Peligroso permanente

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FOTOGRAFÍA. MADRID (ESPAÑA), 12.07.2022. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate sobre el estado de la nación que comienza este martes en el Congreso de los Diputados. Efe

Redacción.- Barcelona (España), viernes 15 de julio de 2022. Pedro Sánchez Pérez Castejón acaba de anunciar un nuevo y serio peligro. Con motivo de la reunión de la OTAN, dijo que «Putin no va a ganar la guerra». Eso es un bombazo que sobresalta a cualquiera que viva aquí y ahora. Dado que, como todo el mundo sabe, el tal Sánchez nunca dice una verdad, resulta imposible intuir que lo que ha dicho lo sea. Deducimos, pues, que según Sánchez, Putin ganará la guerra. El posible alivio es que, como muy bien sabemos, este señor no es adivino, tampoco es visionario, afortunadamente. Tampoco es lógico para deducir con criterio el futuro; así como no lo tiene lógica para el presente ni para reconocer el pasado (a su memoria antidemocrática nos remitimos).

Y yo me pregunto, ¿por qué y cómo se atreve a hacer una semejante profecía, en un ambiente semejante, con semejante auditorio y en semejante situación? ¡Ah, sí! Pues, claro, ese dicho es idéntico a todos sus dichos, sus palabras, sus discursos, sus todo: hablar por hablar. Eso es el semejante personaje. Ya que hablamos del idem, una vez zanjado el anterior tema, tengo que abordar otro de sus temas que me tiene muy soliviantado puesto que no es mera adivinación sino directamente intervención. Lo de intervenir le sienta. Eso de la injerencia o intromisión lo practica mucho y se le van viendo unos tics franquistas muy acusados. Más que tics son impulsos y tendencia intervencionista; o sea, eso, los impulsos y tendencias que manejaba «el claudillo». ¿Ejemplos? Muchos, todos los bien conocidos y últimamente se multiplican; es algo así como vicio, obsesión o estar enganchado, tiene mono de interventor. Puede ser eso, ansias de llegar pronto al caudillismo tipo chavista, o más bien franquista por las formas, el disimulo y tal… Chaves lo hacía a lo fanfarrón, el de aquí lo hace «a la chita callando»; es mucho más dictatorial, menos populista, pero más ladino, más zorro y más putinero.

No por nada, en estos días nos está diciendo que fuerzas ocultas le están carcomiendo a él, a su gobierno, a su incapacidad e inútil gobernanza. Cierto lo de fuerzas ocultas; son las que él mantiene bajo sus posaderas, allí ocultas para que no se vean. Naturalmente la culpa es de otros, o de Putin. Como quiera que sea, lo cierto es que sus intervenciones machacan al pueblo, destrozan el país, se burla de la señora democracia, a quien cita a menudo para seguir despojándola. Es más destructivo que el fuego de la sierra de la culebra. ¡A ver cuándo llegan allí las ayudas promesadas, que no prometidas! Eso sí, es muy prometedor pero tardo y mal cumplidor. Naturalmente es por culpa de otros, o de Putin. Sobre todo porque la oposición siempre está haciendo oposición; en vez de, dócilmente, seguir y apoyar los dictados de quien dicta. La oposición es un contubernio confabulado con poderes ocultos.

En fin, que tenemos a ‘Perico’ hecho un ‘perico’ sicofante, siervo fiel del George Soros. ¡Qué le vamos a hacer! Está ahí y seguirá hasta que caiga podrido de exhibicionismo, de gasto inútil e improductivo, de fomento de la ira del pueblo por su desastrosa praxis. La explotación, los manejos, la ruina, la desvergüenza y la tiranía que oferta a sus votantes y sus falderos que le siguen reverenciando, ¡por «la cuenta» que les tiene! Esa es la cuenta que pagamos los contribuyentes; o sea, los españolitos de «a pie y a impuestos». Pagamos todas las «franquicias» de Perico y, además, a todos sus subvencionados; incontables, casi infinitos y llegando más cada día. Aquí paga Perico, con «su dinero» expoliado al estado de malestar que nos ha fabricado.

Y llega, por fin, el debate del estado de «las naciones»; no, solo de la nación, las otras funcionan aparte. Pues bien, por fin Pedro Sánchez Pérez castejón. Se hace cargo y «soy plenamente consciente de las dificultades cotidianas de la mayoría de la gente, bla, bla, bla… Me hago cargo…». Y va y se hace cargo: «Me voy a dejar la piel para defender a la clase media trabajadora del país». Pero, ¿se entera de algo este mamerto petimetre? Si han liquidado a la clase media trabajadora, esa ya no existe en España (atención que él ha dicho «del país», y eso puede ser cualquier cosa menos España, por ejemplo: ¿qué país?). Está claro, para engañar lo tiene todo, es un peligro permanente. Pregunten a las eléctricas y a la banca. Pero no pregunten a Moncloa por el inmenso despilfarro que no cubrirá con lo que saquee a las anteriores. Ha prometido seguir mintiendo y engañando sin fin.

Isidro García Getino