Puigdemont cae en la trampa del CNI y Policía Nacional en una gasolinera 146 días después

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El preso Carles Puigdemont detenido ayer, domingo 25 de marzo de 2018, en una gasolinera de Alemania, 146 días después de su fuga de España para escapar del delito de rebelión. Archivo ACN.

Redacción – Según fuentes próximas a la operación, Carles Puigdemont Casamajò estuvo controlado de forma permanente desde que tomó la decisión de salir de Finlandia. Disponía de billetes de avión para volar desde Helsinki pero, tras la «Orden Europea de Detención y Entrega» (OEDE), las alarmas habrían saltado en cuanto hubiera cruzado la puerta de embarque de cualquier aeropuerto europeo. Barcelona (España), lunes 26 de marzo de 2018. Fotografía: El preso Carles Puigdemont detenido ayer, domingo 25 de marzo de 2018, en una gasolinera de Alemania, 146 días después de su fuga de España para escapar del delito de rebelión. Archivo ACN.

La fuga de Carles Puigdemont duró finalmente 146 días. Una veintena de agentes de la Comisaría General de Información (CGI) de la Policía Nacional y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) consiguió detener ayer, domingo 25 de marzo de 2018, al delincuente que más daño ha hecho a Cataluña y resto de España, en tan solo 2 años, Carles Puigdemont Casamajò, en una gasolinera al norte de Alemania, cuando trataba de volver por carretera hasta su refugio en Bélgica.

Así explican las fuentes de la histórica operación policial española, consultadas por el rotativo ‘El Confidencial‘.

El Puigdemont procedía de Finlandia donde estuvo el viernes, 23 de marzo, humillando como siempre a los españoles en lo que podrá convertirse en su último acto político durante muchos años, y acababa de cruzar la frontera con Dinamarca.

Fue el final de un discreto y complicado operativo de las Fuerzas de Seguridad del Estado que se ha prolongado durante casi cinco meses.

Las diligencias para controlar sus movimientos se aceleraron el viernes, 23 de marzo de 2018, después de que el juez del Tribunal Supremo, la bestia negra del separatismo Pablo Llarena, dictara el procesamiento de la cúpula del Gobierno golpista de los últimos años en Cataluña y reactivara la «Orden Europea de Detención y Entrega» (OEDE) contra Puigdemont y el resto de dirigentes hispanófobos del gobierno cesado el pasado sábado 28 d octubre de 2017 tras el golpe de estado separatista del viernes 27 de octubre, huidos a Bruselas (Bélgica) junta al «Peluchi» y los huidos después, Anna Gabriel Sabater (CUP) y Marta Rovira (ERC).

Explica ‘El confidencial’ que ese día por la mañana, Puigdemont había participado en varios actos de propaganda en Helsinki y tenía previsto permanecer allí un día más.

Sin embargo, decidió abandonar precipitadamente el país nórdico en cuanto tuvo conocimiento de las noticias que llegaban del alto tribunal y descubrió que las autoridades finesas estaban dispuestas a colaborar más activamente con las españolas que las belgas.

Francia y Alemania, países amigos de España con delito de rebelión en sus respectivos códigos penales

El entorno del Puigdemont trató de ocultar los detalles de su vuelta a la mansión de Waterloo, pero, en ese momento, el prófugo ya estaba siendo sometido a un estrecho marcaje de los servicios de Información de la policía y del CNI.

Según fuentes próximas a la operación, estuvo controlado de forma permanente desde que tomó la decisión de salir de Finlandia.

No tenía muchas alternativas para volver a Bélgica.

Disponía de billetes de avión para volar desde Helsinki pero, tras la «Orden Europea de Detención y Entrega» (OEDE), las alarmas habrían saltado en cuanto hubiera cruzado la puerta de embarque de cualquier aeropuerto europeo.

Por carretera, la opción más larga implicaba cruzar en ferry el Golfo de Finlandia y desembarcar en Tallin (Estonia), uno de los países con los que ha tejido más lazos el separatismo en los últimos años.

Pero después habría tenido que seguir bajando por el resto de países bálticos y, si quería llegar a suelo belga, necesariamente debía cruzar Alemania o Francia, dos países con los que España mantiene fuertes vínculos de cooperación policial y que incluyen el delito de rebelión en sus respectivos códigos penales.

Puigdemont y sus cuatro acompañantes optaron finalmente por atravesar Alemania por el camino más corto.

Saltaron en ferry a Estocolmo (Suecia) y pusieron rumbo hacia Copenhague (Dinamarca).

A las tres horas de salir de esta última ciudad, el grupo cruzó la frontera germana con la península de Jutlandia.

El viaje se desarrollaba sin contratiempos. En unas siete horas estarían en Waterloo.

El preso Carles Puigdemont detenido ayer, domingo 25 de marzo de 2018, en una gasolinera de Alemania, 146 días después de su fuga de España para escapar del delito de rebelión. Archivo ACN.

Pero sus planes se torcieron a las 11:19, solo 20 minutos después de pisar suelo alemán.

Una patrulla de la policía de carreteras del estado de Schleswig-Hosltein los interceptó en una gasolinera de la autovía de Hamburgo.

La información había sido proporcionada previamente por los agentes de campo de la Policía Nacional y del CNI.

La Comisaría General de Información puso sobre el terreno a entre seis y 10 efectivos, y los servicios de inteligencia, a otra decena de operativos.

Nunca le perdieron la pista.

Además, el CNI consiguió información adicional mediante sistemas de espionaje electrónico (correo electrónico, llamadas de móvil, mensajería instantánea…) que le permitieron acceder a las comunicaciones de Puigdemont con su entorno más cercano y a datos de posicionamiento, según han confirmado a este diario fuentes cercanas al despliegue.

Su coche estaba balizado.

En este tiempo también ha habido vigilancias continuas a Puigdemont, pero eran sumamente difíciles por la negativa de las autoridades belgas a colaborar con los servicios de información españoles.

Se decidió que el CNI centralizara los seguimientos y que la Policía Nacional y la Guardia Civil le reportaran las novedades más significativas a las que fueran accediendo.

Los datos recopilados y el conocimiento adquirido durante estas últimas semanas permitieron el arresto del delincuente Puigdemont  menos de 48 después de que Llarena decidiera procesarlo.

Las fuentes consultadas creen que el preso Puigdemont cometió un enorme error de cálculo

¿Cómo es posible que, después de casi medio año de una huida que parecía diseñada milimétricamente para salvarse de una condena por rebelión, y de haber confiado su futuro político al desafío frontal al Estado, Puigdemont haya caído tan rápido?

Las fuentes consultadas creen que el preso Puigdemont cometió un enorme error de cálculo.

A pesar de que era previsible que el juez concluyera la instrucción el viernes y reactivara su OEDE, mantuvo su viaje a Helsinki, un país que también contempla el delito de rebelión.

Cuando sonó la alarma, Puigdemont no tuvo más remedio que recurrir a una salida desesperada para retornar a su santuario belga.

Anoche, durmió en la prisión alemana de Neumünster, un centro construido a principios del siglo pasado que fue reformado en 2004 y que dispone de 600 celdas.

Está previsto que hoy pase a disposición judicial.