadas en el estudio aseguraron haber sufrido abusos sexuales y vejaciones por parte de otros hombres con los que no tenían una relación afectivo-sexual.

Es el caso de una mujer con síndrome de Down a la que prostituían para tener amigos o el de una pareja con discapacidad y pocos recursos económicos en la que el hombre comenzó a prostituir a la mujer con sus amigos para obtener dinero.

MÁS BARRERAS A LA HORA DE DENUNCIAR

Y, si a nivel general sólo se denuncian el 11,1 % de las agresiones sexuales, las autoras del estudio estiman que la denuncia y la búsqueda de ayuda formal entre las mujeres con discapacidad intelectual es aún menor.

Las barreras que se encuentran en ese camino son mayores. «La Policía y el Poder Judicial no suelen estar formados para actuar adecuadamente en casos en los que una persona con discapacidad participa como víctima, acusada o testigo», advierte el estudio.

Por otra parte, sus testimonios suelen tener menos credibilidad debido a los estereotipos que arrastran.

Además, muchas de las mujeres con discapacidad intelectual víctimas de abusos lo son sin ser conscientes de ello. En el caso de mujeres y niñas con discapacidad intelectual, suelen confiar más en desconocidos y presentan más dificultades para discriminar estas conductas.

Las autoras advierten de que en casos de víctimas con discapacidad intelectual la intimidación o amenaza se ve ajustada a la propia capacidad de entendimiento de la víctima. Por ejemplo, una amenaza como dejarla sola de noche en el campo, sin que tenga la posibilidad de volver a no ser que haga lo que el agresor le pida, es suficiente.

En este sentido, el informe constata la escasa y tardía formación e información sobre todos los aspectos referentes de la afectividad y sexualidad y señala que la actitud general de familias y profesionales consiste en negar este aspecto o reprimirlo.

Sin embargo, apunta a que hay una relación directa entre la frecuencia de la violencia sexual y la falta de educación sexual.

Por ello, una de las recomendaciones que formula es la creación de talleres para prevenir abusos y desmontar los mitos e ideas erróneas sobre la sexualidad de estas personas.